¿Qué relación existe entre el Sheraton, la seguridad
jurídica y la apertura energética?
Respecto al caso del Hotel Sheraton y la expulsión de
los funcionarios cubanos se han vertido muchas opiniones, pero
no se ha abordado un tema que tiene implicaciones económicas:
la inseguridad jurídica que el precedente puede acarrear.
Más allá de que los expulsados hayan sido cubanos o que
haya existido un trato discriminatorio, el tema de la
inseguridad jurídica tiene que ver con la legislación que
reconocen las filiales de empresas extranjeras.
Si la expulsión de los cubanos hubiera derivado de que le
cayeron gordos al gerente del hotel o que algún directivo
menor quería molestarlos y hacerles una mala jugada, el tema
sería diferente.
En este caso, el hecho de que la administración del hotel
haya invocado la instrucción recibida por sus oficinas
centrales en Estados Unidos y que las propias autoridades de
Estados Unidos hayan señalado y reiterado que como empresa
estadounidense el hotel no tenía otro remedio que acatar las
indicaciones, es un precedente riesgoso.
El pequeño detalle es que independientemente del origen de
la propiedad de las empresas que operan en México, cuando se
instalan en el País se convierten en firmas reguladas por la
legislación mexicana.
Eso es el principio más elemental que sabe cualquier
empresa transnacional y con lo que la recibe cualquier abogado
corporativo.
Existen en México firmas provenientes de decenas de países,
pero en el momento en el que salen de sus territorios y se
establecen en otras naciones deben aceptar el acatamiento de
las leyes
nacionales. Así funciona la inversión, literalmente aquí y en
China.
A los bancos norteamericanos o europeos establecidos en
México los vigila y regula la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores, independientemente de que los reguladores en sus
países de origen hagan lo propio con sus corporativos.
Las firmas extranjeras tributan conforme a lo que el
sistema fiscal mexicano tiene establecido para su caso y
tienen que contratar a sus empleados conforme a la legislación
laboral nacional.
Incluso, cuando se negoció el Tratado de Libre Comercio se
estableció el término de "trato nacional" para las empresas de
los países integrantes del acuerdo. Esto significa que, en la
medida en que las firmas norteamericanas y canadienses están
reguladas por la legislación mexicana, en México deben ser
tratadas como empresas mexicanas, salvo en los casos en que
haya exclusiones explícitas en la ley.
Así que valdría la pena que simplemente se aclararan las
cosas porque el vocero del Departamento de Estado de Estados
Unidos insistió ayer en que la ley de Estados Unidos se aplica
"a cualquier corporación o subsidiaria estadounidense, sin
importar donde esté".
Mi impresión es que, en este caso, algún funcionario
norteamericano metió la pata y ahora con el ánimo de no
reconocerlo se andan enredando en un problema que puede ser
mayor.
Francamente, el tema no son los cubanos, nos gusten o no
nos gusten, el problema es el criterio jurídico que debe ser
precisado porque si no, cualquier empresa extranjera podrá
invocar la legislación de su país para saltarse la de México.
¿Y la energía?
En este asunto, que detonó el fin de semana pasado, había
un fondo que casi ha quedado oculto en medio del
escándalo.
Se trataba de un grupo de empresarios estadounidenses que
platicaban con una delegación de funcionarios cubanos para
explorar la posibilidad de hacer inversiones en el sector
energético de la isla.
Cuba, el país que frecuentemente se toma como referencia de
un Estado con una economía cerrada, tiene abierto su sector
energético.
Cuente usted a las empresas canadienses Sherit
International y Pebercan, y desde luego a la empresa española
Repsol YPF y la china China Petroleum and Chemical
Corporation, entre las que han hecho mayores inversiones en el
sector energético de la isla.
Así que con todo y el escándalo, resulta que los cubanos
andan en busca de inversionistas... incluso
norteamericanos.
¿Y en México? Andamos viendo porqué los norteamericanos se
han sentido tan seguros como para pedir la aplicación
extraterritorial de la ley.
Como nadie
El Presidente Fox ya había dicho que le disgustaba que se
anduviera comparando a México con otros países, especialmente
con China. Ayer lo repitió.
¿Será acaso porque China creció el año pasado casi al 10
por ciento y México no llegará al 3 por ciento?
No, como cree. Al Presidente Fox igualmente le disgustaría
que nos comparáramos si México hubiera crecido al 10 por
ciento y China al 3 por ciento...
Lástima. La insatisfacción productiva está en el principio
de los cambios positivos y si al Presidente le repugna, pues
ya sabemos que esos cambios no empezarán con él.
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