Inmediatamente
después de que Huerta asumiera el poder, el gobernador
de Coahuila, Venustiano Carranza, logró que la
legislatura estatal lo desconociera al tiempo
que le otorgaba a él facultades extraordinarias
para coadyuvar al restablecimiento de la legalidad
en toda la nación. Una semana después comenzó
su odisea revolucionaria; convocó al país a luchar
contra el gobierno y proclamó el Plan de Guadalupe
( 26 de marzo de 1913 ). En él se designaba a
Carranza Primer Jefe del Ejército Constitucionalista
-porque pretendía restablecer el orden constitucional
roto con el asesinato de Madero- y encargado del
Poder Ejecutivo de la Nación. El ejército constitucionalista
inició un largo camino de batallas triunfales
distinguiéndose como generales Francisco Villa
y Alvaro Obregón.
El
éxito obtenido junto a la continua presión
ejercida por los Estados Unidos sobre el
gobierno de Huerta, y el repudio general
del pueblo mexicano hacia la invasión a
Veracruz, lograron que, finalmente Huerta
renunciara. Muy pronto, los graves problemas
internos afloraron. Los zapatistas continuaban
en su lucha; Carranza procuró en vano un
acercamiento con ellos. En septiembre de
1914 Zapata dictó un decreto en el que disponía
la nacionalización de los bienes de los
enemigos de la revolución zapatista. Por
otra parte, Carranza no estaba satisfecho
con la popularidad que había adquirido el
Centauro del Norte y la famosa división
a su mando.
La
prohibición por parte del Primer Jefe para tomar
Zacatecas hizo que Villa se sublevara y renunciara
como jefe de la División del Norte, sus generales
desconocieron a Carranza y avanzaron para tomar
la plaza. Para dar una solución al conflicto se
firmó el Pacto de Torreón; en el Villa reconoció
a Carranza como Jefe y éste a Villa como comandante
de la División del Norte; se asentó que Carranza
debería llamar a una convención de jefes revolucionarios
-una vez derrotado Huerta- que fijara fecha de
elecciones y aprobara un programa de gobierno.
Francisco Carvajal, presidente interino que sustituyó
a Huerta, trato de negociar la paz con los constitucionalistas,
pero Carranza exigió una rendición incondicional.
Carvajal renunció al cargo y salió del país. Se
firmó el Tratado de Teoloyucan por el cual la
ciudad de México quedó en manos de los constitucionalistas
y se disolvió el ejército federal.
Las
demandas de diferentes grupos fueron tomando fuerza.
Hacia fines de 1913, en Ciudad Juárez, se entrevistó
con Villa una delegación zapatista a la que éste
le manifestó su simpatía por su causa, sin pensar
tal vez en los lazos que más tarde los unirían.
Para
Carranza las ideas de Villa y Zapata correspondían
a un contexto local y no nacional, él iba más
lejos, y consideró que sus actitudes ponían en
peligro el futuro del país. La situación de Carranza,
una vez ocupada la ciudad de México, era difícil.
La presión por parte de los que pedían una reorganización
del Estado se había hecho más fuerte. A pesar
de que no era partidario de convocar a una convención
de jefes revolucionarios Carranza tuvo que aceptarla.
Villa fue invitado, pero los continuos problemas
que tenía con Carranza y la diferencia de proyectos
lo hicieron romper con el Primer Jefe. Anunció
que no acudiría. A las primeras reuniones ( 1
al 4 de octubre ) en la ciudad de México, asistieron
una mayoría de delegados de Carranza que tras
su renuncia a la Primera Jefatura, lo ratificaron
como encargado del Poder Ejecutivo. En México
se celebraron solamente cuatro sesiones ya que
se había aprobado el traslado a Aguascalientes
que fue declarada zona neutral para que los delegados
discutieran con mayor libertad, pero a medida
que los días pasaban la División del Norte se
aproximaba a la ciudad.
Ya
iniciadas las sesiones, la Convención se
declaró soberana, es decir no sometida a
ninguna otra autoridad. Villa se presentó
ante la Convención y prometió obediencia
a los acuerdos que fueran tomados; a una
invitación expresa llegó la delegación zapatista
encabezada por Antonio Díaz Soto y Gama
( que había sido miembro fundador del Club
Liberal Ponciano Arriaga y diputado de la
XXVI Legislatura ). En Aguascalientes el
país buscaba nuevos caminos, la Convención
reunió a las fuerzas populares en conflicto,
que juntas pretenderían buscar soluciones
a las reivindicaciones sociales, económicas
y aun políticas del pueblo.
A
pesar de los esfuerzos por lograr la cohesión
del grupo revolucionario, los convencionistas
estaban divididos en tres facciones: la villista-zapatista
( que debido a los triunfos armados del Centauro
del Norte era la que tenía más prestigio ), la
carrancista y la independiente.
La
principal diferencia entre los grupos en pugna
fue que tanto zapatistas como villistas querían
cosas concretas; en cambio, los carrancistas proponían
una serie de cambios políticos que al pueblo le
era difícil comprender. En diciembre de ese mismo
año Villa y Zapata tuvieron un encuentro en Xochimilco
y acordaron continuar la lucha.
La
situación se complicó cuando Carranza desconoció
a la Convención y marchó a Veracruz ésta lo cesó
de su cargo y a Villa del suyo; Eulalio Gutiérrez
fue nombrado presidente provisional de la República,
y a pesar de sus intenciones, los enfrentamientos
hicieron que poco a poco la Asamblea fuera perdiendo
representatividad. Las tropas convencionistas
al mando de Villa ocuparon la ciudad de México
y el presidente Gutiérrez se instaló en ella,
iniciándose nuevamente las sesiones. Al no poder
conciliar los intereses revolucionarios el presidente
renunció tras dos meses de gobierno y lo sucedieron
Roque González Garza y Francisco Lagos Cházaro.
A medida que pasaba el tiempo la Convención se
fue fraccionando, se trasladó a Cuernavaca al
abrigo del zapatismo, luego a Toluca y de nuevo
a Cuernavaca donde se disolvió cuando en toda
la República triunfaba el constitucionalismo.
A
pesar de haber contado con el respaldo del
ejército villista, la Convención nunca se
convirtió en una verdadera fuerza política
capaz de formar un gobierno popular. En
tanto, Carranza, que contaba entre sus colaboradores
más cercanos con varios miembros de la XXVI
Legislatura, consideró que la ocasión era
propicia para realizar cambios, ya que si
no hacía suyas algunas de las demandas populares,
la balanza se inclinaría hacia el lado de
los convencionistas. Con las Adiciones al
Plan de Guadalupe, de diciembre de 1914,
presentó su propuesta para resolver los
problemas nacionales.
En
ellas maneja la lucha entre convencionistas y
constitucionalistas como un enfrentamiento entre
la reacción y la revolución y plantea que el Poder
Ejecutivo a su cargo dictará durante la lucha
leyes agrarias que favorezcan la creación de la
pequeña propiedad, la disolución de los latifundios
y la restitución de sus tierras a los pueblos;
legislará para mejorar la condición del peón rural,
del obrero, del minero y en general de las clases
proletarias; se establecerá la libertad municipal;
se dictarán las bases para la organización del
Poder Judicial; disposiciones que garanticen el
cumplimiento de las Leyes de Reforma y se harán
reformas políticas que aseguren la aplicación
de la Constitución. Inmediatamente el gobierno
carrancista en Veracruz empezó a dictar las leyes
necesarias . La más importante fue la Ley Agraria
del 6 de enero de 1915, obra de Luis Cabrera,
y que estaba destinada a conseguir el apoyo del
campesinado y asegurarle a Carranza el triunfo
armado.
El
ejército constitucionalista tuvo tiempo para reorganizarse
e intensificó su campaña contra el Centauro del
Norte. En el país, la situación se había vuelto
extrema tras cinco anos de lucha, la crisis del
campo repercutía en las ciudades, las cosechas
de maíz apenas alcanzaban para abastecer a los
ejércitos en pugna, la producción de trigo tuvo
un fuerte descenso; el comercio y transporte de
mercancías era difícil ya que los ferrocarriles
eran usados para trasladar a las tropas. El costo
de la vida aumentó, los campesinos dejaron sus
tierras sin cultivar. Villa recurrió a la venta
de ganado y préstamos forzosos para abastecer
a sus tropas, los zapatistas luchaban y sembraban,
los carrancistas se financiaron con confiscaciones
y préstamos forzosos. La ciudad de México sufría
el acoso de todas las facciones. Era necesaria
una definición y Villa se enfrentó a Obregón en
cuatro grandes batallas en el Bajío. Fue el fin
del poderoso ejército villista que se vio en la
necesidad de replegarse a Chihuahua. Entre una
derrota y otra Villa pudo aún emitir una Ley Agraria
que llegó demasiado tarde, puesto que carecía
ya de la fuerza para ponerla en práctica. Dicha
ley dada en León Guanajuato, el 24 de mayo de
1915, fue un intento por contrarrestar la del
6 de enero de Carranza, que propuso y llevó a
cabo dotaciones de tierras en las zonas dominadas
por el ejército villista, con base en la adquisición
individual mediante la compra y la expropiación
de las haciendas o su enajenación, con el fin
de establecer pequeñas propiedades que no excedieran
de 25 hectáreas.
En
agosto de 1915 las fuerzas constitucionalistas
ocuparon definitivamente la capital del país y
en octubre los Estados Unidos otorgaron el reconocimiento
al gobierno de Carranza. Pero la lucha con Villa
no acabó allí, pues éste y su gente se lanzaron
una guerra de guerrillas que duró hasta su amnistía
en 1920.
Los
problemas internos por los que atravesaba el país
seguían siendo numerosos: la Convención agonizaba
aunque en abril de 1916 expedía su Programa de
Reformas Político-Sociales, se pusieron en circulación
los billetes infalsificables, los trabajadores
exigían el pago de sus salarios en oro atemorizados
por la falta de validez de sus billetes, se habían
disuelto los Batallones Rojos y se siguió una
política de mano dura contra los obreros, se impidió
la actividad de la Casa del Obrero Mundial y sus
dirigentes fuera perseguidos. Carranza tuvo que
invocar la Ley del 2 5 de enero 1862 para castigar
los delitos contra la paz pública y el orden pues
las huelgas en la ciudad de México provocaron
la suspensión de los servicios públicos tales
como el eléctrico, el agua y otros. Además continuaba
en actividad grupos armados en diversos lugares
de la República.