El Estado
Nombre oficial: Républika y' Uburundi.
División administrativa: 15 provincias.
Capital: Bujumbura, 272.600 hab. (1995).
Otras ciudades: Gitega, 95.300 hab. (1986).
Gobierno: Pierre Buyoya, presidente desde el golpe de estado de 1996; en
1998 el primer ministro fue reemplazado por dos vice-presidentes, uno hutu y el otro
tutsi. La Asamblea Nacional tiene 81 miembros, electos por un un período de cinco años,
que representan proporcionalmente a los dos partidos. El Frodebu tiene 65 bancas y el
Uprona 16. El 16 de julio de 1998 la Asamblea fue reformada a una Asamblea Nacional de
Transición (AST), integrándose cuarenta nuevos legisladores, representantes de los
partidos políticos y de la sociedad civil.
Fiesta nacional: 1º de julio, Independencia (1962).
Fuerzas armadas: 12.600 efectivos.
Otras: 1.500 efectivos de gendarmería (1993).
La Sociedad
Pueblo: la mayoría de los burundianos pertenecen a la etnia hutu (86%), pueblo agrícola de origen bantú. Tradicionalmente estuvieron dominados por los tutsis o watutsis (13%), pastores de origen hamítico. Existe una pequeña minoría (1%) de twas (pigmeos).
Religión: existe un alto porcentaje de cristianos, 67%; cultos africanos tradicionales, 32%; y una minoría musulmana, 1%.
Idiomas: el
rundi o kirundi y el francés son oficiales; existe una pequeña minoría que habla la
lengua hima. Se habla swahili en los círculos comerciales
Partidos políticos: Frente Democrático de Burundi, de Ndadaye (asesinado
en 1993); Unión por el Progreso Nacional, del presidente Pierre Buyoya. Además hay
aproximadamente 17 partidos que no participan en el gobierno pero que firmaron el
documento de paz de Arusha. Dos grupos de base hutu - el Consejo Nacional por la Defensa
de la Democracia (CNDD), con su rama armada (FDD) y las Fuerzas Nacionales de Liberación
(otro grupo armado) no participan en el proceso de paz.
Organizaciones sociales: debido a la guerra civil, las organizaciones están
en reestructuración pero funcionan muchas ONGs extranjeras y pequeñas ONGs locales como
Asociación por la Promoción Económica de la Mujer.
HISTORIA
Burundi es uno de los países más pobres del mundo y más densamente poblados de África. Como si esto no bastara, el país vive desde hace cinco siglos sumergido en conflictos étnicos y económicos entre los hutus -mayoritarios- y los tutsis. Desde el siglo XV ocurrieron por lo menos cinco grandes genocidios de los que fueron víctimas uno u otro grupo.
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Los hutus descienden de los bantúes y son un pueblo dedicado a la agricultura, actividad organizada en forma comunal. Hace quinientos años fueron dominados por los invasores tutsis o watutsis, que vinieron del norte (Uganda y Etiopía) en busca de tierras fértiles para su ganado. Los tutsis tenían armas más modernas y consiguieron imponer su superioridad a sangre y fuego, tras lo cual esclavizaron a los hutus. En los siglos XVII y XVIII los reyes tutsis eran poderosos, pero en el siglo XIX las rivalidades entre los distintos clanes tribales debilitaron la autoridad central. Esto facilitó la penetración de los colonialistas alemanes, que en 1890 se apoderaron de Burundi. Los alemanes apoyaron la dominación de los tutsis sobre los hutus y establecieron un sistema de tutela sobre el Mwami (rey). En 1899, Burundi fue unido a Rwanda (ver Rwanda), con lo que ambos países conformaron la colonia de Rwanda-Urundi, famosa por sus exportaciones de marfil, monopolizadas por la potencia colonial.3
Cuando Alemania fue derrotada en la Primera Guerra Mundial, Bélgica se hizo cargo de la colonia y separó nuevamente a Burundi y Rwanda. Más adelante procedió a anexar Burundi al Congo Belga. El sistema de administración indirecta implantado por los belgas, que se apoyaron en las oligarquías tutsis, estimuló el surgimiento de movimientos nacionalistas en la década del 50. Surgió así el Partido de la Unidad y Progreso Nacional (UPRONA) bajo la dirección de Louis Rwagasore, quien fue designado primer ministro en 1960. Los belgas temían que Rwagasore se transformase en el Lumumba de Burundi (véase República Democrática del Congo), y fue asesinado unos meses antes de la independencia. El 1º de julio de 1962 el país obtuvo la independencia y comenzó a ser gobernado por un rey tutsi, dócil a los belgas.5
En 1976, tomó el poder el teniente coronel Jean-Baptiste Bagaza, con la promesa de acabar con las persecuciones raciales e implantar un gobierno reformista. Bagaza democratizó el UPRONA; puso en práctica un proyecto de redistribución de tierras en abierto desafío a la burguesía tutsi, aliada al capital extranjero, y legalizó los sindicatos. En el plano externo el nuevo gobierno se aproximó al de Tanzania y recibió ayuda china para desarrollar la explotación de minerales.6
En 1979 se celebró el primer congreso del UPRONA después de la independencia, y fue preparada una nueva Constitución -que entró en vigencia en 1981-, destinada a neutralizar la explotación de la mayoría hutu por la minoría tutsi, modernizar la estructura política y adoptar una línea socialista. La mujer obtuvo derechos iguales a los del hombre. Las reformas introducidas provocaron fricciones entre el gobierno y la conservadora iglesia católica, al punto que 63 misioneros fueron expulsados y se confiscaron bienes de la Iglesia.7
Las elecciones de 1982 refrendaron la política del presidente Bagaza acelerando el programa de normalización política del país. Pese a esto la situación económica siguió siendo muy difícil. Fueron las primeras elecciones por sufragio universal, luego de 19 años de independencia.8
A pesar de la consolidación de la independencia política, la situación económica es difícil, debido a su posición geográfica y a la dependencia del extranjero. El carácter mediterráneo del país encarece sensiblemente tanto las exportaciones como las importaciones. La densidad de población es muy alta y, además, mal distribuida geográficamente, ya que el 70% de los habitantes se concentran en el norte, donde el uso intensivo e inadecuado de la tierra produce erosiones que afectan su fertilidad. La madera es la principal fuente de energía doméstica -como leña o carbón-, pero los bosques no son suficientes. El 90% de la producción agrícola se destina al consumo interno. Se depositan grandes esperanzas en la explotación de los ricos yacimientos de níquel y en el potencial hidroeléctrico. Firmas norteamericanas y belgas participan de un proyecto de desarrollo de las minas de Musongati, donde hay también grandes cantidades de cobalto y uranio.10
En agosto de 1988, enfrentamientos entre hutus y tutsis en el norte del país, dejaron un saldo de varios miles de muertos, en su mayoría hutus, cuya rebelión contra los terratenientes tutsis fue cruelmente reprimida por el ejército, también integrado por tutsis. Unos 60.000 hutus buscaron refugio en Rwanda. Como reacción a la masacre, el gobierno designó un primer ministro hutu, Adrien Sibomana y un gabinete en el que la mitad de los ministros son hutus.12
Burundi, el octavo país más pobre del mundo, seguía dependiendo en gran parte de la exportación de su principal cultivo, el café, y de sus precios oscilantes. La pobreza y la alta densidad de población contribuye a la degradación del medio ambiente. Así, por ejemplo, el alto índice de deforestación se debe en parte a la transformación de bosques en tierras de cultivo para campesinos sin tierra.14
Tres meses después de haber sido electo, el 24 de octubre de 1993, Ndadaye fue asesinado durante una tentativa de golpe militar. La primera ministra, Sylvie Kinigi, asilada en la embajada de Francia, logró conservar el control de la situación. Los líderes del alzamiento fueron arrestados o huyeron a Zaire. Cyprien Ntaryamira -un hutu al igual que Ndadaye- fue designado presidente por el Parlamento.16
El 6 de abril de 1994, Ntaryamira murió, junto con el presidente rwandés, Juvénal Habyarimana, en un atentado contra el avión en el que viajaban, en Kigali, capital de Rwanda. Otro hutu, Sylvestre Ntibantunganya, sustituyó al presidente asesinado. La violencia se intensificó, en particular entre las milicias partidarias del "poder hutu" y el ejército, controlado por oficiales tutsis.17
En febrero de 1995, la UPRONA abandonó el gobierno para forzar al primer ministro Anatole Kanyenkiko a renunciar. Su dimisión posibilitó la nominación del tutsi Antoine Nduwayo y la vuelta de la UPRONA al gobierno de coalición que integraba junto con el FRODEBU.18
Ante el temor de que el conflicto burundés se extendiera a países vecinos, la ONU y la OUA decidieron tomar cartas en el asunto. Alegando la necesidad de evitar una intervención de fuerzas interafricanas en el país, Buyoya condujo un nuevo y exitoso golpe de Estado en julio de 1996 y se transformó en el nuevo presidente de Burundi. Tras el golpe, Kenya, Rwanda, Tanzania, Uganda, Etiopía y Zaire impusieron sanciones a Burundi. A mediados de setiembre, los rebeldes hutus afirmaron que diez mil civiles habían muerto a manos del ejército tras el golpe de Estado. Un número no menor de personas fueron asesinadas al año siguiente, si bien Amnistía Internacional consideró muy difícil delimitar la responsabilidad del gobierno y de los rebeldes en estas masacres.19
A fines de 1997, Sergio Pinheiro, observador especial de la ONU, declaró que las sanciones internacionales habían tenido efectos devastadores, degradando considerablemente las condiciones de vida de los burundeses más pobres, y solicitó que se reviera la utilidad del embargo. En setiembre, Buyoya había acusado a Tanzania de proteger a más de 200.000 rebeldes hutus y de querer "anexar" a Burundi. En octubre en la capital, Bujumbura, se denunció ataques de fuerzas tanzanias en los pueblos sureños de Kubonga y Mugina. A fines de 1998, se estimaba en más de 200.000 los muertos por la guerra civil desde 1993.21
Diversas iniciativas por retomar las conversaciones de paz se sucedieron todo a lo largo de 1999. Pese a algunas reticencias de líderes políticos de Burundi, el primero de diciembre fue escogido como mediador Nelson Mandela, ex presidente de Sudáfrica, y a Tanzania como país sede de las conversaciones. A pesar de las negociaciones, los enfrentamientos armados entre ambas comunidades no cesaron.23 Con la firme perspectiva de encontrarse con un acuerdo concluido, Clinton fijó su visita a Arusha para agoto de 1999, pero a su arribo se encontró con que, a último momento, distintos líderes rebeldes se negaron a estampar su firma en el documento. La comisión de líderes había quedado por completo desconcertada luego de que el presidente burundés exigiera cambios de último minuto en el acuerdo por el cual compartiría el poder con los rebeldes. Por su parte, Mandela acusó a los renuentes de dar marcha atrás luego de haber comprometido su palabra y de ignorar "la matanza de gente inocente dentro de Burundi".
DEMOGRAFIA
Población: 6.565.000 (1999)
Crecimiento anual: 2,5 % (1975/98)
Estimación para el año 2015 (en millones): 9,5 (1998)
Crecimiento anual hacia el 2015: 2,3 % (1998/2015)
Población urbana: 8,4 % (1998)
Crecimiento urbano: 6,8 % (1980/95)
Hijos por mujer: 6,2 (1998)
SALUD
Esperanza de vida al nacer: 43 años (1998)
Hombres: 41 años (1998)
Mujeres: 44 años (1998)
Mortalidad infantil: 106 por 1.000 (1998)
Mortalidad menores de 5 años: 176 por 1.000 (1998)
Consumo de calorías diarias: 1.685 per cápita (1997)
6 médicos cada 100.000 personas (1992/95)
Agua potable: 52 % (1990/98)
EDUCACION
Alfabetismo: 42 % (1995)
Hombres: 52 % (1995)
Mujeres: 33 % (1995)
Tasa de inscripción escolar:
Primaria total: 51 % (1990/96)
Hombres: 55 % (1990/97)
Mujeres: 46 % (1990/97)
Secundaria:
Hombres: 9 % (1990/96)
Mujeres: 5 % (1990/96)
Universidad: 1 % (1996)
Docentes de primaria: uno cada 50 estudiantes (1995)
USO DE LA TIERRA
Deforestación: 0,4 % anual (1990/95)
Irrigada: 1,2 % de la arable (1993)
Forestadas y bosques: 3,1 % del total (1993)
Arable: 40,8 % del total (1993)
Otros: 56,1 % del total (1993)
COMUNICACIONES
3 diarios (1996) , 71 radios (1997) , 10 televisores (1996/98) y 3 líneas telefónicas
(1996/98) cada 1.000 habs.
ECONOMIA
GNP per cápita: $ 140 (1998)
Crecimiento anual: 4,7 % (1998)
Inflación anual: 11,8 % (1990/98)
Indice de precios al consumidor: 186,5 (1998)
Tipo de cambio: 447,8 francos de Burundi = $ 1 (1998)
Cereales importados: 17.428 toneladas (1998)
Uso de fertilizantes: 60 kg por há. (1997)
Exportaciones: $ 72 millones (1998)
Importaciones: $ 174 millones (1998)
Deuda externa: $ 1.119 millones (1998); $ 173 per cápita (1998)
Servicio de la deuda: 40,0 % de las exportaciones (1998)
Ayuda recibida: $ 77 millones (1998) ; $ 11,6 per cápita (1998) ; 8,10 % del PNB (1998)
HDI (ranking/valor): 170 /0,321 (1998)
GASTO PUBLICO
Gasto militar como % de salud y educación: 42 % (1990/91)
Gastos en defensa como % del gasto del gobierno central: 25,8 % (1997)
Gasto social como % del gasto del gobierno central: 23,0 % (1997)
TRABAJADORES
Mujeres (como % de la PEA): 49 % (1998)
Hombres (como % de la PEA): 51 % (1998)
Agricultura: 91,7 % (1990)
Industria: 2,7 % (1990)
Servicios: 5,6 % (1990)