Migración

 

El volumen, la composición por sexo y edad y el patrón de distribución territorial de la población están determinados no sólo por el crecimiento natural, resultante de la diferencia entre la natalidad y la mortalidad, sino también por el crecimiento social producto de los flujos migratorios. Éstos acontecen al interior del territorio nacional –entre entidades y municipios-, entre países, y en todos los casos implican un cambio de residencia.

 

Migración Interna

Dados los múltiples cambios de residencia que pueden ocurrir a lo largo de la vida de las personas y sus familias, la migración suele medirse en dos momentos precisos: cuando el lugar de residencia actual difiere del de nacimiento, se hace referencia a una migración acumulada; y cuando difiere del que se tenía en un momento determinado, generalmente hace cinco años, se denomina migración reciente. El Censo del año 2000 captó ambos tipos de movimientos.

 

Migración Acumulada

En la actualidad, 17.9 millones de personas residen en una entidad federativa distinta a la que nacieron, monto equivalente a 18.5% de la población nacional. Esta tasa era de 17.2% en 1990 y de 14.5% en 1970, lo cual es indicativo de que los mexicanos cambiaron de residencia dentro del territorio nacional cada vez con mayor frecuencia (véase gráfica I.3.1), aun cuando este indicador es inferior al observado en países como Estados Unidos de América, donde alcanza un valor de 31.9 por ciento.

En términos absolutos, las entidades federativas que han recibido más inmigrantes son el Estado de México con 5.4 millones, el Distrito Federal con 1.9 millones y Baja California con 1.1 millones. En contraste, del Distrito Federal han salido a vivir a otras entidades 4.7 millones de personas, de Veracruz 1.4 millones y de Michoacán 939 mil.

 

Las entidades federativas que tienen el mayor porcentaje de residentes nacidos en otra entidad son: Quintana Roo con 55.6% de su población actual, Baja California con 46.6%, el Estado de México con 41.7%, Baja California Sur con 32.1% y Morelos con 28.6 por ciento. Por su parte, las que han expulsado proporcionalmente más personas son el Distrito Federal, donde 55.6% de los nacidos en alguna de las 16 delegaciones políticas vive actualmente en otra parte del país; le sigue Zacatecas, con una proporción de 40.7%, Durango con 33.2%, Hidalgo con 26.9% y San Luis Potosí con 26 por ciento.

 

Ahora, si consideramos el saldo neto migratorio, es decir, la diferencia entre las entradas y las salidas de residentes que ocurren en cada una de las entidades federativas, se observa que las que proporcionalmente han ganado más población son: Quintana roo con 51.6% y de emigración de 51.6% -resultado de la diferencia entre tasas de inmigración de 55.6% y de emigración de 4%-, Baja California con 41.4% y el estado de México con 36.1 por ciento. En el otro extremo, las entidades que han perdido proporcionalmente más personas son: el Distrito Federal, de donde ha salido el equivalente a una tercera parte de sus residentes actuales (-)33.2%; Zacatecas con (-)30.5%, y Durango con (-)21.5% de pérdidas netas por cada 100 residentes. (Véase gráfica I.3.2)

 

Migración Reciente

En relación con la migración reciente, 3.8 millones de personas, que equivalen a 4.4% de los habitantes de 5 años y más, vivían en 1995 en una entidad federativa diferente a la actual.

El patrón de migración reciente es relativamente diferente al que muestra la migración acumulada, ya que algunas entidades que bajo este último enfoque están consideradas como de fuerte expulsión –Zacatecas, Hidalgo, Michoacán y San Luis Potosí-, de acuerdo con la migración reciente se consideran débil expulsión o de equilibrio. (véase mapa I.3.1)

Contrario a lo anterior; entidades como Tabasco, Veracruz y Sinaloa, consideradas de débil expulsión o equilibrio, pasan a clasificarse como de fuerte expulsión de acuerdo con la migración reciente.

 

Las entidades de atracción, en general, tienen el mismo comportamiento con base en los dos criterios ya mencionados. Sin embargo, la intensidad de los flujos que se dirigen hacia el Estado de México ha disminuido, por lo cual se le ubica como débil atracción bajo el criterio de migración reciente.

Los migrantes presentan características diferentes según sexo. En general, se desplazan más las mujeres que los hombres, por lo que el índice de masculinidad de los migrantes recientes es de 95 hombres por cada 100 mujeres. Los flujos migratorios con mayor presencia femenina llegan a entidades de la región central, como el Distrito Federal, Hidalgo, Puebla y Morelos, cuyos índices van de 75 a 89 hombres por cada 100 mujeres. En cambio, los hombres tienen mayor presencia en entidades como Chihuahua, Baja California Sur y Quintana Roo –estados de atracción-, regiones donde los índices se ubican por arriba de 108. (Véase gráfica I.3.3)

 

Causas de la Emigración

 

La emigración es una característica inherente al ser humano. Conocer las causas que lo llevan a cambiar de residencia contribuye al mayor conocimiento de uno de los fenómenos demográficos, sociológicos y económicos más importantes en la actualidad, tanto en el ámbito internacional como en el nacional.

En nuestro país, 1 de cada 4 migrantes recientes cambiaron de domicilio para buscar trabajo o porque ya contaban con éste en otra entidad; una proporción similar lo hizo para reunirse con la familia, contraer nupcias o unirse con su pareja, y 7% señaló motivos de estudios, salud o de inseguridad en el lugar donde radican.

Cabe destacar que las causas de la migración varían según el sexo de los migrantes: la mayor parte de los hombres emigran por motivos laborales –31.5%- y las mujeres lo hacen por razones de tipo familiar –29.5%-. (véase gráfica I.3.4.)

 

Migración Intermunicipal

El Censo del año 2000 además captó el fenómeno de la migración intermunicipal reciente, es decir, el cambio de domicilio a un municipio distinto dentro de la misma entidad. Al respecto, se tiene que 2.7 millones de personas de 5 años y más, que representan a 3.3% de esta población, vivían en 1995 en un municipio diferente al de su residencia actual. Este fenómeno ocurre con mayor frecuencia en las entidades en las cuales se encuentran las principales zonas metropolitanas del país, como son: Nuevo León, estado en el que 6.7% de la población cambió de municipio de residencia; el Distrito Federal, donde hay 5.9% de migrantes interdelegacionales y el Estado de México, Jalisco y Veracruz quienes tienen 4.9, 4.5 y 4.3%, respectivamente. (Véase gráfica I.3.5)

 

Migración Internacional

El cuestionario ampliado del Censo del año 2000 incluyó, por primera vez, un conjunto de preguntas acerca de personas que emigran hacia otros países, información que es proporcionada por los familiares que permanecen en el territorio nacional.

De esta forma, sabemos que en los últimos cinco años se fueron a vivir al extranjero 1.6 millones de personas. Este flujo migratorio debe considerarse como una cota inferior del número de emigrantes internacionales, ya que a este monto habría que añadirle una nueva modalidad referida a la migración de familias completas, cuyo registro es objeto de los censos de los países de destino.

Al interior de nuestro país, a los estados tradicionales expulsores de población al extranjero como son: Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Chihuahua, Durango, Tamaulipas y Zacatecas, de donde salen poco más de 4 de cada 10 emigrantes internacionales, se han sumado otras entidades que no tenían una tradición migratoria internacional significativa como el estado de México, Distrito Federal y Veracruz que representan 18.5% del lujo de las personas al exterior (véase gráfica I.3.6). De esta forma, tan sólo 10 entidades federativas aportan cerca de 61% de los mexicanos que cambian su residencia a otros países.

 

En cuanto al lugar de destino de la emigración internacional, los Estados Unidos de América atraen a 96.1% del total de la población emigrante. Michoacán, Nayarit, Guerrero, Guanajuato, Hidalgo, Oaxaca, San Luis Potosí y Zacatecas son los estados con proporciones más altas de emigrantes hacia ese país –por arriba de 98%- mientras que Quintana Roo y el Distrito Federal envían una proporción importante de su población –24.8 y 17.7%, en ese orden- a otros países.

Por lo que se refiere a la estructura por sexo y edad de los emigrantes internacionales, se observa que a diferencia de la migración interna, la que se dirige a otros países es predominantemente masculina: los hombres representan tres cuartas partes del total de emigrantes internacionales. Asimismo, como consecuencia del carácter laboral de la migración, 88.4% de los migrantes se encontraban en edades económicamente activas, fenómeno que trae consigo tanto la separación de los miembros del hogar como la pérdida de fuerza de trabajo para las regiones y el país en su conjunto.

Para concluir con este tema, cabe destacar que del total de personas que salieron al extranjero en los últimos cinco años, 75.7% aún permanece en otro país y 17.4% ya había regresado a México al momento del Censo.

 

 

 

 

 

 

 

Tesis sobre la ley de migración de los

Estados Unidos de América.

La relación entre México y Estados Unidos es una de las más intensas que existen de los dos países, por su cercanía, sus intercambios económicos, culturales y políticos. Por lo mismo las políticas migratorias de ambos países no pueden ser analizadas desde un punto de vista de soberanía abstracto.

En Estados Unidos trabajan varios millones de mexicanos, quienes aportan con su trabajo ganancias muy importantes a sus empleadores. No es exagerado decir que con su trabajo permiten a los ciudadanos estadounidenses concentrarse en ramas más productivas de la economía. Asimismo, los salarios que les pagan son tan bajos que permiten que los productos norteamericanos sean competitivos en el mercado internacional y mantener los precios bajos en el interno. Por otro lado, nuestros paisanos pagan impuestos y cuotas por seguro social, en muchas ocasiones sin recibir beneficio alguno.

Como consecuencia de los puntos anteriores, así como del proceso de globalización que se desarrolla en el mundo, se considera oportuno que en la actualidad se lleven a cabo negociaciones para lograr un enfoque incluyente en las políticas migratorias de los Estados Unidos de América, en particular en el caso México, ya que, sin discutir que es un asunto soberano el elaborar leyes internas, en los asuntos migratorios es cada vez más difícil separar lo puramente nacional de lo internacional. Por lo que se considera oportuno analizar con las autoridades estadounidenses, a todos los niveles, con el fin de que se acepte discutir algunas de las disposiciones de la Ley de Migración que más afectan a los nacionales mexicanos.

Uno de los problemas que más han perjudicado a nuestros paisanos en Estados Unidos, sobre todo a los residentes legales, es la aplicación retroactiva de la Ley de Migración, ya que se ha expulsado del país a personas que cometieron un delito hace muchos años, no obstante que dichas personas han cumplido con sentencias y han creado después de ello una familia, en muchas ocasiones, con ciudadanos estadounidenses.

Otro problema que aqueja a nuestros connacionales en la actualidad son las sentencias de 1 a 20 años por reingresar ilegalmente en Estados Unidos. Muchos mexicanos están purgando castigos por lo anterior, sólo por haber regresado para poder mantener a sus familias.

El pasado 21 de diciembre, el Presidente Clinton firmó una serie de

modificaciones a la Ley de Migración, entre las que destaca una extensión para la utilización de la Sección 245(i) hasta el 30 de abril del 2001. Esta sección permite que las personas, a favor de las cuales algún familiar ha sometido una petición para que emigren a Estados Unidos, en el momento en que les llegue su turno para recibir una visa, puedan realizar su cambio de calidad migratoria sin tener que abandonar el país. Lo anterior es de suma importancia, ya que cuando la 245(i) no está vigente, las personas beneficiadas por la petición de un familiar tienen que salir del país para hacer su ajuste de calidad migratoria. Sin embargo, al salir se les aplica una restricción de 10 años por haber estado en los Estados Unidos ilegalmente por más de un año, por lo que todo el trámite, que dura varias años se ve truncado y las familias separadas.

No obstante que la extensión de la Sección 245(i) beneficiará a muchas personas, consideramos que en el caso de los mexicanos se podría aplicar de forma permanente.

La solución de los problemas citados, sólo se logrará como resultado de una negociación amplia y de alto nivel, a través de los siguientes acuerdos:

Que las autoridades estadounidenses acepten discutir estos puntos de la Ley de Migración, y reconozcan la importancia de las aportaciones de nuestros connacionales a la sociedad de Estados Unidos.

Creando un grupo de trabajo que se avoque a revisar estos puntos de la Ley de Migración, para que se vayan elaborando propuestas concretas que los poderes legislativos de ambos países puedan discutir.

Por otro lado, un asunto que posee también gran trascendencia para nuestro países el fondo del Seguro Social en Estados Unidos, el cual cuenta con miles de millones de dólares en cuotas pagadas por trabajadores mexicanos durante las últimas décadas, sin que ellos puedan reclamarlos.

Cada trabajador en este país debe pagar una cantidad determinada de su salario para la pensión de retiro o para otro tipo de beneficios. Sin embargo, las regulaciones que rigen dicho fondo fueron escritas, entre otras cosas, para impedir el acceso de los trabajadores indocumentados a todo tipo de beneficios e incluso, en algunos casos, los mismos residentes legales se ven privados de ellos.

 

Nuestro gobierno debería firmar un acuerdo que permitiera a los mexicanos en cualquier lugar, gozar de los beneficios a que tienen derecho por los muchos años que trabajaron en Estados Unidos. En la actualidad se le dice al trabajador ilegal que para recibir esos beneficios se debe ir a su país, pero en realidad sólo los recibirá por seis meses, ya que después dejará de recibir su pensión, pues le exigirán que viva legalmente en E.U.A, treinta días de cada seis meses para continuar recibiendo los pagos. Sin embargo, como estuvo con anterioridad trabajando sin papeles en el país, no tiene derecho a visa, por lo que pierde su pensión.

Se calcula que varias decenas de miles de millones de dólares se encuentran en el fondo del Seguro Social sin que puedan ser disfrutados por sus propietarios.

 

Análisis de la Ley de Migración de los Estados Unidos de 1996

(Comisión de Población, Fronteras y Asuntos Migratorios)