El Estado
Nombre oficial: Al Mamlaka al-Maghrebiya.
División administrativa: 37 provincias y dos municipios, Casablanca y Rabat.
Capital: Rabat, 1.386.000 hab. (1995).
Otras ciudades: Casablanca (Dar-el-Beida), 2.941.000 hab.; Marrakech, 1.517.000 hab.; Fez, 510.000 hab. (1994).
Gobierno: Sayyidi Muhammad VI ibn al-Hasan, rey desde el 23 de julio de 1999. Abderrahmane El Youssoufi, primer ministro desde febrero de 1998. Una reforma constitucional, aprobada en 1996, instauró por primera vez un régimen legislativo bicameral. La cámara baja, Majlis an-Nawwab, cuyos 325 se eligen en forma directa cada cinco años, está encargada de aprobar la legislación. La cámara alta, Majlis ash-Shura, es un cuerpo de carácter consultivo integrado por 270 miembros que son elegidos en forma indirecta.
Fiesta nacional: 2 de marzo, Independencia de Francia (1956).
Fuerzas armadas: 194.000 efectivos (1996).
Otras: 40.000 de la Gendarmería Real; 10.000 de las Fuerzas Auxiliares.
La Sociedad
Pueblo: la mayor parte
de la población es de origen árabe (70%) y 30% es berebere.
Religión: la gran mayoría de los marroquíes son musulmanes, mayoritariamente
sunnitas, (98,7%); cristianos (1,1%); judíos (0,2%).
Idiomas: árabe
(oficial) y variantes bereberes. Francés y español también son hablados.
Partidos políticos: Unión Socialista de Fuerzas Populares (progresista); Partido
de la Independencia (Istiqlal), fundado en 1943; Reunión Nacional de Independientes
(moderada); Movimiento Popular (bereber); Unión Constitucional; Movimiento Democrático y
Social; Movimiento de la Acción por la Democracia y el Pueblo.
Organizaciones sociales: Unión General de los Trabajadores Marroquíes (UGTM); Unión Marroquí del Trabajo; Confederación Democrática del Trabajo; Organización de la Mujer musulmana en Marruecos; Organización Islámica por la Educación, las Ciencias y la Educación (ISESCO).
HISTORIA / ACTUALIDAD
Dentro de los dos imperios norafricanos que dominaron la península ibérica, Marruecos se constituyó en uno de los polos hegemónicos de la región debido a su posición, por un lado cercana a España y por otro, bien situada con respecto a las rutas del comercio transahariano. Si bien Fez o Marrakech no alcanzaron la pujanza intelectual de Kairuán, su influencia política se hizo sentir tan lejos como en Tombuctú o Valencia. La estrecha vinculación con España, culturalmente tan enriquecedora en la época del califato de Córdoba, tuvo en el período final de la Reconquista ibérica consecuencias graves para Marruecos: la guerra se trasladó al teatro africano y los españoles ocuparon plazas fuertes en el litoral (Ceuta en 1415, Tánger en 1471, Melilla en 1497). El predominio naval europeo cerró el Mediterráneo y el Atlántico a los marroquíes y llevó al decaimiento de la actividad comercial.
2 A diferencia de Argelia y Túnez, Marruecos no fue formalmente incorporado al Imperio Otomano, pero se benefició con la presencia de los corsarios turcos en la región, que significaron un freno a la expansión luso-española. Ese equilibrio precario permitió a los sultanes mantener su independencia hasta el siglo XX. Acorde con su política de penetración económica, Francia había impuesto su supervisión sobre las finanzas del reino, para administrar la deuda externa, mientras disputaba con los alemanes la hegemonía política en la región. Un acuerdo con España con respecto a los límites del Sahara español y los acuerdos con el sultán Muley Hafid para que cesase su ayuda a los rebeldes saharianos (véase historia de Sahara), consolidaron las pretensiones francesas, en detrimento de las germanas. En 1912, un acuerdo franco-hispano-británico determinó la transformación del país en protectorado francés y su división: España recibió la región del Rif, al norte -donde están Ceuta y Melilla- y la de Ifni al sur, junto al Sahara. A cambio, los ingleses obtuvieron el acuerdo de los franceses con respecto a su política en Egipto y Sudán. La ciudad de Tánger fue declarada puerto libre internacional y el sultán se convirtió en una figura decorativa.
3 Las zonas bajo control español se transformaron en refugio de los nacionalistas desconformes con la dominación europea. En 1921, fue allí donde comenzó la sublevación berebere del emir Abdel Krim (Abd-al-Karim al-Khattab) que, recibiendo la solidaridad de la III Internacional y del Movimiento Panislámico, proclamó la República de las Tribus Confederadas del Rif, sublevó a las tribus del interior y colocó a los españoles a la defensiva. Los franceses intervinieron, con lo que la rebelión se amplió a todo el territorio, pero sólo en 1926 consiguieron la rendición del emir.
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En la región sur, el dominio español siguió siendo apenas nominal, pese a la presión francesa para que terminase con el "santuario" donde encontraban refugio rebeldes argelinos, marroquíes, saharauis y mauritanos.5
Durante la Segunda Guerra Mundial la agitación nacionalista fue constante y las exigencias de liberación se hicieron tan urgentes que el propio sultán Mohamed V se hizo portavoz de ellas. Para calmar al pueblo, Francia pensó incluso en recurrir al prestigio del viejo emir Abdel Krim, que estaba deportado en Reunión. El veterano luchador aprovechó una escala en Egipto para escapar del barco y refugiarse en El Cairo, donde murió en 1963. La tensión creciente llevó a que los franceses depusieran a Mohamed V, en 1953, pero esa medida sólo sirvió para radicalizar al movimiento nacionalista, que emprendió la lucha armada hasta que la presión popular logró su retorno al trono. En 1956, los franceses tuvieron que reconocer la independencia total de Marruecos.6
El 7 de abril de 1956, Marruecos reintegró Tánger, Melilla y la "zona especial" de Ceuta a su territorio, pero los puertos de estas dos últimas ciudades siguen siendo hasta hoy plazas fuertes bajo soberanía española. El enclave de Ifni fue devuelto a Marruecos recién en 1969.7
La intención de Mohamed V era "avanzar lentamente" hacia la modernización de las instituciones económicas y políticas del país. Pero su hijo Hassan II -quien lo sucedió tras su muerte- tenía ideas más conservadoras. Su régimen teocrático -la familia desciende de una de las ramas de la del profeta Mohammed-, y el sistema de poder basado en favores y obligaciones de estilo paternalista que impedían la formación de un auténtico empresariado nacional. Al mismo tiempo, el rey alentaba las inversiones extranjeras, particularmente francesas, en la explotación de las principales riquezas del país.8
Hassan no vaciló en mandar matar en 1965 a Ben Barka, líder del poderoso partido opositor Unión Nacional de Fuerzas Populares (UNFP), que reclamaba la aplicación de un programa económico y social en favor de las mayorías obreras y campesinas.9
La desaparición de Ben Barka en París fue seguida de una cruel represión a las fuerzas populares. La UNFP se dividió y el sector leal a los ideales de Ben Barka fue obligado a actuar desde la clandestinidad, mientras que el grupo liderado por Abderrahim Buabid pasó a llamarse Unión Socialista, pero redujo su programa para poder ser aceptado como partido minoritario en el Parlamento. El Istiqlal, por su parte, convirtió su anticolonialismo inicial en un nacionalismo expansionista de derecha, que apoyaba el proyecto de Hassan II de recrear el "Gran Marruecos" anexando el Sahara occidental y, de ser posible, Mauritania (véase Sahara).10 Las contradicciones de la sociedad marroquí se hicieron más agudas en 1975, cuando el rey Hassan ocupó el Sahara e inició una guerra que ha provocado grandes cambios políticos en el norte de África.
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El esfuerzo bélico y la caída del precio de los fosfatos en el mercado internacional, sumados a la pérdida de la ayuda millonaria de Arabia Saudita, en represalia por la decisión de Hassan II de apoyar los acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel, provocaron el agravamiento de la crisis económica. Las consecuencias políticas de la crisis no se hicieron esperar, y el año de 1979 estuvo marcado por grandes manifestaciones callejeras de estudiantes y trabajadores. Por otra parte, la retirada de Mauritania de la guerra del Sahara, en julio de 1980, constituyó también un golpe serio para el gobierno, que debía enfrentar solo la responsabilidad por la continuación de la lucha.12
La sequía de 1980 y 1981 provocó escasez de alimentos y obligó al gobierno a importarlos, lo cual llevó la deuda externa marroquí a límites intolerables. El FMI acudió en ayuda de la monarquía con préstamos de emergencia, que tuvieron como contrapartida la eliminación de los subsidios a la alimentación y a la vivienda. Ello volvió aún más difícil la vida de los trabajadores. Los ambiciosos planes de desarrollo económico entraron en crisis y la "exportación de desempleo" se vio limitada debido a las restricciones que Francia impuso al ingreso de inmigrantes.13
La crisis se agudizó con la ruptura de la tregua por parte de algunos partidos opositores moderados. La Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) inició manifestaciones callejeras contra el gobierno. Este reprimió sangrientamente las protestas en Casablanca, en junio de 1981, con un saldo de 60 muertos, según los cálculos oficiales, o de 637 según la oposición. Dos mil personas fueron encarceladas. La llamada masacre de Casablanca marcó la ruptura definitiva entre el rey y los partidos de izquierda, que no aceptaron seguir pagando el elevado precio de la guerra en el Sahara: más de un millón de dólares diarios.14 Con el estancamiento de la guerra, surgieron señales de divisiones internas en el ejército a comienzos de 1983. La crisis militar se hizo pública con el asesinato del general Ahmed Dlimi, comandante supremo de las Fuerzas Armadas Reales, que murió en circunstancias misteriosas, después de haber mantenido contactos secretos en Europa para acelerar un acuerdo que acabara con la guerra en el Sahara.
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En 1984, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), proclamada por los combatientes del Frente Polisario en el territorio del antiguo Sahara español, fue reconocida como miembro pleno de la Organización de Unidad Africana (OUA). Marruecos, en represalia, se retiró de la organización panafricana.16
Como jerarca religioso, el rey marroquí comenzó a preocuparse por el surgimiento de corrientes islámicas integristas, en expansión en el mundo árabe. Por eso Hassan II aumentó las medidas administrativas para reforzar el poder de los "ulemas" y demás representantes del poder religioso.17
En 1987 el monarca marroquí sugirió al rey Juan Carlos, de España, que ambos gobiernos formaran un "grupo de reflexión" destinado a estudiar el destino de Ceuta y Melilla. Pero en España la propuesta no fue bien recibida, pues se insistía en el "carácter histórico" de la presencia hispánica en Ceuta y Melilla.18
En mayo de 1988, después de 12 años de tensiones, Marruecos y Argelia restablecieron sus relaciones diplomáticas, gracias a los esfuerzos mediadores de Arabia Saudita y Túnez. El motivo de la ruptura de relaciones había sido la guerra en el Sahara, ya que Argelia apoyó desde el comienzo, en forma abierta, a los nacionalistas saharauis. El acercamiento argelino-marroquí permitió la construcción de un gasoducto que une ambas naciones a Europa a través del Estrecho de Gibraltar. Una empresa argelino-marroquí con sede en Rabat está encargada de transportar entre 10 y 15 mil millones de metros cúbicos de gas argelino, a partir de 1995.19
La emigración hacia las ciudades -un millón de personas por año abandonan el campo- ha exacerbado los problemas urbanos de vivienda, saneamiento, agua y otros servicios. En octubre de 1992, 800 ciudadanos marroquíes fueron detenidos en Tarifa, sur de España, intentando ingresar ilegalmente al país.20
En 1992, el país vivió un proceso de ajuste de su economía. El déficit del Estado fue reducido de 10% a comienzos de los años ochenta a 3,2% en 1992. Se reequilibró la balanza de pagos y aumentaron las reservas netas del país.21
El Consejo Internacional de Control de Narcóticos de Naciones Unidas denunció que muchos agricultores en países como Marruecos han comenzado a cultivar opio y coca, materias primas para la fabricación de heroína y cocaína respectivamente.22 En el Sahara, el acercamiento argelino-marroquí dio impulso a una solución negociada para el conflicto, basada en un referéndum con control de las Naciones Unidas, para que los habitantes de la RASD optaran entre ser un país independiente o unido a Marruecos. El gobierno marroquí ha dado largas al proceso del plebiscito, confiando en la derrota definitiva del Frente Polisario. (Véase Sahara).
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La práctica de torturas y desapariciones no se circunscribe a los ciudadanos saharauis, sino que también es común contra la población marroquí. Nubier Amauí, secretario general de la Confederación Democrática del Trabajo, fue condenado a dos años de prisión acusado de difamar al régimen. Fue liberado meses después, a partir del triunfo de la oposición en el Parlamento. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos denunció en febrero de 1993 la existencia de 750 presos políticos.24
La oposición triunfó en los primeros comicios parlamentarias realizados tras la reforma de 1992, en junio de 1993, al obtener 99 escaños sobre 222, mientras que el oficialismo conquistó 74 bancas. Dos meses más tarde, Hassan II realizó una espectacular inauguración de una de las mezquitas más grandes del mundo, en Casablanca, cuyo costo fue de 536 millones de dólares.25
Pese a la reforma constitucional, el rey siguió determinando gran parte de la política del país y en mayo de 1994 designó primer ministro a un pariente político suyo, Abd al-Latif Filali. En agosto el rey realizó un sorpresivo llamado a la "integración de la cultura y el idioma bereberes en la vida nacional".26
El gobierno anunció a principios de 1996 que sometería a referéndum un conjunto de propuestas para una reforma constitucional. Los cambios, que apuntaban en esencia a conformar un legislativo bicameral, fueron aprobados en setiembre. El rey mantuvo la facultad de disolución de las cámaras. La política de privatizaciones prosiguió ese año con la venta de algunas compañías.27
En setiembre de 1997, Marruecos y el Frente Polisario alcanzaron un acuerdo para relanzar el plan de paz en Sahara Occidental, intercambiar prisioneros, liberar detenidos políticos, permitir el retorno de refugiados, acantonar tropas. Fue anunciado además la realización del permanentemente aplazado referéndum sobre el estatuto (independencia o integración a Marruecos) del territorio en disputa.28
En febrero de 1998, el rey Hassan II designó como primer ministro al líder de la Unión Socialista de Fuerzas Populares, Abderrahmane El Youssoufi, y en marzo nombró al nuevo gabinete. Un año más tarde, en marzo de 1999, y después de varias demoras, el gobierno solicitó a la ONU una nueva prórroga para el referéndum previsto para diciembre. Las autoridades marroquíes propusieron la fecha de marzo de 2000. Pero después de estudiar la situación y las discrepancias entre el gobierno marroquí y el Frente Polisario, el secretario general de la ONU propuso posponer el plebiscito-inicialmente planteado para 1991 y aplazado cada vez que se acercaba la fecha de su realización- para una fecha indeterminada entre ese año y 2002.
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La muerte de Hassan II en julio de 1999 y la asunción de su hijo, Mohammed IV, como monarca trajeron enormes cambios políticos en el país. La primera medida del nuevo rey fue la liberación de alrededor de 800 presos políticos. En un mensaje televisado, en agosto, el rey se comprometió a combatir la desigualdad social, la violencia doméstica, el desempleo y la emigración rural. El Frente Polisario saludó las primeras medidas del nuevo rey y su decisión de llevar adelante el referéndum de autodeterminación para el Sahara Occidental. En noviembre Mohammed IV anunció su decisión de habilitar alguna forma de autogobierno para la zona ocupada.30
Ese mismo mes, Mohammed IV destituyó al ministro del Interior Driss Basri, que sirvió a los sucesivos gobiernos bajo el reinado de su padre durante casi dos décadas. En enero de 2000, para festejar el fin de Ramadán, el rey anunció la liberación de otros 2.000 prisioneros políticos como señal de buena voluntad. Las propuestas gubernamentales de reconocer mayores derechos a las mujeres provocaron manifestaciones a favor y en contra en el mes de marzo de 2000. El plan oficial preveía prohibir la poligamia, elevar la edad de matrimonio de las mujeres de 14 a 18 años y conceder la mitad de los bienes matrimoniales a las cónyuges en caso de divorcio, proceso que quedaría en manos de un juez y no del marido como era hasta ese momento.31
En agosto, el monarca anunció el descubrimiento de un gran yacimiento de gas y petróleo en la frontera oriental del reino. Algunos medios de comunicación independientes habían especulado que la reserva subterránea podría contener unos 20.000 millones de barriles de petróleo.ESTADÍSTICAS
DEMOGRAFIA
Población: 27.866.000 (1999)
Crecimiento anual: 2,0 % (1975/98)
Estimación para el año 2015 (en millones): 34,8 (1998)
Crecimiento anual hacia el 2015: 1,4 % (1998/2015)
Población urbana: 54,0 % (1998)
Crecimiento urbano: 3,3 % (1980/95)
Hijos por mujer: 3,0 (1998)
SALUD
Esperanza de vida al nacer: 67 años (1998)
Hombres: 65 años (1998)
Mujeres: 69 años (1998)
Mortalidad materna: 230 cada 100.000 nacidos vivos (1990/98)
Mortalidad infantil: 57 por 1.000 (1998)
Mortalidad menores de 5 años: 70 por 1.000 (1998)
Consumo de calorías diarias: 3.078 per cápita (1997)
34 médicos cada 100.000 personas (1992/95)
Agua potable: 65 % (1990/98)
EDUCACION
Alfabetismo: 44 % (1995)
Hombres: 58 % (1995)
Mujeres: 31 % (1995)
Tasa de inscripción escolar:
Primaria total: 84 % (1990/96)
Hombres: 95 % (1990/97)
Mujeres: 72 % (1990/97)
Secundaria:
Hombres: 44 % (1990/96)
Mujeres: 34 % (1990/96)
Universidad: 11 % (1996)
Docentes de primaria: uno cada 28 estudiantes (1996)
USO DE LA TIERRA
Deforestación: 0,3 % anual (1990/95)
Irrigada: 13,6 % de la arable (1993)
Forestadas y bosques: 20,1 % del total (1993)
Arable: 20,7 % del total (1993)
Otros: 59,2 % del total (1993)
COMUNICACIONES
26 diarios (1996) , 241 radios (1997) , 160 televisores (1996/98) y 54 líneas
telefónicas (1996/98) cada 1.000 habs.
Libros: 1 título nuevo cada 100.000 habs. (1992/94)
ECONOMIA
GNP per cápita: $ 1.240 (1998)
Crecimiento anual: 7,0 % (1998)
Inflación anual: 3,5 % (1990/98)
Indice de precios al consumidor: 106,9 (1998)
Tipo de cambio: 9,6 dirhams = $ 1 (1998)
Cereales importados: 3.340.314 toneladas (1998)
Dependencia de importación de alimentos: 17 % (1997/98)
Uso de fertilizantes: 347 kg por há. (1997)
Exportaciones: $ 6.421 millones (1998)
Importaciones: $ 9.251 millones (1998)
Deuda externa: $ 20.687 millones (1998); $ 756 per cápita (1998)
Servicio de la deuda: 23,0 % de las exportaciones (1998)
Ayuda recibida: $ 528 millones (1998) ; $ 19,0 per cápita (1998) ; 1,50 % del PNB (1998)
ENERGIA
Consumo: 340,0 Kgs de equivalente petróleo anualmente (1997); 88,0 % importado (1997)
HDI (ranking/valor): 124 /0,589 (1998)
GASTO PUBLICO
Gasto militar como % de salud y educación: 72 % (1990/91)
Gastos en defensa como % del gasto del gobierno central: 12,9 % (1997)
Gasto social como % del gasto del gobierno central: 26,9 % (1997)
TRABAJADORES
Desempleo: 17,8 % (1996)
Mujeres (como % de la PEA): 35 % (1998)
Hombres (como % de la PEA): 65 % (1998)
Agricultura: 44,7 % (1990)
Industria: 24,8 % (1990)
Servicios: 30,5 % (1990)