A pesar de que el
triunfo de Madero en las elecciones fue indiscutible su popularidad
había disminuido durante los días del interinato debido a
una serie de problemas que tuvo que enfrentar, entre ellos
la continuidad del movimiento zapatista. Ya que la mayoría
de los revolucionarios que ocupaba cargos administrativos
no tenía experiencia en este campo, la resolución de los problemas
se hizo en forma lenta y cautelosa, lo cual exasperó a la
gente y llevó a muchos a volverse contra Madero. El clima
de inquietud y revueltas sería uno de los problemas mayores
a los que se enfrentó el naciente gobierno maderista. Por
otra parte, Madero heredó un Poder Legislativo porfirista
con el que tuvo que trabajar por casi un año y que fue renovado
en septiembre de 1912.

La
Cámara de Diputados, autónoma e independiente por primera
vez en muchos años, realizó una fuerte labor de oposición
al régimen maderista con una independencia no ejercida antes.
A finales de abril de 1912 la mayoría de las legislaturas
de los estados habían aprobado la reforma de la Constitución
que establecía el voto directo para las elecciones de presidente,
vicepresidente, diputados y senadores y, como correspondía,
de acuerdo a los términos marcados por la Constitución, en
junio de 1912 se realizaron elecciones para diputados y senadores
(voto directo) y ministros de la Suprema Corte de Justicia
(sufragio indirecto). Las elecciones se llevaron a cabo en
forma tranquila.
El Senado se renovó sólo en parte y en él quedó un grupo importante
de hombres del antiguo régimen. La XXVI Legislatura sesionó
apenas seis meses efectivos. La instalación de la Cámara ocupo
muchas de las sesiones y dejó poco tiempo para emprender las
reformas, pero fue escenario de intensos debates entre revolucionarios
y porfiristas.
La
mayoría de los partidos políticos tuvo representación en la
Cámara: estaban el Partido Constitucional Progresista o "
Renovador ", el Liberal y el Católico; a ellos se sumaban
los diputados llamados independientes. El más significativo
y mayoritario de los grupos que integraron la legislatura
fue el " Renovador ", que a pesar de ser partidario
de Madero no siempre estuvo de acuerdo con su política conciliadora.
Quizá
la iniciativa más importante que se presentó ante el cuerpo
legislativo fue la de Luis Cabrera, relativa a la dotación
y reconstitución de ejidos. Este proyecto fue punto de partida
de la Ley Agraria del 6 de enero de 1915 que decretó Carranza
y que luego se incorpororaría al artículo 27 constitucional.
Otra iniciativa importante fue la de una ley obrera para los
trabajadores de las fábricas textiles, que contó con el consenso
de la diputación maderista. Hicieron la defensa de esta ley
Jesús Urueta, Heriberto Jara y José N. Macías, quienes se
manifestaron por un estado interventor en la economía y regulador
de la riqueza social generada por el trabajo.
Conforme
transcurrió el gobierno de Madero, muchos diputados, decepcionados
del régimen, se fueron alejando y otros radicalizando en su
posición al no encontrar respuesta a su demandas. Aunque la
Cámara tuvo pocos logros efectivos, marcó un camino al movimiento
revolucionario.
Los
zapatistas continuaron en su lucha por la tierra y a no ver
resueltas sus peticiones, en noviembre de 1911 formularon
el Plan de Ayala que, en lo político, desconocía a Madero
como presidente y jefe de la Revolución y llamaba a su derrocamiento
mientras que en lo agrario disponía la nacionalización de
los bienes de los enemigos de la Revolución y resolvía que
los pueblos campesinos entraran en posesión de sus tierras
desde ese momento y que las conservaran defendiéndolas con
las armas.
Otra
de las rebeliones fue la de Pascual Orozco, quien con el apoyo
de la oligarquía de Chihuahua y de la legislatura local firmó
el Pacto de la Empacadora. El orozquismo, tras importantes
batallas, fue sofocado por las fuerzas leales a Madero.
El
clima de inseguridad que se vivía en el país, persistencia
de la rebelión zapatista, las discusiones sobre una reforma
agraria en el Congreso, los sindicatos y la actitud de los
inversionistas extranjeros, empezaron a preocupar a los que
tenían; el poder económico; pensaban que si Madero era incapaz
controlar al país sería necesario tomar medidas radicales.
El
cuartelazo en contra del presidente Madero comenzó con la
sublevación de una parte del ejército federal el 9 de febrero
de 1913, y se prolongó durante los diez días conocidos como
la Decena Trágica. El pacto de los sublevados fue firmado
en embajada de los Estados Unidos con la intervención directa
del embajador Henry Lane Wilson; por él se destituía de su
cargo a Madero; él y el vicepresidente Pino Suárez se vieron
obligada presentar sus renuncias en sesión extraordinaria
del congreso. Muchos diputados no asistieron y no hubo quórum
legal. A pesar de ello, el Secretario de Relaciones Exteriores,
Pedro Lascuráin protestó como presidente de acuerdo con la
Constitución y designó a Victoriano Huerta Secretario de Gobernación;
acto seguido renunció a la presidencia, y la dejó en manos
de Huerta. Sólo 8 diputados votaron en contra de las renuncias
de Madero y Pino Suárez, que pocos días después serían asesinados.
Al
asumir Huerta la presidencia hubo algunos cambios en la Cámara,
y sus diputados fueron abandonándola paulatinamente para unirse
al movimiento revolucionario. La fuerza grupo renovador disminuyó,
pero en lo general todos los legisladores se mostraron preocupados
por el papel que desempeñaba Cámara y estuvieron dispuestos
a defender las facultades que les correspondía y el carácter
independiente del Poder Legislativo situación que lo enfrentó
al Ejecutivo. Lo que llegó al límite fue el asesinato del
senador Belisario Domínguez, quien había escrito un valiente
discurso en contra de Huerta, pero no pudo pronunciarlo ya
que fue privado de la vida. Ante su muerte, la Cámara consideró
que había que actuar y pedir explicaciones al presidente,
demandó al mismo tiempo garantías para sus miembros y señaló
que sus sesiones se celebrarían en un lugar adecuado, lejos
del representante del Ejecutivo. El Consejo de Ministros solicitó
a la Cámara que revocara su determinación y se le informó
que en caso de no hacerlo disolvería por medio de la fuerza
pública. El presidente de la Cámara se negó y 84 diputados
fueron hechos prisioneros y llevados a la penitenciaría. Ante
esta situación el Senado acordó propia disolución. Aunque
Huerta convocó a elecciones diputados y senadores y una XXVI
Legislatura " bis " fue inaugurada el 20 de noviembre
de 1913, muy pronto tuvo que disolverse. Con ello el país
se ponía al margen del orden constitucional volvería a instalarse
un Poder Legislativo formal, hasta 1916.
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