EL VETO PRESIDENCIAL EN EL PROCESO LEGISLATIVO
RESUMEN EJECUTIVO
Es irreversible la democratización del sistema político mexicano, no solo por la desaparición del fantasma del fraude electoral, sino por los resultados de las elecciones del pasado 2 de julio, los cuales fueron aceptados por todos con una gran civilidad, y sobre todo con una madurez impredecible, algo muy alentador para todos los mexicanos que tenemos la esperanza de que resurja México como una gran Nación.
Es por ello que debemos seguir trabajando, sin duda alguna tenemos la maravillosa oportunidad de mejorar nuestras instituciones, de establecer bases sólidas para que exista una verdadera división de poderes, con pesos y contrapesos que los fortalezcan y que termine de una vez por todas con ese presidencialismo todopoderoso que tanto mal ha hecho nuestro país.
Es importante resaltar que, de acuerdo a los resultados obtenidos en las votaciones pasadas para Diputados Federales y Senadores de la República, ambas Cámaras quedaron conformadas de manera tal que, para sacar adelante cualquier iniciativa de ley, la fracción parlamentaria que la proponga deberá, cuando menos, convencer a otra fracción de otro partido con argumentos sólidos, y asimismo la fracción que este en contra de dicha iniciativa, también deberá convencer con motivos suficientes a las demás fracciones para no dejarla pasar, lo que indudablemente enriquecerá y elevará el nivel de debate entre los partidos y que redunda, sin duda alguna, en la calidad de las leyes, que buena falta nos hace pues en la actualidad muchas de ellas ya no se ajustan a nuestra realidad y que además, como todos sabemos, el quehacer legislativo se vio mermado con la intervención del Presidente, quien al mandar una iniciativa, daba línea al partido oficial y este lo aprobaba sin más ni más en el sentido deseado. Tal vez, esta sea la razón principal para que, por lo menos los últimos seis presidentes de la República incluyendo el actual, no hayan vetado ley alguna, pues al ser él quien elaboraba el proyecto de ley y el Congreso lo aprobaba sin tomar en consideración los argumentos en contra, no era necesario utilizar esta figura constitucional.
Estoy plenamente convencido que los trabajos de la Legislatura entrante serán verdaderamente históricos, tendrán la honorabilísima encomienda de establecer las bases legales y constitucionales para que nuestro país llegue a su pleno desarrollo democrático, indudablemente cada Diputado y cada Senador dará su voto a favor o en contra, debidamente razonado y sobre todo con esa gran responsabilidad de responder a la confianza que le brindó la ciudadanía al votar por él y por su propuesta de trabajo, es por ello que este modesto trabajo pretende ser una aportación para limitar ese superpoder que se le ha dado al Poder Ejecutivo, evitando así, que con la figura que se estudia, el Ejecutivo tenga injerencia en el proceso legislativo, ya que existe la posibilidad de que el Congreso de la Unión apruebe una ley que pueda ser contraria a los intereses particulares del Presidente y este, escudándose en esa facultad que establece la Constitución vetarla e impedir su publicación y en consecuencia su entrada en vigor.
En primer lugar, se pretende establecer la división que existe entre el Poder Ejecutivo, posteriormente se establecerá el proceso legislativo que se lleva en nuestro país y se concluirá con un somero estudio del veto presidencial, determinándose los motivos por los cuales se considera que debe desaparecer dicha figura y por ende reformarse el artículo 72 Constitucional.
PROPUESTA ESPECIFICA.
El artículo 72 Constitucional a la letra deberá decir:
"Todo proyecto de ley o decreto, cuya resolución no sea exclusiva de alguna de las Cámaras se discutirá sucesivamente en ambas observándose el reglamento de debates sobre la forma, intervalos y modo de proceder en las discusiones y votaciones:
Las votaciones de ley o decreto serán nominales;