«Los que suscribimos este punto de acuerdo, diputados federales de la LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados miembros del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 58 y 59 del Reglamento Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, sometemos a la consideración de esta honorable Asamblea el siguiente punto de acuerdo por las siguientes consideraciones:
Las fronteras entre las naciones por naturaleza representan espacios de tránsito y de intercambio de personas y de productos comerciales sin que ello deba causar controversia entre los pueblos. Una buena vecindad entre los estados es fundamental para una exitosa y saludable relación entre naciones que comparten una intensa relación comercial, industrial y cultural.
La frontera norte de México es la más transitada del mundo. El turismo y el proceso de integración industrial, ha hecho que la línea divisoria entre nuestro país y los Estados Unidos de América, sea un constante flujo y reflujo de personas que beneficia a ambas naciones.
Con los Estados Unidos de América, compartimos muchos proyectos de inversión y de desarrollo comercial, pero también diversos problemas que solamente la acción conjunta puede resolver. Si el tránsito de mercancías está ya casi normado gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el tránsito de personas ofrece una serie de dificultades operativas que es necesario corregir.
En efecto, el tránsito de los connacionales en los últimos meses está generando una serie de incomodidades, humillaciones y afrentas que no tienen ningún tipo de fundamento ni tienen por qué aceptarse, ya que violan toda norma de ley incluyendo varios tratados internacionales de los cuales ambos países son signatarios.
Pero es indispensable entender que el flujo de personas es y lo será más, un fenómeno necesario para las economías de las dos naciones. No nos estamos refiriendo al flujo migratorio ilegal que sigue siendo fuente de riqueza para la agricultura y de industria de nuestros vecinos, sino al tránsito legal de miles y miles de personas que o bien, siendo estadounidenses trabajan en México o a la inversa. Se trata de trabajadores que diariamente cruzan la frontera y cuya vida transcurre en ambas naciones. Sólo el cruce de Tijuana y San Diego es el mayor del mundo.
A lo largo de la frontera norte a ambos lados, crece la industria y el comercio, el turismo y la vida cultural. Por ello, de la fluidez del tránsito fronterizo depende en buena medida la economía de muchos estados tanto de México como de nuestros vecinos.
El tránsito de individuos en las fronteras es un fenómeno de gran magnitud y en el caso de la frontera entre México y los Estados Unidos de América, un fenómeno social que permite a ambas naciones crecimiento económico y social, así como en intercambio cultural.
Sin embargo, es recurrente que los mexicanos que por razones de negocios o en busca de esparcimiento cruzan la frontera, serían tratados de manera prepotente, abusiva y discrecional por la autoridades de los Estados Unidos de América.
Es también, común que quien abandona el territorio nacional y aún no ha llegado al puesto de control fronterizo del lado americano, sea sometido a inspecciones en muchos casos humillantes por parte de policías norteamericanos, sin importar las consecuencias que para una persona de buena fe signifique ser esposado y casi acusado de narcotráfico. Los agentes actúan con prepotencia y fuera de toda lógica.
Además, a menudo son testigos de la violación de reglamentos internos y otras leyes de los propios Estados Unidos de América. Es también común que los agentes estadounidenses intimiden, insulten y vejen a los mexicanos, sólo para expresar su prepotencia.
Consideramos que los pueblos de México y los Estados Unidos de América, aspiramos a una relación que, basada en respeto, a normas compartidas, permita una relación armónica y productiva. Rechazamos tajantemente el uso indebido de la fuerza y la discrecionalidad de agentes que en muchas ocasiones quebrantan normas de sus propios países, en su afán de humillar y vejar.
Es por ello que con respeto irrestricto a la soberanía de los Estados Unidos, los suscritos presentamos a esta honorable Asamblea, el siguiente
PUNTO DE ACUERDO
Primero. La Cámara de Diputados de la LVIII Legislatura, expresa su rechazo a las prácticas discriminatorias y vejatorias realizadas en contra de los ciudadanos mexicanos de agentes migratorios y aduanales.
Segundo. Que la Secretaría de Relaciones Exteriores solicite al Ejecutivo de los Estados Unidos de América, que las inspecciones que se realizan a nuestros connacionales, se efectúen respetando los derechos y la dignidad de los mexicanos, así como sus derechos civiles y otros derechos garantizados por distintas leyes de los Estados Unidos de América, incluyendo varios tratados internacionales del cual ambos países son signatarios.
Tercero. Que este Poder Legislativo implante un mecanismo que establezca en la frontera norte de México, módulos de orientación y asesoría que les permita a los ciudadanos mexicanos la posibilidad de iniciar procedimientos legales o administrativos ante las autoridades judiciales de los Estados Unidos de América, cuando sean sujetos a tratos discriminatorios y vejatorios por parte del personal de inspección migratoria y aduanal, del gobierno de los Estados Unidos de América.
Cuarto. Que este Poder Legislativo solicite al Instituto Federal de la Defensoría Pública, la elaboración y distribución masiva entre la ciudadanía de la frontera norte, una cartilla que señale los derechos que a su favor otorga la legislación de los Estados Unidos de América, así como de los estados que la componen y los tratados internacionales, respecto al ingreso y estancia de nuestros connacionales en aquel país.
Quinto. Notifíquese el punto de acuerdo a la Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos de América.
Cámara de Diputados del honorable Congreso de la Unión, a los 12 días de octubre del 2000.
Atentamente.
Diputados: Amador Rodríguez Lozano, Jaime Cleofas Martínez Veloz y Eddie Varón Levy.»
Gracias.