Año l No.22 PRIMER PERIODO DE SESIONES ORDINARIAS OCTUBRE 31, 2000

El diputado J. Timoteo Martínez Pérez:

Con su permiso, señor Presidente; compañeras y compañeros diputados:

Me he permitido hacer uso de la palabra a nombre de mis compañeras y compañeros de la fracción parlamentaria de mi partido, para tratar el asunto relacionado con los trabajadores agrícolas migrantes, tanto externa como interna.

Considerando que a medida que el sector empresarial prospera en las actividades agrícolas y ganaderas, abarcando procesamiento de la distribución y el comercio, una sólida infraestructura tecnológica y financiera, los campesinos quedaron reducidos a ser proveedores de mano de obra barata. Así surgen los jornaleros agrícolas, nacen y se reproducen en la economía campesina, la de los pueblos pobres, esencialmente indígenas y de los campesinos minifundistas que cultivan parcelas en donde obtienen bajísimos rendimientos con una nula o escasa asesoría técnica, sin apoyo crediticio y cercados por un mercado local que controla su escasa producción.

Estos trabajadores son expulsados de sus lugares de origen, principalmente por la falta de fuentes de empleo, para caer en manos de una red de enganchadores que los llevan a los campos de trabajo se calcula que entre cuatro y cinco millones de jornaleros agrícolas son los que acuden año con año con todo y su familia a los campos productivos de diferentes estados de la República y a los Estados Unidos de América, para trabajar en la cosecha de tomate, chile, calabaza etcétera.

Todos estos trabajadores están sometidos a la explotación y la inseguridad en cuanto al trabajo, en cuanto a su traslado a los puntos de trabajo; en la insalubridad de sus viviendas y múltiples anomalías y abusos en sus relaciones laborales.

Sin embargo, el fenómeno de jornalerismo lejos de tenerse, cada día aumenta considerablemente. Existen estimaciones que sólo un 20% de jornaleros cuentan con un empleo estable y el 80% restante únicamente tiene una ocupación eventual o temporal sin ninguna garantía.

Ante lo antes expuesto proponemos ante esta soberanía los siguientes

PUNTOS DE ACUERDO

En cuanto a los trabajadores migrantes en el interior de nuestras fronteras y para dar certeza a la relación laboral, es necesario aplicar la Ley Federal del Trabajo en sus artículos 25, 56, 280 y 282, a efecto de que gocen de un contrato de trabajo apegado a la ley y que el desarrollo y desempeño de su labor se apegue a la misma, de tal manera que al cumplir con el mínimo de tres meses de trabajo continuo se les otorgue las condiciones de trabajadores de planta, gozando de todas las prerrogativas que tiene la categoría de trabajadores asalariados, como son: el derecho al seguro social, vacaciones, Infonavit y demás prestaciones que establece la ley.

En cuanto a los migrantes extranjeros, es imprescindible que los consulados realicen una defensa activa de nuestros connacionales; que se otorguen mayores recursos para contactarlos en el extranjero para que se realicen activas campañas de difusión sobre los derechos y servicios que puedan reclamar en las oficinas consulares; la difusión y cumplimiento y revisión del Programa Paisano; la creación del Instituto Nacional de Protección de Mexicanos en el Extranjero; que se tengan más abogados laborales y logísticos para detectar a los trabajadores mexicanos y ayudarlos en sus derechos.

Hagamos de nuestros consulados una efectiva extensión de nuestra soberanía y defensa de libertades y la justicia, que es el más preciado don de cualquier ser humano, la vida.

Es cuanto.