Que reforma
Exposición de Motivos
Quienes pensaron que la alternancia presidencial en
el poder era bastante, para cortar de tajo y para siempre nuestros males se
equivocaron. En ningún país del mundo que alegue defender la democracia, es
suficiente el simple cambio de partido en el poder para acceder plenamente a
las transiciones políticas nacionales, complementadas por una gran y
extraordinaria convergencia de las fuerzas políticas existentes, sean
mayoritarias o las tradicionalmente excluidas.
El cambio no es simplemente votar por un partido
diferente al que gobierna en turno, va más allá. El cambio debe inspirarse
precisamente, en alejar de la vida nacional todo vestigio de autoritarismo y
arrogancia presidencial que mantuvo al Poder Legislativo y al Judicial en
muchas ocasiones sojuzgado y en el mejor de los casos a su merced.
El 6 de julio del 2000 la sociedad votó diferente
para darse nuevamente el legítimo derecho de exigir se respete
La era monárquica del presidencialismo mexicano a ultranza,
ha estado casi a punto de desaparecer. Sin embargo, seguidores y esbirros ante
la obsesión por el poder fatuo, desde diversos escenarios la alimentan para
presentarla nuevamente como una forma de complementar política e impunidad.
El presidente rey que pensamos había abandonado a un
reino que en lugar de gobernarlo lo sojuzgó, seguirá vivo, y fortaleciéndose
por una parte, si no arrancamos de nuestro sistema presidencial todas y cada
una de esas facultades metaconstitucionales que aun predominan.
Por otra parte, el presidente monarca seguirá vivo
sino desterramos para siempre todo rito existente que ha hecho del Ejecutivo federal y sus
actos de gobierno, una verdadera rendición al culto casi mítico que llegó incluso
a suponerlo un semidiós.
En efecto, durante muchos años el Ejecutivo fue un
gran dispensador de los cargos públicos y políticos lo que motivó que muchos de
sus seguidores en forma discreta o por demás pública, adularan hasta el
cansancio toda actividad proveniente del Ejecutivo federal, incluso hasta sus
propios errores ofensivos para el país.
En el pasado inmediato recordamos los actos masivos
estratégicamente planeados para que el Ejecutivo federal llegase a sentir de
alguna u otra forma el apoyo o refrendo del pueblo mexicano a su gobierno.
Llegó al grado la obcecación por la adulación, que en
un acto republicano del Congreso como lo es la apertura de sesiones ordinarias
del mismo, el Presidente de
Pero a cambio de este acto durante muchos años,
indistintamente se utilizó este acto para establecer cada primero de septiembre
una especie de culto y pleitesía al Ejecutivo federal, que fue acompañada de verbenas
populares, miles de metros de vallas humanas, hasta el recibimiento a estas
puertas del Palacio Legislativo como el mayor símbolo de autoritarismo
presidencial.
Es cierto que los tiempos han cambiado y que el
ejecutivo ya no desfila por las calles saludando a miles de acarreados y
prácticamente asfixiado por la caída de confeti multicolor. Hoy esos actos han
quedado prácticamente atrás.
Pero en el fondo siguen vivos por que no hemos sido
capaces de acotar constitucional y jurídicamente todas las facultades extra
legales del presidente, así como los actos a los cuales asiste que se encuentra
intactos, casi intocables como si quisiéramos mantenerlos vivos renegando de
ellos.
Un ejemplo de esto es, que a la apertura de sesiones
del Congreso de
Pero cómo entender que las cosas han cambiado si el
formato de la apertura de sesiones del Congreso sigue siendo el mismo,
absolutamente el mismo, con el cual el Presidente culmina o inicia un año más
de actividades, qué hace de este acto del pueblo mexicano, un acto del
ejecutivo federal, porque las fuerzas representadas en el Congreso exponen sus
posicionamientos de partido sin la presencia del Ejecutivo federal, ya que así
lo ha dispuesto sin modificarlo la propia Ley Orgánica del Congreso General de
los Estados Unidos Mexicanos.
El artículo séptimo de la citada ley, establece en su
numeral segundo, entre otras cosas que “antes del arribo del Presidente de
Esto significa que los legisladores oradores
presentan los posicionamientos de sus partidos sin la presencia del Presidente
de
No podemos entender que en un país que se dice plural
y democrático donde el Congreso dispone, el Ejecutivo no escuche de viva voz,
cara a cara como lo demanda la sociedad, los posicionamientos de los partidos
políticos representados en el Congreso.
Como todos sabemos el Presidente llega minutos
después de que los partidos fijan sus puntos de vista para adueñarse del
escenario, como si fuera un acto que ratificara la presidencia imperial que
tanto daño nos causó.
Por ello, es prudente cambiar el formato del primero
de septiembre de cada año para que el Presidente además de asistir y dar un
informe a la nación, esté presente en la sesión de apertura del Congreso y
escuche los posicionamientos de los partidos políticos además de abrirse un
debate plural y respetuoso que sólo se da cuando los Poderes de
Por lo anteriormente expuesto y de conformidad con el
artículo 71 constitucional y demás relativos, así como los artículos 55 al 58
del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados
Unidos Mexicanos, someto a la consideración de este H. Congreso de
Dice:
Artículo 7º.
1.- …
…
…
2.- Antes del arribo del
Presidente de
…
…
Debe
decir:
Artículo 7º. …
1.- …
…
…
2.- Antes de la intervención
del Presidente de
…
…
Dado en el Palacio Legislativo de San Lázaro a los 20
días del mes de marzo de 2002.
Dip. José Manuel del Río
Virgen
(Turnada a