Comisión de
Desarrollo Rural CÁMARA DE
DIPUTADOS
H. CONGRESO DE LA UNIÓN |
CÁMARA
DE DIPUTADOS LVIII LEGISLATURA |
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Buzón de sugerencias |
I
n f o r m a c i ó n G e n e r a l El Desarrollo Rural en México. El creciente proceso de participación ciudadana en la vida
pública del país ha dado por resultado un Congreso cada vez más dinámico, que
ha consolidado ya un papel protagónico y dejado atrás la subordinación al
poder ejecutivo. En este marco, la definición de un programa de trabajo
obliga a revisar los conceptos, alcances y perspectivas de su materia de
trabajo. Las evidencias cotidianas muestran cada vez más que el campo
mexicano requiere atención urgente y enfoques significativamente diferentes a
los actuales. Se puede considerar que esa necesidad ha alcanzado grados de
urgencia que hacen del desarrollo rural una prioridad de seguridad nacional, por argumentos como los
siguientes: ·
En el campo se localiza la mayor cantidad de pobres y pobres
extremos del país. ·
La inmensa mayoría de la población indígena habita en el medio rural
y prácticamente la totalidad de ella se encuentra vinculada a los
procesos que ocurren en esa porción
de territorio ·
La dinámica de la migración
a los Estados Unidos de América está relacionada íntimamente con el proceso de desarrollo rural, que es
la fuente abrumadoramente mayoritaria de emigrantes que, por un
lado, proporcionan al país ingresos significativos por remesas y, por otro
lado, son objeto de violaciones recurrentes de sus derechos humanos y fuente
de conflictos internacionales. ·
Las áreas rurales, sin perspectivas de vida digna para sus
habitantes, se están convirtiendo en espacios de diversa forma funcionales al
narcotráfico, con la cauda de consecuencias de este hecho. ·
De la misma manera, la violencia avanza en el medio rural empujada
por los efectos laterales de la violencia del narcotráfico, que se
diversifica hacia otras actividades delictivas de alta rentabilidad económica. ·
La principal fuente de reclutamiento para el crimen en las ciudades
es también, directa o indirectamente, el flujo de inmigrantes. ·
En el medio rural, en el mismo contexto de falta de horizontes de
desarrollo, se encuentran alojados movimientos insurreccionales que deberían
ser extemporáneos y desmienten la civilidad de que presumimos en el ámbito
electoral. ·
Está pendiente la discusión sobre política alimentaria, en donde es
indispensable la producción como garantía de soberanía que no puede ser
sustituida por importaciones. ·
Los principales valores ambientales están en manos de los habitantes
rurales; entre otros: la conservación de la biodiversidad, la mitigación del
calentamiento atmosférico y la conservación de las funciones de las cuencas
hidrográficas como factor vital para el abastecimiento de agua y la reducción
del riesgo de desastres. Con aún un tercio de la población nacional, el campo no puede ser
simple objeto de cirugía demográfica por ser considerado lugar de
inviabilidad empresarial, especialmente a la luz de las imperfecciones de un
mercado abierto indiscriminadamente a competidores subsidiados con mucho
mayor capacidad de negociación, como se ha demostrado en los casos del acero,
el cemento, azúcar o frutas y a la luz también de la incapacidad de las
ciudades para alojar sanamente a la población expulsada de sus parcelas. El contexto contemporáneo del
campo mexicano es radicalmente diferente al campo de la Revolución, del
periodo del reparto agrario, de la postguerra y expansión agropecuaria o al
campo del periodo de la sustitución de importaciones. Actualmente tiene, al
menos, los siguientes rasgos característicos: ·
Una población emergente sin acceso a la tierra, , que tiende a ser
mayoritaria ·
Feminización de la población ejidal y rural en general ·
Diversificación de las estrategias de vida de las familias campesinas ·
Intensificación de las relaciones con los núcleos urbanos ·
Reducción significativa de la viabilidad de las actividades
económicas tradicionales ·
Reducción hasta el mínimo de la atención gubernamental ·
Intensificación de la interacción internacional con mercados y
tecnologías Estos rasgos diferencian sustancialmente a los campesinos actuales
de los que lucharon por la tierra en 1920, en los treintas o en los setentas
y, aún, de los que abordaron la tarea de integrarse a las actividades
productivas del campo en los ochentas y noventas. La
reforma agraria de 1992 no ha provocado los flujos de financiamiento al
campo y, en general, han tenido menor impacto de lo esperado en cuanto a las
tendencias en la tenencia de la tierra. Los ganaderos han consolidado sus
propiedades, pero no parecen tampoco haber intensificado su producción ni
tener una mejor posición competitiva, cuando la competencia es con
productores altamente tecnificados, subsidiados y posicionados en los
mercados. Diversos datos sobre la inestabilidad
social, tienen su cima en la proliferación del narcotráfico y actividades
ilegales relacionadas y, por otro lado, en la presencia de movimientos
insurreccionales identificados en Chiapas, Guerrero y Oaxaca y posiblemente
en la Huasteca hidalguense, potosina y veracruzana así como en la Sierra de
la Zongolica. La
inestabilidad social abarca también el drama de la migración en la frontera
norte, las condiciones infrahumanas de los jornaleros agrícolas y la
población que arriba a las grandes ciudades. Estos, los datos más visibles de
una realidad mucho más profunda y generalizada, indican que no han sido
suficientes las estrategias de contención social con programas
asistencialistas en sustitución de los instrumentos de fomento a la
producción agrícola y a la diversificación económica regional. El déficit de puestos de
empleo de calidad invalida la pretensión, que han manifestado importantes
funcionarios de las administraciones recientes, de copiar los indicadores
demográficos primer mundistas, con proporciones inferiores al 5% de población
rural, por lo que se hace cada vez más urgente volver a examinar las
posibilidades para un desarrollo humano digno de las comunidades rurales y
evitar conclusiones insuficientemente fundamentadas y comprensivas que
simplemente declaran al campo como no viable para la producción, el
desarrollo y aún para una atención asistencial eficiente. Es
imposible hoy intentar el regreso a una comunidad idílica
actualmente inexistente, a la vez que es urgente encontrar las soluciones que
ese importante y, por lo visto, persistente segmento de la población,
requiere. Algunos de los conceptos de una imagen
objetivo del campo mexicano, dentro de su diversidad pueden ser: ·
Comunidades rurales con núcleos de población como espacio físico de
organizaciones múltiples, donde la agraria sea una entre las varias posibles
y deseables. ·
Reagrupamiento de núcleos en microrregiones, con dimensiones
suficientes para hacer posible la prestación de servicios básicos y a la vez
reducidas para asegurar el intercambio directo de la cultura y la vida rural.
Este reagrupamiento se debe dar fundamentalmente a través del desarrollo de
las cabeceras municipales como polos microrregionales de atracción con
condiciones como: Þ Educación:
ciclos escolares hasta secundaria, incluyendo el cuidado activo de niños
pequeños como condición indispensable de equidad de género. Þ Salud:
hospitales de primer nivel Þ Servicios:
agua domiciliaria, manejo de residuos en traspatio y recolección de
materiales no biodegradables, sanitarios con agua corriente y fosa séptica o
drenaje, telefonía y energía eléctrica Þ Centro
de abasto comunitario de bienes de consumo y de acopio-distribución de bienes
de producción Þ Vivienda:
con traspatios, habitaciones no promiscuas y piso revestido Þ Centro
de cultura, con programas de actividad y personal calificado. Þ Centro
deportivo con programa de actividades. Þ Desarrollo
de negocios diversificados, incluyendo la integración agroindustrial, el
desarrollo local de servicios periféricos a las actividades primarias, la
pequeña y microindustria y negocios turísticos, entre otros. Þ Infraestructura
regional de servicios de calidad, con alcance intermedio, basados en el
desarrollo de ciudades intermedias. Þ Desarrollo
de los municipios como espacios propicios para la concertación y la suma de
energías y capital social. Un escenario como el deseado, se opone a la realidad actual de
tierra asolada y en decadencia que se observa generalmente. En estas
condiciones, el ejido tiene un papel importantísimo que jugar al lado de los
pobladores rurales particulares, para lo que se requiere iniciar una transformación profunda de los conceptos básicos, las
políticas y los instrumentos del desarrollo, especialmente orientada a
multiplicar las oportunidades de desarrollo local y de desarrollo humano
desde la localidad. Para esto, es indispensable un trabajo básico de
organización y concertación interna en las comunidades. El Desarrollo Rural no puede
ser tal desde la pura óptica de la producción mercantil agropecuaria y
forestal y es posible afirmar que, hasta el momento, las políticas hacia
el campo han sido de corte sectorial, especializado, lo que significa
dispersión de esfuerzos, altos costos de transacción y, en muchas ocasiones,
interacciones negativas en la aplicación de los distintos objetivos de
política: es urgente elaborar un nuevo objeto de una política de atención al
campo integral, coordinada y armonizada. El Desarrollo Rural que requiere el país para los próximos cincuenta años integra elementos de política hacia
aspectos como: producción agropecuaria y forestal; desarrollo industrial;
turismo; financiamiento y crédito; comercio; tenencia de tierra; desarrollo
cultural; asentamientos humanos; salud; educación; infraestructura de comunicación,
electrificación, agua potable, disposición de desechos, entre otra; medio
ambiente; población indígena; combate a la pobreza; trabajadores migratorios;
mujeres; equidad de género; seguridad social; participación electoral o
manejo de desastres, los cuales deben reflejarse adecuadamente en las leyes
correspondientes y en la aplicación de los programas de gobierno. La
agenda del Desarrollo Rural no puede orientarse a la centralización de
todos los aspectos que ocurren en el medio rural ni tampoco puede pensarse un
marco jurídico exhaustivo que tendría la pretensión de regir todos los
aspectos creando así una escisión entre medio rural y urbano. En cambio, como
ocurre con el cuidado del medio ambiente y otros temas transversales, es posible y urgente armonizar los contenidos de
las políticas, instrumentos y marco jurídico. Desde esta perspectiva integral, corresponde la convocatoria incluyente para iniciar una discusión a fondo de un
tema que ha sido pospuesto, a la luz de lo cual se puedan establecer primero
los conceptos fundamentales para una agenda de acción hacia la rehabilitación
del espacio rural como un espacio con un papel de futuro insustituible. Las fracciones parlamentarias representadas en la Cámara de Diputados
de la LVIII Legislatura acordaron constituir una Comisión de Desarrollo
Rural, ante la nueva realidad del campo mexicano, que requiere de una
atención basada en un concepto múltiple de esa realidad y el reconocimiento
de que las necesidades de la población trascienden los asuntos relacionados
con la producción agropecuaria y forestal. Particularmente, la inclusión de
aspectos de orden social, cultural, económico y político que requieren de
apoyos institucionales y medidas legislativas para atender debidamente al
campo mexicano y sus pobladores. |
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