Nuestro Siglo - Introducción

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Al iniciar el siglo XX existía un profundo malestar social debido a la situación de miseria de gran parte de la población. Entre estas muestras de descontento sobresalieron las del Club Liberal Ponciano Arriaga, fundado en 1899, que pretendió unir a la oposicióndemocrática en contra de Díaz, y pugnó por el respeto a la Constitución y por la aplicación de las Leyes de Reforma.

Asimismo, el periodismo opositor, que había perdido fuerza en el último cuarto de siglo, tomó nuevo ímpetu con Regeneración, impulsado por los hermanos Flores Magín. En 1906 algunos liberales pertenecientes a este grupo crearon el Partido Liberal Mexicano (PLM), cuyo programa planteaba renovadoras ideas políticas, sociales y económicas, y emprendió una amplia tarea de agitación que llevó a muchos de sus miembros a la cárcel. A pesar de sus campañas subversivas poco exitosas, el PLM influyó en el desarrollo de una ideología revolucionaria y sentó las bases para cambios futuros.

Los trabajadores recurrieron con frecuencia a las huelgas como un medio para demandar una serie de reivindicaciones; en este sentido, destacan la de los mineros de Cananea, Sonora, en 1906 y la de los trabajadores de la fábrica de textiles de Río Blanco, Veracruz en 1907.

Ricardo Flores Magón, fundador del Partido Liberal Mexicano

Entre las denuncias más importantes sobre la situación del país se encuentra la obra de Andrés Molina Enríquez, Los grandes problemas nacionales, quien hizo un profundo análisis de la realidad en el campo. Antes, Wistano Luis Orozco había advertido del daño que causaban las compañías deslindadoras y los abusos que cometían contra la pequeña propiedad y las comunidades indígenas.

Porfirio Díaz no prestó atención a estos síntomas, y el peligro de una crisis se hizo más evidente. El Poder Legislativo se limitaba a acatar sus órdenes sin poner mayores trabas a sus decisiones. En la entrevista que sostuvo con el periodista James Creelman del Pearson's Magazine, Díaz reafirmó que su largo mandato había sido necesario para que México madurara políticamente y estuviera preparado para la democracia; señaló que no se volvería a postular para la presidencia y dijo que vería con agrado el surgimiento de partidos de oposición. Ante la posibilidad de cambio y renovación, las reacciones no se hicieron esperar.

En la Sucesión Presidencial en 1910, El Partido Nacional Democrático, Francisco 1. Madero proponía a los ciudadanos organizarse en un partido político que escogería a su candidato entre los miembros de la administración porfirista. Cuando se anunció la fórmula de Díaz y Ramón Corral, para presidente y vicepresidente, los planes de Madero cambiaron hacia la constitución de un Centro Antirreeleccionista, que convocó a una convención y postuló como sus candidatos al propio Madero y Francisco Vázquez Gómez abanderados del recién creado Partido Antirreeleccionista. Su programa proponía básicamente cambios de orden político.

Al poco tiempo de iniciada su campaña, Madero fue aprehendido y enviado a prisión. Cuando se celebraron las elecciones, el Congreso dio el triunfo nuevamente a Díaz. Mientras tanto, Madero, que había huido a los Estados Unidos, lanzó el Plan de San Luis, cuyo lema, "Sufragio efectivo, no reelección" atrajo a sectores medios de las ciudades hartos ya de la dictadura porfirista, a obreros que esperaban conquistar el derecho a organizarse y mejores condiciones de vida, y a campesinos que buscaban una mejora en su situación y la devolución de sus tierras. Al mismo tiempo hacía un llamado para indicar la revolución el 20 de noviembre.

El movimiento se extendió en el norte, donde Pascual Orozco y Francisco Villa se convirtieron en brazos armados de la Revolución. En el sur, en Morelos, donde los despojos de tierras de las haciendas azucareras había llegado a un límite extremo, los campesinos, encabezados por Emiliano Zapata, se levantaron en armas en marzo de 1911.

Al fracasar militarmente el gobierno inició el camino de las negociaciones e intentó algunas reformas. En abril, al dar comienzo, al segundo periodo de las sesiones ordinarias de la XXV Legislatura, Díaz informó a los diputados que en acatamiento a la opinión pública iniciaría varias reformas en materia agraria y en asuntos políticos y electorales. Los ofrecimientos llegaron tarde, ya que los acuerdos de paz se firmaron en mayo en Ciudad Juárez y en ellos se establecía la renuncia de Díaz y del vicepresidente; el nombramiento por parte del Congreso de un presidente interino y el llamado a elecciones generales. También se acordó licenciar al ejército revolucionario, y dar así por terminada la lucha armada. Los zapatistas se negaron a entregar las armas mientras no hubiera garantías de que las tierras serían restituidas.

Al concluir el mandato interino de Francisco León de la Barra, mayo a noviembre de 1911, asumió la presidencia Francisco 1. Madero, candidato del Partido Nacional Democrático. La tarea primordial del interinato fue convocar a elecciones extraordinarias de presidente y vicepresidente.

 

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