Que reforma diversos articulos de la Constitucion Politica de los Estados Unidos Mexicanos, para elegir por voto universal, directo y secreto a diputados al Parlamento Centroamericano,  presentada por el diputado Eric Eber Villanueva Mukul, del grupo parlamentario del PRD, en la sesion del lunes 29 de abril de 2002     Versión para Imprimir

El suscrito, diputado de la LVII Legislatura del H. Congreso de la Unión e integrante del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como por los artículos 55, fracción II, 56 y 62 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, someto a la consideración del pleno de la Honorable Cámara de Diputados, la presente iniciativa de decreto que adiciona y reforma los artículos 52, 53 y 127 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para elegir diputados al Parlamento Centroamericano bajo la siguiente

Exposición de Motivos

América Central, en términos estrictos geográficamente, es una región que inicia en el Istmo de Tehuantepec, en nuestro país y termina en el valle del río Atrato en Colombia. Esta región fue el centro de la población precolombina, donde destacó la civilización maya. La antigua América Central fue un puente comercial entre la América del Norte y la del Sur, convirtiéndose en la actualidad en un puente arqueológico entre las Américas.

En 1525, Pedro de Alvarado fundó la Capitanía General de Guatemala, dependiente del Virreinato de México. En dicha capitanía, se encontraban los países que hoy conocemos como centroamericanos: El Salvador, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá. Centroamérica también se independizó de España en 1821, pero siguió formando parte del Imperio Mexicano hasta 1823 en que se organiza como Federación. Sin embargo, en 1838 la Federación comenzó a desintegrarse y los países mencionados emergieron como repúblicas independientes.

Esta es la historia que nos une: nuestra cultura, los pueblos indígenas, la conquista española, la geografía, el idioma y la disyuntiva de impulsar un verdadero desarrollo que incida de manera eficaz en elevar los niveles de vida de nuestros pueblos, de ahí la importancia de revalorar nuestro liderazgo en la región centroamericana.

La integración centroamericana, es un proceso que fue iniciado desde el siglo pasado con diversas acciones. Hoy en día, en que los países se fortalecen en un ámbito de cooperación, la integración es una realidad irreversible. En este proceso centroamericano, México ha sido un actor destacado en la zona, sobre todo, durante el periodo de la guerra fría en la que Centroamérica se vio inmersa en diversos conflictos armados. México, a partir de su participación en el Grupo Contadora, ha sido muy activo en cuanto a la pacificación y democratización de Centroamérica, fortaleciendo sus relaciones regionales en mecanismos de consulta y concertación política como: el Grupo de Río; el Grupo de los Tres; el Diálogo de San José; los Acuerdos de Tuxtla I, II, III y IV; la Cumbre de las Américas y la Conferencia Iberoamericana, los cuales se han constituido en importantes esquemas de cooperación internacional iberoamericana, que ayudan al impulso y coordinación para el desarrollo regional.

El proceso de integración, el desarrollo económico y el fortalecimiento democrático de Centroamérica y el Caribe es un asunto que nos debe interesar de manera directa, no sólo por los millones de dólares que muchos de nuestros connacionales han invertido en estos países, sino también por el liderazgo natural que tiene México en el área. Aunado a esto, no hay que olvidar que al existir una franja fronteriza, se generan diversas problemáticas que se van acentuando con los años, tales como el flujo de inmigrantes legales e ilegales (los cuales fluctúan alrededor de 300 mil al año), el narcotráfico y el comercio ilegal, entre otras.

La integración económica en América Latina y el Caribe ha adquirido un lugar preponderante en la agenda regional mexicana. Actualmente, los países centroamericanos ocupan el segundo bloque comercial más importante para México. Como nunca, a la integración con Centroamérica se le reconoce como un proceso que acelera el cambio y modernización de nuestras economías, así como un factor indispensable para lograr una participación más eficiente y benéfica en la economía mundial.

Nuestras relaciones comerciales son cada vez más fuertes, lo que se refleja en la firma de varios tratados de libre comercio entre los que destacan el de Costa Rica del 1 de enero de 1995; el de Nicaragua, que entró en vigor en junio de 1998, con el cual las ventas de productos mexicanos aumentaron 83 por ciento en los dos primeros años del tratado; el más reciente es el llamado Tratado de Libre Comercio del triángulo del norte, firmado con Guatemala, Honduras y el Salvador, dicho tratado entró en vigor en enero del año 2001. Es indispensable mencionar que las exportaciones mexicanas a estos tres países representan 25 por ciento del total a nuestras ventas a Latinoamérica. Actualmente, el Gobierno Mexicano está negociando un tratado de libre comercio con Panamá.

Entre 1994 y 1999, el intercambio comercial entre México y los países de América Latina y el Caribe aumentó 45.1 por ciento, al pasar de cinco mil 928.5 millones de dólares en 1994 a ocho mil 603 millones en 1999, con saldos favorables para México en la balanza comercial. En el año 2001, según la Secretaría de Economía, el superávit comercial sólo con los países de Centroamérica ascendió a mil 120.7 millones de dólares.

Cada vez son más los mexicanos que invierten en Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice, Costa Rica y Panamá, países a los que proporcionamos servicios como la telefonía y exportamos productos agropecuarios, alimentos, bebidas, cuero, calzado, aparatos eléctricos, automóviles y partes automotrices, materiales de construcción, ferretería y muebles entre otros productos.

Lo anterior nos da una idea de la relevancia económica que tiene para México la región centroamericana, hay que enfatizar que nuestros lazos ancestrales de geografía, historia, cultura y lenguaje común han contribuido para que, a través de los años, sigamos fortaleciendo nuestros vínculos de amistad y el espíritu de cooperación existente entre nuestros pueblos.

Ha sido muy importante para México, como se especifica en los tratados comerciales que se han firmado con Centroamérica y el Caribe: acelerar e impulsar la revitalización de los esquemas de integración americanos; alcanzar un mejor equilibrio en sus relaciones comerciales; contribuir al desarrollo armónico, a la expansión del comercio mundial y a la ampliación de la cooperación internacional; propiciar un mercado más extenso y seguro para los bienes producidos y el intercambio reciproco de servicios en sus territorios; establecer un marco jurídico de reglas claras y de beneficio mutuo para la promoción y protección de las inversiones, así como para facilitar el intercambio comercial de sus bienes y servicios; asegurar un marco comercial previsible para la planificación de las actividades productivas y la inversión; promover el desarrollo económico de manera congruente con la protección y conservación del ambiente, así como el desarrollo sostenible.

Los puntos antes mencionados han dado pie a una integración económica con Centroamérica, sin embargo, es impostergable pensar en avanzar en una integración política parcial que nos permita influir de manera directa en las políticas públicas de desarrollo de la región de tal manera que dichas políticas contribuyan a elevar los niveles de vida de quienes habitan en Centroamérica. En este punto, no debemos olvidar que cuando hablamos de Centroamérica estamos hablando, de alguna forma, también de los estados del sureste de nuestro país, y es nuestra obligación, velar por los intereses de estos nuestros connacionales.

Por lo analizado hasta ahora, podemos afirmar que el proceso de integración de Centroamérica y nuestra participación activa en dicho proceso, debe ser de interés para México. Por un lado, porque es una manera de fortalecer nuestro liderazgo político en la zona y, por otro, por que es indispensable dar un cauce más eficiente a las problemáticas comunes (narcotráfico, inmigración, pobreza y subdesarrollo), es impostergable también el fortalecimiento de las relaciones comerciales, incluyendo la expansión de nuestro mercado. Todo esto en el afán de contribuir verdaderamente en el desarrollo de la región y en su consolidación democrática.

La integración centroamericana ha tenido diversos caminos y uno de ellos es la fundación del Parlamento Centroamericano (Parlacen), en 1986 con el Tratado de Esquipulas II; sin embargo, fue hasta 1991 que el Parlacen entró plenamente en funciones compuesto en sus orígenes por diputados de El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.

El Parlamento Centroamericano es uno de los más importantes organismos de integración político-regional en la zona; éste y el Parlamento Europeo son las únicas instituciones integracionistas del mundo, conformadas por diputados popular y democráticamente electos.

El Parlacen, según su tratado Constitutivo firmado en 1991, “es un órgano de planteamiento, análisis y recomendación sobre asuntos políticos, económicos, sociales y culturales de interés común, con el fin de lograr una convivencia pacífica, dentro de un marco de seguridad y bienestar social, que se fundamente en la democracia representativa y participativa, en el pluralismo y en el respeto a las legislaciones y al derecho internacional”.

En la pasada LVII Legislatura esta H. Cámara de Diputados recibió la invitación para integrar legisladores mexicanos como observadores al Parlamento Centroamericano, en donde también se encuentran observadores de Puerto Rico y de países tan lejanos como Taiwán, motivados por sus intereses económicos en la zona.

El recuento histórico de nuestra integración como observadores al Parlacen puede resumirse de la siguiente manera:

1. En 1998, los mandatarios de los países integrantes del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla que se dieron cita en San Salvador, El Salvador, manifestaron la importancia de gestionar la incorporación a miembros del Congreso mexicano en calidad de observadores al Parlamento Centroamericano.

2. El 1 de julio de 1999, en la ciudad de Guatemala, Guatemala, se otorgó a la honorable Cámara de Diputados de los Estados Unidos Mexicanos, (por resolución No. 4-CII-99 del Parlamento Centroamericano), la calidad de observadores permanentes al Parlacen.

3. En 2001, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de México, con fundamento en lo dispuesto en los artículos 39 y 40 de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, y los artículos 56, 57, 59, 60, 87 y 88 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, emitió una opinión favorable respecto de la designación de los legisladores mexicanos como observadores permanentes al Parlacen.

4. El 10 de enero de 2002, a través de un punto de acuerdo, esta H. Cámara de Diputados designa a ocho legisladores como observadores al Parlacen.

5. El 29 de enero de 2002, en la sede del Parlamento Centroamericano, en la ciudad de Guatemala, Guatemala, se les tomó protesta a los ocho diputados mexicanos, como observadores permanentes, con derecho a voz, pero sin voto, en el Parlacen y se firmó el proyecto de acuerdo del marco de cooperación entre ambos órganos legislativos. Hasta este momento, se han acudido a cuatro sesiones en el pleno del Parlacen, en donde uno de los puntos más destacados ha sido la discusión y análisis sobre el Plan Puebla-Panamá en donde, por petición de los países miembros y la gestión de los diputados mexicanos, acudió a comparecer al pleno del Parlacen Florencio Salazar Adame, encargado de dicho proyecto regional.

Nos hemos dado cuenta que nuestra participación sólo como observadores en dicho órgano legislativo regional, no es suficiente para influir de forma determinante en las políticas de desarrollo de la zona, dado que solamente tenemos voz pero no voto, lo que resta peso a nuestras opiniones. Por tanto, la voz de México, representada en nuestros legisladores, se escucha pero no se atiende de la misma forma que si fuésemos miembros con derechos plenos, es decir, dejásemos de ser observadores permanentes y nos convirtiéramos en diputados electos al Parlacen.

Nuestra responsabilidad con los mexicanos, especialmente con los que habitan el sureste de nuestro país y con los que cuentan con inversiones en Centroamérica y el Caribe; nuestra solidaridad con Centroamérica, el desarrollo de la región y la consolidación democrática, nos llevan a reflexionar sobre la necesidad de iniciar otro proceso, no sólo económico, sino del ámbito político: el de integrar a diputados mexicanos al Parlacen, con plenos derechos y con la posibilidad de influir plenamente en las decisiones adoptadas por dicho órgano legislativo.

Debemos estar claros que integrarnos al Parlamento Centroamericano es una situación también de seguridad y desarrollo nacional, no solamente porque compartimos fronteras con algunos países miembros, sino porque cada vez son mayores nuestras relaciones comerciales y desde luego, los intercambios culturales, políticos, económicos y migratorios.

Compañeras y compañeros:

La integración es un proceso irreversible, impulsarla y consolidarla es la misión, visión y compromiso del Parlamento Centroamericano y debe ser también un compromiso impostergable para México.

Los países miembros del Parlacen han insistido en la necesidad de que México se sume a dicho órgano legislativo, tanto por su prestigio internacional, como por su calidad de líder indiscutible de la región, saben que México siempre está a la vanguardia de los cambios mundiales y atento a la solidaridad y cooperación de los pueblos. Estos países, nuestros hermanos ancestrales, están seguros de que México dará un nuevo impulso a la integración de Latinoamérica y una voz más fuerte y decidida.

Nosotros sabemos de nuestro compromiso con México y con la región centroamericana; sabemos de la importancia de convertir al Parlacen en un organismo donde se tomen decisiones que influyan en el desarrollo de nuestros países, sabemos también que México se fortalece en la medida que se relaciona y se asume como líder en el exterior.

Estamos ciertos de la relevancia de la decisión de integrarnos al Parlacen con diputados electos democráticamente. Esta es una cuestión histórica e inaplazable, no debemos rehusar a nuestro compromiso con la consolidación económica y democrática de Centroamérica, con el futuro de la región y el de nuestro país.

Por lo anterior anteriormente expuesto, proponemos reformas y adiciones a los artículos 52, 53 y 127, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para elegir por voto universal, directo y secreto a diputados al Parlamento Centroamericano.

Artículo Unico. Se adiciona un segundo párrafo al artículo 52; se adiciona un tercer párrafo al artículo 53 y se modifica el artículo 127 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para quedar como sigue:

Artículo 52. ...

Así también se elegirán 20 diputados al Parlamento Centroamericano por el principio de representación proporcional, mediante el sistema de listas votadas en una sola circunscripción nacional. Los diputados al Parlamento Centroamericano no tendrán atribuciones legislativas en nuestro país, pero tendrán los mismos derechos y obligaciones que los demás legisladores de la Cámara de Diputados.

Artículo 53. ...

Para la elección de los 20 diputados al Parlamento Centroamericano, según el principio de representación proporcional, mediante el sistema de listas votadas en una sola circunscripción nacional, las cuales incluirán, por los menos, 40 por ciento de candidatos originarios de los estados Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán; la ley correspondiente establecerá las normas y formas para estos efectos.

Artículo 127. El presidente de la República, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los diputados y senadores al Congreso de la Unión, los diputados al Parlamento Centroamericano, los representantes a la Asamblea del Distrito Federal y los demás servidores públicos recibirán una remuneración adecuada e irrenunciable por el desempeño de su función, empleo, cargo o comisión, que será determinada anual y equitativamente en los presupuestos de egresos de la Federación y del Distrito Federal o en los presupuestos de las entidades paraestatales, según corresponda.

Transitorios

Primero. El presente decreto entrará en vigor el día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.

Segundo. La Comisión conformada por los diputados electos al Parlamento Centroamericano, contará con autonomía y patrimonio propio, para lo cual las dependencias involucradas aportarán los recursos humanos, económicos y materiales de sus presupuestos asignados anualmente.

Tercero. Los diputados al Parlamento Centroamericano deberán cubrir los mismos requisitos que los diputados federales para ser electos, asimismo, gozarán de las mismas prerrogativas constitucionales.

Cuarto. Los diputados electos al Parlamento Centroamericano, sesionarán de acuerdo con el Reglamento del Parlamento Centroamericano y en la sede del mismo.

Quinto. Los diputados electos al Parlamento Centroamericano, fungirán como un órgano consultivo de esta Cámara de Diputados en cuanto a temas referentes al Parlamento Centroamericano y servirán de enlace entre nuestro país y dicho órgano legislativo.

Sexto. De aprobarse las reformas constitucionales propuestas, deberán hacerse las adecuaciones pertinentes a las leyes y reglamentos correspondientes.

Séptimo. Se derogan todas aquellas disposiciones contrarias al presente decreto.

Diputados: Eric Eber Villanueva Mukul (PRD), Julieta Prieto Fuhrken (PVEM); Alejandro Gutiérrez Gutiérrez (PAN); Oscar Alvarado Cook (PRI); Pedro Miguel Rosaldo Salazar (PRD), Juan Carlos Regis Adame (PT) (rúbricas).

(Turnada a las Comisiones de Puntos Constitucionales, y de Gobernación y Seguridad Pública. Abril 29 de 2002.)