El Surgimiento de una Nación -
  Un gobierno sin poder legislativo


Noticongreso

El 20 de abril de 1853, la Cámara de Diputados otorgó a Antonio López de Santa Anna el poder para gobernar a México. En su gabinete destacó sin duda, la presencia de Lucas Alamán quien nunca ocultaría su franca inclinación hacia los intereses conservadores.

Santa Anna promulgaría entonces las Bases para la Administración de la República, que servirían de código legal en tanto se promulgara una nueva constitución. De hecho, ellas estaban previstas para otro fin: permitir al Ejecutivo gobernar sin cortapisa, sin tener que dar cuentas a ningún otro poder, salvo a un remedo de Legislativo, el Consejo de Gobierno, designado por el propio Santa Anna, y que, en ningún momento, presentó oposición a las políticas del presidente.Para evitar el enfrentamiento con el Congreso, el presidente establecía en uno de los puntos de las Bases que las legislaturas locales y federal entrarían en receso mientras él gobernaba con amplias facultades en bien de la patria.

Además de la casi absoluta libertad política de la que gozaba, Santa Anna contaba con el apoyo de militares, del clero y del Partido Conservador. De acuerdo con los intereses reaccionarios y del propio presidente, se fortaleció el gobierno centralista y se dieron diversas medidas tendientes a limitar la influencia liberal dentro de la vida nacional: expulsó del país a hombres como Mariano Arista y Benito Juárez por considerarlos amenazantes del sistema; restringió la libertad de imprenta mediante la llamada Ley Lares, limitó el libre tránsito por el territorio mexicano, obligando a nacionales y extranjeros a portar pasaporte en sus travesías por el país, restableció la Compañía de Jesús y autorizó el funcionamiento de los conventos.

Poco a poco las medidas dictatoriales de Santa Anna, en su afán por conseguir emolumentos para la vida cortesana que lo distinguía, lo condujeron a fijar impuestos para gravar aspectos francamente ridículos.

Durante el último gobierno santannista se presentó también el conflicto del territorio en disputa de La Mesilla, el cual fue vendido a los Estados Unidos en 10 millones de pesos que fueron utilizados en beneficio de Santa Anna y el boato que le rodeaba.

Diversos levantamientos en todo el país se generalizaban en contra de los conservadores y en defensa de los principios liberales. Fue en esta coyuntura de excesos y despilfarros que se hizo el pronunciamiento del Plan de Ayutla del 1 de marzo de 1854 y que fue reformado diez días después en Acapulco por Juan Alvarez. Alvarez e Ignacio Comonfort quedaron al frente de la revuelta cuyos planteamientos estipulaban el desconocer a Santa Anna, y elegir un presidente interino que convocara a un Congreso extraordinario, que tendría como tarea prioritaria constituir a la nación en república representativa y popular.

La Revolución de Ayutla se encontraba muy extendida y los esfuerzos de Santa Anna resultaron infructuosos, por lo que decidió salir del país en agosto de 1855.