"Es un asunto entre particulares por lo que la cancillería
no va a intervenir".
Secretaría de Relaciones Exteriores, 5 de febrero del
2006
Bien hace el gobierno del Distrito Federal, encabezado por
Alejandro Encinas, en considerar la posibilidad de sancionar
al Hotel María
Isabel Sheraton
por haber expulsado a los miembros de una delegación cubana
que participaban en una reunión el pasado fin de semana. Mal
hizo la Secretaría de Relaciones Exteriores encabezada por
Luis Ernesto Derbez en lavarse las manos del tema en un
principio al emitir una declaración en que afirmaba que esto
era un asunto entre particulares.
No lo es. Estamos ante un nuevo caso de un gobierno
extranjero que pretende aplicar su ley en nuestro país de
manera extraterritorial. Y esto es inaceptable para cualquier
nación que se precie de su soberanía.
México nunca ha reconocido la Ley Helms-Burton de los
Estados Unidos que permite la aplicación de sanciones a
empresas estadounidenses fuera de la Unión Americana que
realicen actividades comerciales con cubanos. Pero al acceder
a que se lleve a cabo una acción tan pública como la expulsión
de un grupo de funcionarios cubanos del Sheraton simplemente por
ser cubanos se está tácitamente aceptando la aplicación de esa
ley en nuestro país.
El Hotel María
Isabel Sheraton
cometió varias violaciones a la ley mexicana al expulsar a
estos funcionarios cubanos. En primer lugar quebrantó el
artículo primero de la Constitución mexicana, que prohíbe
discriminar a cualquier individuo por su origen étnico o
nacional. Cometió también un fraude al consumidor al haber
aceptado un pago por un servicio que después se negó a
proporcionar.
Las autoridades locales y federales deben tomar cartas en
el asunto. Si nosotros permitimos que las empresas que operan
en nuestro país se rijan por leyes distintas a las de nuestra
república estaremos renunciando a la soberanía nacional.
No es una cuestión de derechas o de izquierdas. En el
pasado hemos aceptado ya la aplicación extraterritorial de la
ley de otros países en causas "progresistas". Lo hicimos con
el gobierno español cuando aceptamos extraditar a España a un
argentino, Ricardo Miguel Cavallo, acusado de tortura en su
propio país. El extraño argumento del juez español Baltasar
Garzón, que vergonzosamente aceptó nuestro país, era que la
justicia de España -quizá por ser una vieja potencia colonial-
tiene jurisdicción internacional. Ésta es la misma actitud que
prevalece en Washington cuando se pretende con la Ley
Helms-Burton que las empresas estadounidenses violen la
legislación de los países en que operan.
Para defender la soberanía nacional, especialmente frente a
los poderosos, es indispensable actuar con firmeza y valentía.
Y eso es algo que les ha faltado a nuestras autoridades. En el
caso en particular de la expulsión de los funcionarios cubanos
del Sheraton, una
declaración inicial de la Dirección General de Comunicación
Social de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el 5 de
febrero, que afirmaba que la Cancillería no podía tomar cartas
en el asunto, revelaba una cobarde aceptación de la injerencia
estadounidense en nuestro país. El 6 de febrero el propio
secretario Derbez tuvo que dar marcha atrás en esta posición,
pero es dudoso que él mismo no hubiera aprobado la declaración
original.
Queda claro que el gobierno del presidente Vicente Fox ha
estado haciendo todo lo posible por evitar conflictos y
decisiones importantes en esta última etapa del sexenio. Está
buscando terminar bien con todos, incluso con el gobierno
estadounidense. Pero esto es imposible, especialmente cuando
un país extranjero decide violar abiertamente las leyes de
nuestro país.
Me da la impresión de que el gobierno de Estados Unidos
buscó esta confrontación con México como castigo por las
diferencias que ha tenido con nuestro país con motivo de la
legislación migratoria, el homicidio de ilegales mexicanos y
la violencia en general en la frontera.
Y yo coincido con el gobierno de los Estados Unidos en el
sentido de que México es el responsable fundamental en el
problema de la migración ilegal al no haber generado
suficientes empleos y buenos sueldos en nuestro país. Estoy de
acuerdo también con la posición de los estadounidenses de que
ellos tienen el derecho de hacer valer sus propias leyes
migratorias.
Pero los mexicanos no podemos aceptarle ni al gobierno
estadounidense ni al español que sus leyes se apliquen en
nuestro territorio. Yo entiendo que el Hotel Sheraton se encontraba
entre la espada y la pared. Pero ni a esa institución ni a
ninguna se le puede permitir operar en nuestro país si no está
dispuesta a atenerse a las leyes mexicanas.
Miopía
La dictadura de Fidel Castro no habría durado 47 años de no
ser por la miopía del gobierno estadounidense. Son leyes como
la Helms-Burton, y otras acciones con las que se pretende
mantener un cerco económico sobre Cuba, las que le han
permitido a Castro justificar y mantener su régimen
autoritario. Una actitud más sensata de Washington habría
hecho que desde hace años los propios cubanos buscaran un
gobierno democrático. La insistencia de Estados Unidos de
actuar como la potencia imperial del mundo moderno tiene un
costo muy elevado.
Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com