El rasgo
que caracterizó la economía a partir 1960 fue el fortalecimiento
del sector público básicamente concentrado en el sector
paraestatal a fin de promover la producción de bienes
y servicios básicos, tradicionalmente desatendidos por
los empresarios privados. Su importancia aumentó rápidamente
hasta hacer necesaria la publicación de la Ley para
el Control de las Inversiones y Patrimonio Federales
de los Organismos Descentralizados. Cuatro serían los
campos en los que el Estado tendría mayor participación:
la petroquímica básica, la electrificación, la siderurgia
y la asistencia social.
Durante
este sexenio se produjo la nacionalización de la industria
eléctrica, aunque ya para entonces el gobierno mantenía
bajo su control la casi totalidad de la producción de
la energía.
Sin embargo,
no cabe duda que una de las medidas de mayor trascendencia
en lo político, fue la reforma a la Ley Federal Electoral
en 1963, que dio cabida a la participación de las minorías
en la formación de la voluntad legislativa y tuvo por
objeto cambiar la imagen del autoritarismo por la de
la flexibilidad en el sistema político, aunque en la
realidad esto no sucediera.
Con esta
reforma a los procesos electorales se buscó dar muestra
de una mayor apertura y flexibilidad, en un momento
en el que la capacidad integradora del sistema político
mexicano había empezado a ponerse a prueba. El Senado
quedó al margen d esta transformación que abriría, principalmente
con la posterior reforma de 1977, nuevas expectativas
al quehacer parlamentario del país.
Este sistema
se aplicó por primera vez en las elecciones del 5 de
julio de 1964. El PAN logró obtener veinte diputados
partido; el PPS, nueve y el PARM, creado en 1957, cinco;
los escaños así concedidos ascendieron a 32, es decir
el 15.3% del efectivo total de la Cámara. Estas cifras
se mantendrían casi inalteradas en las décadas posteriores.
A finales
de 1964, el Congreso declaró presidente de República
a Gustavo Díaz Ordaz. A él correspondió gobernar con
la presencia en el Congreso de los diputados de los
partidos de oposición reconocidos por la ley.
En estos
años el país continuaba su desarrollo, pero éste seguía
siendo desequilibrado; las minorías eran las beneficiadas,
en tanto que las acciones seguidas por el gobierno para
satisfacer las exigencias de las clases más necesitadas,
aparecían infructuosa. Tal fue el caso de la Ley General
de Instituciones de Crédito Organizaciones Auxiliares,
cuyo objetivo era el de extender los beneficios del
crédito bancario y hacerlo más accesible a las clases,
populares a fin de mejorar sus condiciones de vida.
Posteriormente se creó por decreto presidencial el Banco
Nacional Agropecuario.
Sin embargo,
con estas y otras medidas, poco o nada logró hacer ante
un crecimiento demográfico que parecía nulificar las
opciones de un desarrollo más equilibrado y ante las
exigencias de una población cada vez más politizada.
Prueba de ello fueron las movilizaciones que se sucedieron
en décadas pasadas y que desembocaron en el conflicto
de 1968. En julio de este año, un enfrentamiento sin
importancia entre estudiantes de la ciudad de México
provocó la intervención de la policía y la posterior
ocupación de varios planteles universitarios. A partir
de entonces, se intensificaron los mítines, huelgas
y manifestaciones de protesta entre estudiantes. Después
de varias semanas de conflicto los canal para el entendimiento
y la negociación permanecieron cerrados. El descontento
y las movilizaciones cada vez más numerosas toparon
con un sistema que no parecía dispuesto a ceder ante
las demandas estudiantiles. La concentración masiva
de estudiantes reunida el 2 de octubre en la Plaza de
las Tres Culturas, fue reprimida dejando un saldo de
muertos y heridos entre los manifestantes.
Es importante
destacar que una de las consecuencias del movimiento
del 68, fue el proyecto de reforma que reconocía la
" madurez cívica " de los jóvenes a partir
de los 18 años, que fue aceptado al año siguiente, el
28 de octubre de 1969.
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