Ante la falta de un gobernante ejecutivo el Congreso
nombró un triunvirato integrado por Guadalupe Victoria,
Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete; declaró inexistentes
el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, y en respuesta
al Plan de Casa Mata llamó nuevamente a elecciones.
El 8 de noviembre de 1823 comenzaron las labores legislativas.
Designó a una comisión para elaborar el Plan de Constitución
Política de la Nación Mexicana. En el Congreso, los
representantes defendían las opciones viables para la
organización política de México.
El primer
paso para otorgar un cuerpo legal a la nació fue el
Acta Constitutiva de la Federación en la que se establecieron
los lineamientos para conformar al Estado mexicano.
Así, México
pasó de ser una monarquía a una república federal. Como
producto del debate legislativo, en el seno del Congreso
Constituyente surgió la primera Constitución Federal
de los Estados Unidos Mexicanos que se proclamó el 4
de octubre de 1824.
En las
entidades creadas por la Constitución de 1824 fueron
surgiendo congresos locales, en la medida en que se
redactaron sus constituciones particulares, a ejemplo
de la Carta Magna. Uno de los puntos que debieron atender
con detenimiento fue el relativo a los municipios, además
de todo lo referente a s organización interna y las
características de sus autoridades. Tare primordial
fue la elección del Presidente de la República. El cargo
de presidente recayó en Guadalupe Victoria y el de vicepresidente
en Nocivas Bravo.
Una vez
resuelto el problema de la Constitución y de la elección
presidencial, el Congreso convocó nuevamente a elecciones
para dar paso al Congreso Constitucional (compuesto
de una cámara de senadores y otra de diputados) que
tendría como tareas prioritarias la redacción de la
leyes, la búsqueda del reconocimiento internacional
y el no menos importante asunto de los empréstitos necesarios
para rehacer a la nación tras once años de guerra. Desde
un principio, este congreso reflejó las tendencias políticas
de sus miembros que ahora mostraban su pertenencia a
las logias masónicas. La yorkina, garante del federalismo;
la escocesa que agrupaba en su seno a antiguos centralistas,
a caducos iturbidistas y a partidarios del antiguo orden.
Este antagonismo
entre los dos grupos explica la confrontación en el
seno del Congreso frente a la elección presidencial
de 1828; la disputa entre el candidato de los escoceses,
Manuel Gómez Pedraza y su rival, Vicente Guerrero. Al
efectuarse la elección presidencial, la votación favoreció
inesperadamente al candidato escocés Gómez Pedraza y
demostró el poder de decisión de los estados y mostró
una vez más el sentido de autonomía que gozaron desde
un principio. Sin embargo, el Plan de Perote, proclamado
por Antonio López de Santa Anna, pidió la destitución
de Pedraza.
Frente
a tal situación, un nuevo Congreso Genera instalado
el 1 de enero de 1829, de mayoría yorkina, reaccionó
anulando por decreto del 12 enero la votación. Justificó
su decisión ante la posible traición de algunas legislaturas
al verdadero sentir de sus representados; declaró presidente
a su candidato, Guerrero y provocó el primer gran conflicto
al que se enfrentaría el sistema federal. El segundo
Congreso Constitucional terminó su existencia en medio
de la crítica periodística, que señalaba a las logias;
como promotoras de la división nacional, y de un gran
descontento generalizado.
Tras la
destitución de Vicente Guerrero como presidente, Anastasio
Bustamante se encargó del Ejecutivo. Su política fue
centralizante y favoreció al grupo escocés. Fue un tiempo
despunte económico para el país.
La política
emprendida por el presidente, sin embargo, trajo consigo
las protestas de aquellos sectores que consideraron
en riesgo el sistema federal y las sublevaciones no
se hicieron esperar en distintos puntos de la nación
apelando al respeto a la Constitución y la vuelta al
poder de Manuel Gómez Pedraza. Uno de los primeros pasos
en la gestión pedracista fue la disolución del Congreso
y la convocatoria a nuevas elecciones para la renovación
total de las Cámaras. Las legislaturas locales, por
tanto, también se renovaron y procedieron a la elección
del Poder Ejecutivo que recayó, como era de esperarse,
en Antonio López de Santa Anna, el representante de
la gran fuerza militar, y en el progresista Valenín
Gómez Farías como vicepresidente.
El gobierno
encontró en el Poder Legislativo el respaldo necesario
para emprender medidas radicales. El primer intento
formal por acabar con las prebendas de clero y milicia,
se dio en 1833, durante la presidencia de Valentín Gómez
Farías, cuando se dictaron reformas encaminadas a dar
un golpe frontal a las instituciones, más poderosas
que la estancia colonial había heredado: la Iglesia
y el ejército.
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