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Alrededor de uno y medio millones de beneficiarios de los programas Oportunidades
y Procampo cuentan ya con una tarjeta de débito y ahorro. Avanzamos, así,
en la democratización de nuestra economía.
El
comercio exterior es una de las grandes palancas de nuestro crecimiento. Estamos
aprovechando la oportunidad que brinda la expansión de las principales
economías, como lo muestra el incremento de 14.2 por ciento de nuestras
exportaciones, en el primer semestre de este año.
Este
año firmamos tratado de libre comercio con Uruguay, y concluimos negociaciones
para alcanzar uno más con Japón.
En
agosto, firmamos acuerdos con China para ampliar nuestros intercambios agropecuarios
y de turismo, así como para neutralizar los efectos de las prácticas
desleales de comercio.
También
trabajamos para fortalecer el turismo. El número de visitantes extranjeros
se incrementó en 11 por ciento de enero a junio, esperamos concluir el
año con 20 millones. Estimamos captar más de 11 mil millones de
dólares por ingresos turísticos en el año 2004, una cifra
récord.
Además
del motor externo de nuestra economía, estamos reactivando el motor interno.
Hemos impulsado la competitividad, apoyando la innovación tecnológica
e invirtiendo en infraestructura. Hoy, los montos de inversión pública
son los más altos de los últimos 20 años. Esto alienta a
la inversión privada, consolidando así la recuperación económica.
Hemos
modernizado 70 por ciento de los ejes carreteros del país. Sólo
en 2004, la inversión pública y privada comprometida para construcción
y modernización de carreteras equivale a toda la inversión del sexenio
pasado.
En
forma paralela, estamos extendiendo y fortaleciendo nuestra red aeroportuaria.
Ampliamos el Aeropuerto de la Ciudad de México para prolongar 25 años
su vida útil.
Igualmente,
modernizamos los aeropuertos de Cuernavaca, Puebla, Querétaro, León,
Toluca, así como los de Monterrey, Cancún, Ciudad del Carmen y Ciudad
Obregón.
Hoy
podemos comunicarnos mejor y a menor costo. El país está mejor integrado,
gracias a 3 mil 200 centros comunitarios computarizados y de libre acceso para
la población, que han puesto entre la Secretaría de Educación
y e-México. La cobertura llega a todos y cada uno de los municipios del
país a través de redes satelitales y una importante cobertura telefónica.
La
puesta en marcha de 23 nuevas centrales eléctricas y tres obras asociadas
garantiza ya el suministro de la energía que se necesitará en toda
esta década. En cuatro años, hemos incrementado la capacidad de
generación del país en 32 por ciento, casi una tercera parte de
lo que se hizo en todo el siglo XX, cifra equivalente al consumo toda el área
metropolitana de la Ciudad de México, o más del total de la energía
que tienen los 7 países de Centroamérica.
En
materia de hidrocarburos, desarrollamos el más amplio programa de inversión
en décadas. Así, aumentamos la capacidad productiva en 15 por ciento
y la tasa de restitución de reservas. Hemos disminuido la importación
de petrolíferos a la mitad. Con el operativo en contra del robo de combustibles
a PEMEX, hemos recuperado más de 4 mil millones de pesos.
Como
resultado de las inversiones realizadas en los trabajos de exploración,
en días pasados se anunciaron descubrimientos preliminares de muy importantes
yacimientos en el Golfo de México que consolidan el futuro energético
de nuestro país. Los primeros datos revelan que las reservas potenciales
de éstos descubrimientos son de la misma magnitud de las que hoy conocemos
con certeza.
En
los ultimos cuatro años el sector agropecuario ha tenido un ritmo de crecimiento
superior al del resto de la economía.
Durante
el segundo trimestre, creció a una tasa de más de 5 por ciento,
mientras que sus exportaciones lo hicieron en 15.9 por ciento.
Con
el Acuerdo Nacional para el Campo, los programas de Procampo y Procampo Ganadero
y los de Precio-Objetivo, así como a través de las compras gubernamentales
de leche, maíz, frijol, arroz, azúcar, café y lentejas a
productores, buscamos asegurar un ingreso digno a las mujeres y los hombres de
nuestro campo. Hemos canalizado a este sector los mayores recursos en décadas;
en este año, ascienden a más de 120 mil millones de pesos.
Sin
embargo, estos resultados son apenas el comienzo para superar el enorme rezago
que padecen todavía miles de familias campesinas. Necesitamos, sociedad
y gobierno, redoblar esfuerzos.
Garantizamos
los derechos de propiedad agraria mediante la titulación de los predios
y tierras. Este año, el PROCEDE finalizará la certificación
de derechos ejidales en 12 estados de la República Mexicana. Esta tarea
habrá de concluir en todo el país en el año 2006.
Queremos
alcanzar un desarrollo sustentable. Recuperar y preservar nuestro entorno ecológico
es un compromiso con México y con la humanidad. En coordinación
con los gobiernos estatales, trabajamos en áreas estratégicas como
la Cuenca de Burgos y el Golfo de California.
En
un acto federalista y republicano, los estados de Guanajuato, Jalisco, México,
Michoacán y Querétaro junto con el Gobierno Federal, unimos esfuerzos
para revertir el deterioro ambiental de la cuenca Lerma-Chapala. Asimismo, estamos
modernizando los distritos de riego de la cuenca del Río Bravo.
Hemos
duplicado el presupuesto para plantaciones forestales, hemos incorporado 262 mil
hectáreas de plantaciones comerciales. No obstante, la deforestación
es un problema de graves consecuencias que seguiremos afrontando con firmeza.
Somos
los primeros en reconocer los rezagos económicos. Sin embargo, podemos
afirmar que México camina con paso firme y rumbo definido. Los logros son
claros pero insuficientes. Debemos profundizar y multiplicar esfuerzos.
Promovemos
un desarrollo social incluyente. El futuro de nuestra democracia exige la participación
de todos los ciudadanos. Desde esta alta tribuna, convoco a actores políticos
y a la sociedad a reafirmar su compromiso solidario para enfrentar la pobreza.
El
Estado tiene la responsabilidad de promover el bienestar y garantizar los derechos
de quienes están al margen del desarrollo. Como gobierno, lo hemos asumido
cabalmente. Aunque tenemos cifras alentadoras en el combate a la pobreza, cuando
están en juego la vida y la dignidad de las personas, los porcentajes pasan
a segundo término.
Una
de nuestras prioridades ha sido avanzar hacia un nuevo orden jurídico que
promueva el desarrollo social. Expreso mi reconocimiento al Poder Legislativo
por haber aprobado leyes y reformas en materia social, de salud, de desarrollo
rural, en contra de la discriminación, la ley de participación de
las organizaciones de la sociedad civil.
La
nueva Ley de Desarrollo Social asegura que cada mexicano disfrute de los derechos
sociales consagrados en la Constitución.
Esta
ley garantiza el crecimiento anual del gasto social, transparenta y da certidumbre
a la colaboración entre los órdenes de gobierno, así como
a la participación de la ciudadanía en los programas destinados
a apoyarla. Esta reforma estructural es muestra de responsabilidad y suma de voluntades.
La
pobreza es el problema más apremiante de México. Combatirla es responsabilidad
política y moral de todos. La falta de oportunidades amenaza el presente
y compromete el futuro de muchos mexicanos. No ocultamos ni soslayamos esta realidad.
Con
el Programa Oportunidades, hoy mejoramos las condiciones de vida de 25 millones
de mexicanos que reciben apoyos en salud, alimentación y educación.
Más del doble del año 2000. La leche fortificada de Liconsa ha logrado
revertir la anemia de 280 mil niños.
En
el campo, la estrategia de Microrregiones y Microcuencas está dotando de
infraestructura social a las localidades de más alta marginación
en los mil 340 municipios más pobres del país. Para enfrentar la
pobreza urbana, el Programa Hábitat operará en 170 ciudades a finales
del 2004, tres veces más que el año pasado.
La
evaluación es esencial para conocer el impacto de nuestros programas de
superación de pobreza. El Banco Mundial y la CEPAL confirmaron que estamos
avanzando en el sentido correcto. Entre 2000 y 2002, la pobreza extrema disminuyó
en 16 por ciento. El avance no es definitivo. Para impulsarlo, se requiere del
trabajo permanente de gobierno y sociedad; de un trabajo solidario y corresponsable.
Condicionar
los programas sociales a cambio de apoyo político atenta contra la dignidad
de las personas. Hemos terminado ya con esta práctica. Tenemos reglas de
operación de los programas, tenemos supervisión social y un padrón
único de beneficiarios.
Una
sociedad democrática debe abrir a todos oportunidades de superación.
La educación pública y gratuita es un instrumento fundamental para
el progreso individual y para promover la igualdad. La educación preescolar
obligatoria es ya una realidad para los niños de cinco años.
Con
más de 5 millones de becas, el doble del año 2000 apoyamos a niñas,
niños y jóvenes para que no tengan que abandonar la escuela por
motivos económicos.
En
particular, las becas del Programa Oportunidades son un poderoso motor de equidad
y están transformando la educación en las zonas rurales e indígenas.
Por su parte, las becas de PRONABES son una oportunidad para que los jóvenes
continúen su proyecto educativo en el bachillerato y la universidad.
La
construcción de la democracia en el ámbito educativo implica apoyar
a millones de adultos que no han terminado la educación básica.
En menos de 4 años, un millón 300 mil personas han concluido su
preparación.
México
requiere educación con equidad y con calidad. Por ello, estamos apoyando
a más de 20 mil escuelas de calidad que incorporan nuevas tecnologías,
fortalecen su estructura y fomentan la participación de la comunidad educativa.
Para
construir el salón de clases del siglo XXI y transformar el sistema de
educación básica del país, echamos a andar el programa Enciclomedia.
Ahora, cada primaria pública tendrá pizarrones electrónicos
y libros de texto digitalizados, como complemento a los libros de texto gratuitos.
Este año, Enciclomedia operará en 22 mil aulas de 5° y 6°
de primaria. En el 2006, todas las primarias públicas, en esos grados,
trabajarán con este nuevo sistema de aprendizaje. Al reducir la brecha
digital, estamos democratizando la educación.
Un
pueblo que lee, asume su cultura y se enriquece con el conocimiento de la humanidad.
Para hacer de México un país de lectores, creamos 850 mil bibliotecas
de aula, entregamos 286 millones de libros en el presente ciclo escolar. En cuatro
años, hemos hecho más que en los seis años anteriores: elaboramos
y distribuimos más de 912 millones de libros y materiales de apoyo.
Los
avances de educación en esta materia no hubieran sido posibles sin la dedicación
y el compromiso de las y los maestros de todo el país. A cada una y uno
de ellos mi reconocimiento y admiración.
Además
de fortalecer la educación, es preciso dar un impulso más eficaz
a la ciencia y la tecnología. Este año, se duplicaron los recursos
destinados a estas áreas. Ayer firmé el decreto que reforma la Ley
de Ciencia y Tecnología. Así, creamos las condiciones para que todos
los órdenes de gobierno sumen esfuerzos y este sector estratégico
cuente con los recursos necesarios para su desarrollo.
La
cultura y el arte son esenciales en el desarrollo del país. Para abrir
espacio al ejercicio de los derechos culturales, hemos descentralizado las oportunidades
de formación artística profesional y el acceso a la cultura y el
arte. Con el inicio de las transmisiones de los canales 11 y 22 en Estados Unidos,
los mexicanos que viven en ese país fortalecen sus raíces y ejercen
también su derecho a la cultura.
La
democracia integral exige el disfrute de todos los derechos sociales, entre ellos
el de una vida digna y sana. La reforma a la Ley General de Salud es un avance
fundamental para extender la democracia al ámbito social, y dar a la protección
de la salud un carácter de política de Estado.
La
creación del Seguro Popular es comparable a la de las grandes instituciones
nacionales de seguridad social. Permitirá extender gradualmente los servicios
de salud a millones de mexicanos que hoy carecen de protección y están
expuestos a perder su patrimonio a causa de enfermedades o accidentes. Con el
nuevo Seguro Popular, hoy más de cuatro millones y medio de mexicanos tienen
atención médica, hospitalización, cirugía y medicinas
sin costo. Trabajamos para llegar a 22 millones de personas en el año 2006.
El
nuevo Instituto Nacional de Medicina Genómica coloca a la investigación
mexicana en salud a la vanguardia, y pone importantes avances de la ciencia médica
al alcance de todos.
El
Estado garantiza hoy que la totalidad de los pacientes que padecen VIH-SIDA cuenten
con medicamentos gratuitos.
La
igualdad de oportunidades incluye también el acceso a una vivienda digna.
Por eso, impulsamos como nunca antes el desarrollo habitacional. En menos de cuatro
años, el INFONAVIT ha entregado un millón de créditos, lo
que equivale a la mitad de lo otorgado en sus primeros 28 años de existencia.
Con
el apoyo de los organismos de vivienda, en este gobierno, más de un millón
500 mil familias han obtenido un crédito y ya tienen una casa propia.
Una
sociedad democrática tiene como principios la igualdad de oportunidades
y el respeto a la dignidad de las personas. La discriminación lastima a
la sociedad entera. Por ello, hemos promovido una nueva cultura de la inclusión.
Reemplazamos
el enfoque paternalista y discriminatorio de las políticas dirigidas a
los indígenas, por un respeto que se expresa en su participación
en las decisiones que les atañen. Para ello creamos el Consejo Consultivo
Indígena. Este año, se invertirán más de 19 mil 500
millones de pesos en el desarrollo de los pueblos indígenas, 80 por ciento
más que en el año 2000. Con el Programa de Inversión en Infraestructura
Básica, construimos carreteras, caminos y llevamos agua potable y electricidad
a las comunidades indígenas más apartadas.
Apoyamos
el acceso de las personas con discapacidad a la economía, el trabajo, la
educación, el arte, la cultura y el deporte.
La
democracia exige la apertura de espacios más amplios para la participación
social. La sociedad civil es un actor esencial del cambio que hoy vive México.
Reitero a las organizaciones civiles mi voluntad de seguir impulsando sus esfuerzos
en un marco de libertad y transparencia.
Honorable
Congreso de la Unión:
Las
libertades ciudadanas no nacieron de forma espontánea. Gracias a una lucha
ardua y prolongada, ahora podemos hablar, decidir, criticar, disentir y participar,
y podemos hacerlo con la condición de mujeres y hombres libres.
En
una sociedad de ciudadanos e instituciones, cada quien tiene que poner su parte.
Hoy, por primera vez en la historia del país, la esfera de lo público
es una responsabilidad compartida por todos, y todos debemos asumirla en el marco
de la ley.
Cada
uno es responsable de sus decisiones y debe afrontar sus consecuencias. No podemos
responsabilizar a los demás de nuestras acciones u omisiones.
Por
convicción, y porque ese fue el mandato que recibí, eliminé
las facultades discrecionales del Presidente para fomentar el equilibrio entre
los Poderes de la Unión; para robustecer a estados y municipios, y para
fortalecer las potestades ciudadanas. Cuando un poder rebasa sus atribuciones,
es siempre en detrimento de los otros.
La
eficacia en la separación de poderes abre un nuevo capítulo en nuestra
historia. Hoy el Ejecutivo asume la responsabilidad plena sobre sus decisiones.
De la misma manera, las resoluciones de los otros poderes corresponden sólo
a ellos.
Los
valores de la democracia, el respeto a la ley y el orden, son el fundamento de
una sana convivencia política. Con todos los desafíos y las incertidumbres
que puede entrañar, mi gobierno ha optado siempre por el respeto irrestricto
a los principios democráticos.
Hoy
nuestra vida política es más abierta, más plural, más
intensa que nunca. La democracia no es la ausencia de conflictos; es la libertad
para debatir sobre los problemas y el mejor medio para procesarlos.
El
ánimo que debe prevalecer en los actores políticos es el de reconocer
errores y corregirlos. La gran ventaja de la democracia es la de ser perfectible.
La
democracia no se agota en lo electoral ni en lo político. Para ser integral,
debe también garantizar el ejercicio de los derechos económicos
y sociales.
Iniciamos
la tercera etapa de nuestro gobierno. Hemos sentado bases firmes. Tenemos la solidez,
fortaleza y la energía para seguir adelante. Lo mejor está por venir.
Los
próximos dos años son una oportunidad para profundizar la democracia,
para consolidar el crecimiento económico, para generar los empleos que
la sociedad demanda; son una oportunidad para superar la pobreza, para crear nuevas
y mejores condiciones que favorezcan la inclusión social. Éste es
el rumbo. Éste es mi compromiso.
La
democracia es una forma de vida que se funda en el acuerdo y en la unidad dentro
de la diversidad.
Para
mi gobierno, el diálogo no es sólo una convocatoria. Es el hilo
conductor de cambios concretos que nos han permitido crear instituciones, reformar
leyes, abrir espacios a la participación ciudadana.
Continuaremos
impulsando el diálogo con los partidos y los actores políticos y
sociales, seguiremos sentándonos a la mesa de la búsqueda de los
acuerdos, como vía privilegiada para lograr estos consensos que demanda
el país. Una democracia que da resultados asegura su permanencia.
Transitemos
de los debates a los resultados.
La
sociedad exige acuerdos. Escuchemos su voz. Acatemos su mandato.
La
patria es una misión colectiva, es un compromiso de todos. Asumamos los
grandes retos que nos comprometen de cara al futuro.
La
democracia es una conquista de la conciencia y de la inteligencia; es un patrimonio
que nos ha costado mucho tiempo y esfuerzo construir. Todos tenemos obligación
de cuidarla y fortalecerla.
Los
desafíos de la democracia siempre pueden superarse con más democracia.
El
destino de México es la democracia, extendida a todos los ámbitos
de la vida nacional.
¡Va
por México!
¡Viva
México!
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