Punto de acuerdo exhortando a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, para que bajo su estricta responsabilidad determine un porcentaje suficiente a los salarios mínimos generales y profesionales que habrá de regir para el próximo año, tiene la palabra el diputado Roberto Ruiz Ángeles, a nombre de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, hasta por diez minutos.

EL DIP. ROBERTO RUIZ ANGELES: Gracias, diputado Presidente. Ciudadanas diputadas y diputados:

De la Comisión de Trabajo y Previsión Social, sometemos a este Pleno este Punto de Acuerdo.

Los integrantes de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, miembros de las diversas fracciones parlamentarias, preocupados por la situación socioeconómica de los trabajadores del país, se permiten hacer una exhortación a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, para que bajo su estricta responsabilidad determine un porcentaje suficiente a los salarios mínimos, generales y profesionales que habrán de regir para el próximo año con base a las siguientes consideraciones:

Conforme a lo establecido en el segundo párrafo, de la fracción VI del artículo 123 constitucional, para la satisfacción de las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, es necesario contar con un salario digno y suficiente.

La Comisión Nacional de Salarios Mínimos, fue creada en el año 1963, con el objeto de procurar el mas amplio y efectivo cumplimiento de los preceptos constitucionales en esta materia.

El deterioro del poder adquisitivo del salario, ha sido creciente interrumpido e ininterrumpido, generando un rezago histórico sumamente grave en la capacidad de compra de los obreros y sus familias, haciéndose nugatorio su derecho constitucional a una remuneración suficiente.

Los factores que han concurrido en esta delicada situación han sido variados y complejos, pero de entre ellos destacan los siguientes:

La tendencia a establecer los salarios mínimos tomando como base únicamente la estimación anulada anual del porcentaje de inflación que generalmente termina invariablemente siendo mayor a los pronósticos oficiales que sustenta en exigencia del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y organismos financieros internacionales.

Que nuestro gobierno tiene que aceptar a cambio de nuevos créditos los aumentos de precios que indiscriminadamente se producen en cascada ante el solo anuncio de que se están estudiando los salarios mínimos generales para el año siguiente, lo que deduce a la nada el beneficio de los aumentos sin que se establezcan estrategias enérgicas y bien planteadas que impidan este fenómeno antes y después de la fijación de los salarios.

Previniendo sanciones y castigando con dureza estas conductas indebidas, y las distorsiones y el deterioro que se origina con esto y la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores y sus familias incongruentes con el aumento anual de los salarios mínimos generales y profesionales.

La existencia de tres zonas económicas en el país por la especial configuración de los sistemas de producción y comercializaci6n del territorio nacional, particularmente de productos de la canasta básica, los precios de muchos satisfactores se fijan de acuerdo con los salarios mínimos de las zonas más caras y cuando llegan a las zonas b y c, que son de menor percepción, llevan ya incrementos adicionales por los costos de embalaje, traslado, almacenamiento, etcétera, lo que propicia la paradoja de que los precios más altos los paguen aquellos que menos reciben por su trabajo.

En estas circunstancias, y en el entendido de que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos es un órgano autónomo y tripartito, que debe de basar sus resoluciones en los estudios socioeconómicos y consideraciones que presentan los representantes de cada sector y que además cuenta con indicadores socioeconómicos históricos suficientes, esta Comisión de Trabajo y Previsión Social se permite proponer que este Pleno autorice se le formule a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, las siguientes recomendaciones:

Punto de Acuerdo

Primero, Ante la pérdida constante del poder adquisitivo de los salarios mínimos, derivado por circunstancias entre otras, políticas neoliberales, que no son fijadas más que por organizaciones internacionales, y que en los últimos años son superiores al 52% con la pérdida derivada, entre otras causas, por la fijación de topes salariales que se sustenta en exigencias del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y organizaciones internacionales, esta H. Cámara de Diputados a través de la Mesa Directiva mediante oficio, recomienda en forma respetuosa a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, para que en ejercicio de sus facultades constitucionales y legales, con base en los estudios socioeconómicos de los sectores, presenten y ante la necesidad de ir recuperando el poder adquisitivo perdido de los trabajadores, se apruebe un incremento a los salarios mínimos que no se tenga como único argumento el índice de la inflación esperada para el año 2001 y el aumento se dé con el porcentaje suficiente conforme al mandato constitucional.

Segundo. Que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos analice a profundidad la conveniencia o inconveniencia de mantener las tres zonas socioeconómicas actuales por las razones expresadas y que en caso de resolver fundamentalmente su prevalencia, tome en cuenta los factores sobre costos de los productos básicos a que se ha hecho referencia, para fijar incrementos en las zona "B" y "C", superior a los salarios mínimos generales y profesionales de la zona " A", a que resarzan con esto esas pérdidas adicionales por estar enclavados en zonas de poder adquisitivo menor.

Tercero. Que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos incorpore a su resolución de salarios mínimos generales y profesionales para el año 2001, un punto que establezca explícitamente la libertad plena de los trabajadores y patrones para acordar los aumentos salariales en el marco de la negociación colectiva.

Atentamente, Palacio Legislativo a 28 de noviembre del año 2000. Firman: Diputado Presidente José Ramírez Gamero, diputado Secretario Francisco Hugo Gutiérrez Davila, diputado Secretario Roberto Ruiz Angeles, diputada Secretaria Alejandra Barrales Magdaleno, diputado Secretario Hugo Camacho Galván; los integrantes de la Comisi6n, diputados: Enrique Aguilar Borrego, Hilda Anderson Nevarez, Rodolfo González Guzmán, Roque Joaquín Gracia Sánchez, Juan Leyva Mendivil, Francisco Javier López González, Rafael López Hernández, Sergio Maldonado Aguilar, Enrique Ramos Rodríguez, Carlos Romero, Benito Vital Ramírez, Carlos Aceves del Olmo, Jaime Aceves Pérez, Manuel Castro y del Valle, José Antonio Gloria Morales, Héctor Méndez Alarcón, José Luis Nogales Arellano, Ramón Paniagua Jiménez, Francisco Ramírez Cabrera, Jorge Uldapilleta Núñez, Alejandro Gómez Olvera, Rosario Tapia Medina, Herbert Taylor Arthur, Alfonso Sánchez Rodríguez.

Señor Presidente: Por ser un acuerdo del pleno, solicitamos a esta Presidencia se turne integro el Acuerdo del pleno de esta Comisión de Trabajo y Previsión Social para que sea remitido textualmente a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.

Es cuanto, señor Presidente.

EL PRESIDENTE: Muchas gracias, al diputado Roberto Ruiz Angeles.

Esta Mesa Directiva reserva el trámite solicitado, al termino de los oradores que han pedido hacer uso de la palabra para rectificación de hechos.

Tiene la palabra el diputado Ramón León Morales, del Partido de la Revolución Democrática, hasta por cinco minutos.

EL DIP. RAMON LEON MORALES: Con su permiso, señor Presidente; compañeras y compañeros diputados:

A estas alturas resulta evidente que el desempeño del modelo económico impuesto desde 1983, no ha podido alcanzar una sola de las metas que sus promotores le asignaron. La inflación se controló con sobrevaluación cambiaría, los mercados se abrieron indiscriminadamente desmantelando sectores económicos y regiones productivas y se contuvo la demanda con una drástica contención salarial y del ingreso,

En casi dos décadas no se generaron empleos suficientes; la remuneración del empleo cayó a niveles de subsistencia, la pobreza se incrementó e intensificó, la vulnerabilidad del sistema financiero y exportador aumentó, y hoy nuestra economía tiende a sufrir crisis cada vez más severas y recurrentes.

En ese lapso los trabajadores mexicanos han cargado el fardo de una deuda social ominosa e impagable, han sido los más afectados por políticas económicas, inadecuadas e injustas, y vieron perdidas conquistas históricas que protegían sus fuentes de trabajo y sus ingresos.

Los trabajadores mexicanos enfrentaron en estos años la desocupación, el empleo precario, la economía informal y la migración. Tuvieron que trabajar jornadas más largas, emplearse en más de un trabajo o integrar a sus familias al mercado laboral en condiciones desventajosas. Tuvieron que sacar a sus hijos e hijas de la escuela, se vieron forzados a laborar en ocupaciones cada vez más inseguras e insalubres, en horarios inhumanos sin garantías ni cobertura social.

En estos momentos vivimos un cambio de gobierno y de régimen, el actual presidente ha sido enfático al ofrecer un cambio en el estado de cosas y ojalá así sea, porque hasta el momento miembros de su gabinete, han sido omisos en tratar una política económica de cambio por el contrario ofrecen mantener el deterioro de las condiciones de vida y de trabajo.

Nuestra ley fundamental define al salario mínimo como la remuneración suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para promover la educación obligatoria de los hijos.

Esto significa un derecho de todos los trabajadores asalariados, una garantía no sujeta a negociación y condicionamiento, sin embargo, el deterioro al salario mínimo ha vuelto letra muerta este precepto.

Detener el deterioro del salario mínimo de los trabajadores, debe ser una prioridad de cualquier gobierno. Negar un incremento salarial que compense esta caída en algún grado, es negar efectividad a cualquier medida de política social.

Miembros del gobierno entrante, sin embargo, se han manifestado por atar los incrementos salariales a variables económicas como la inflación o la productividad, concibiendo la remuneración al trabajador como un costo laboral no como un indicador de bienestar.

Como efecto de lo anterior, según las premisas del pensamiento empresarial, la economía elevará su competitividad y se adecuará a las condiciones exigidas por la globalización. La reactivación económica supuestamente, mejorará las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados.

Sin embargo, de 1994 a 2000 el producto interno bruto creció en promedio 3.1% anual mientras que la productividad media por trabajador en el sector manufacturero creció 5% promedio anual, sin que el bienestar de los trabajadores haya mejorado en la misma proporción, inclusive en plena crisis económica de 1994 a 1995 la productividad creció 5.4% en dicho año, el producto interno bruto cayó el 6.2%.

Debe haber una relación entre la productividad y el salario, éstos habían crecido 5% real en este sexenio sucedió lo contrario, cayó 22. 5%. Esto ha sido posible porque la estrategia empresarial para mantener un margen de ganancias y enfrentar la competencia internacional, se ha fincado principalmente en la reducción del costo laboral, lo que ha implicado desempleo y bajos salarios así como el crecimiento del empleo informal.

El comportamiento del salario en México no depende de la productividad y la oferta de trabajo sino de una política estatal que ha manejado los ingresos de los trabajadores como variable macroeconómica de ajuste.

La determinación de incrementos bajos al salario mínimo, no sólo afecta a los 12 millones de trabajadores que reciben esta remuneración y a sus familias, sino que son un parámetro para las negociaciones colectivas salariales y contractuales para los incrementos a los trabajadores al servicio del Estado.

Estas deben ser consideraciones que se deben tomar en cuenta para la próxima revisión de los salarios mínimos, de ninguna forma se justifican mayores sacrificios a la población. El costo social que se pagó en los años pasados no tuvo razón de ser, el nuevo gobierno debe tener presente que todo tiene un límite y que no se puede prolongar indefinidamente el empobrecimiento del pueblo.

Sólo poniendo por delante el ingreso y el trabajo podemos aspirar a mejores condiciones de vida.

En consecuencia, con sus principios y programas y por un acto de elemental justicia, el grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática se une al exhorto presentado a este pleno por la Comisión de Trabajo y Previsión Social para defender el poder adquisitivo de los salarios mínimos y hace un llamado a las actuales autoridades económicas y laborales, para detener y revertir la caída de los ingresos del pueblo. Sólo con políticas justas de distribución del ingreso, el mejoramiento salarial y la generación del empleo estable y bien remunerado, nuestra nación podría aspirar a un futuro mejor. Muchas gracias.

EL PRESIDENTE: Gracias al diputado Ramón León Morales.

Para rectificación de hechos tiene la palabra el diputado Jaime Cervantes Rivera, del Partido del Trabajo hasta por cinco minutos.

EL DIP. JAIME CERVANTES RIVERA: Con la venia de la Presidencia. Compañeras y compañeros diputados:

En los últimos días tanto el sector privado como el Gobernador del Banco de México han considerado que el aumento salarial para el próximo año no deberá ser mayor al índice inflacionario previsto para el 2001, que esperan sea del 6. 5%. Consideran que sería peligroso elevar los minisalarios por arriba de la inflación esperada, pues según ellos frenaría el desarrollo del país e impediría la generación de nuevos empleos.

Gobiernos van y vienen y la historia y los argumentos se repiten. Los dueños del capital y las autoridades monetarias siempre piensan igual, se oponen a cualquier alza de salarios, pues según ellos frenaría el desarrollo del país e impediría la generación de nuevos empleos, pero lo que no ven es que los salarios reales en este país vienen disminuyendo desde 1997 a la fecha, pues desde entonces vienen reajustándose por debajo de la inflación pasada y/o esperada, y no obstante ello no se ha alcanzado un desarrollo del país.

El grupo parlamentario del Partido del Trabajo ha denunciado de forma sistemática que la disminución de los salarios reales no se ha traducido en mayor generación de empleos productivos, por el contrario, lo que se ha observado es que la disminución de los salarios reales ha contraído la demanda, lo cual ha restringido el crecimiento de la producción y en consecuencia del empleo.

El nuevo Secretario del Trabajo se suma a la posición de la iniciativa privada al igual que los anteriores secretarios de dicho ramo. Se ha pronunciado en el sentido de que en la nueva administración no se darán ajustes salariales espectaculares ni se caerá en posturas populistas que dañen las finanzas públicas y puedan provocar nuevas crisis económicas. Según él, como para muchos, los incrementos salariales son causa de déficit fiscal y de crisis.

Cabe recordarle que la crisis de 1982 así como la de 1995, no fueron resultado del incremento de salarios reales, como ya se señaló antes; éstos vienen cayendo desde 1977.

Las nuevas autoridades se preocupan, al igual que sus antecesoras, por el equilibrio de las finanzas públicas y por la reducción de la inflación. Para ellos esto es lo más importante y el resto de la política económica debe subordinarse a tales metas, de ahí que de antemano señalen que no se otorgará un aumento nominal de los salarios que pueda comprometer el llamado saneamiento económico.

Compañeras y compañeros diputados, ¿de qué nos sirve la reducción de la inflación y el equilibrio de las finanzas públicas, si ello se consigue a costa de sacrificar los salarios reales, así como el crecimiento de la inversión y del empleo y de la actividad económica en su conjunto.

¿ Dónde quedaron los preceptos constitucionales que establecen que los incrementos a los salarios deben permitir a los trabajadores cubrir sus necesidades para vivir de manera digna y holgada?

Queda claro que lo que le preocupa al actual régimen, al igual que a los que le precedieron, es el ser bien vistos por el gran capital nacional e internacional, para que éste último siga fluyendo a la economía y no se salga de ésta. Parten de la creencia de que el incremento a los salarios es inflacionario, sin considerar que son otros los elementos que han llevado al país a la inflación, al déficit fiscal y a la crisis.

En la década de los ochentas, si la economía trabajó con déficits fiscales crecientes y alta inflación, no fue por los incrementos salariales reales, pues éstos no se dieron, sino que fue por el resultado de las políticas devaluatorias instrumentadas para adelgazar el superávit comercial para cubrir el pago de servicio de la deuda externa, así como por el alza de las tasas de interés tanto nacional como internacional, todo lo cual incrementó tanto los precios como el costo de la deuda pública externa, interna y con ello el déficit fiscal.

Las nuevas autoridades de la Secretaría del Trabajo, nos dicen que en el nuevo gobierno de Vicente Fox, los aumentos salariales estarán siempre vinculados a la productividad y competitividad. El argumento de vincular el ajuste de salarios a la productividad ya ha estado presente y no se pudo instrumentar; el problema es que en el contexto de economía abierta en el que estamos, la producción nacional no tiene competitividad frente a las importaciones. Estas son de mayor productividad y menor costo y el problema se recrudece por el tipo de cambio apreciado con el que hemos venido trabajando, lo que nos coloca en una posición menos competitiva, por lo que si los salarios se incrementasen al igual ritmo que el crecimiento a la productividad, menores serían los niveles de competitividad de la producción nacional frente a las importaciones. De ahí porqué no se ha instrumentado la política de vincular el incremento de salarios al crecimiento de la productividad. Es decir, se sacrifican los salarios reales para que las empresas nacionales puedan sortear en mejores términos la competencia frente a importaciones.

a son muchos los años de deterioro permanente a los salarios reales en este país, estos caen con inflación y sin inflación a pesar de que se insiste en la baja inflación y en los llamados equilibrios macroeconómicos, los salarios reales nunca se ven beneficiados; por el contrario, si se logra la reducción de la inflación y el saneamiento fiscal es porque ello se sustenta en la disminución de salarios reales y el empleo productivo.

No es posible seguir deteriorando.....

Solicito un minuto, señor Presidente para terminar.

EL C. PRESIDENTE. Sí, diputado, termine.

EL C. DIPUTADO JAIME CERVANTES RIVERA. No es posible seguir deteriorando el nivel de vida de los trabajadores y sus familias en aras de seguir cumpliendo metas macroeconómicas que están representando un alto costo al país y que además no sienta las bases para el crecimiento sostenido y generalizado de la esfera productiva y de la economía.

Por todas las consideraciones expuestas, el grupo parlamentario del Partido del Trabajo apoya el punto de acuerdo para exigir al gobierno del Presidente Vicente Fox y en particular a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, determinen otorgar un incremento suficiente a los salarios mínimos generales y profesionales para que los trabajadores de este país puedan vivir de forma decorosa, incluidas sus familias y que no tengamos que continuar viviendo como los bajos salarios sigan siendo un instrumento de enriquecimiento de los poderosos.

Es cuanto, señor Presidente, muchas gracias.

EL C. PRESIDENTE. Gracias al diputado Jaime Cervantes Rivera.

Esta Presidencia turna la propuesta de acuerdo formulada por el diputado Roberto Ruiz Angeles a nombre de la Comisión del Trabajo y Previsión Social, así como las intervenciones del diputado Ramón León Morales del Partido de la Revolución Democrática y el diputado Jaime Cervantes Rivera del Partido del Trabajo, a la Junta de Coordinación Política.