RESUMEN EJECUTIVO Y PROPUESTA

En el actual contexto de apertura, democratización y modernización, del conjunto de los países que constituyen la "aldea mundial", se hace necesario reflexionar sobre la necesidad de simplificar y hacer más operativa, eficiente y barata la implementación de la democracia y de las diferentes estructuras de poder. En otras palabras se trata de "desburocratizar el poder político".

En ese sentido, podemos decir que se requiere de un análisis que nos lleve a aportar distintas opciones que sin perder el sentido de la democracia y representatividad, den por resultado formas mucho más optimas, baratas, profesionales y simples de aplicar a la gran división gerarquica de las instituciones, sistemas de partidos y la conformación de los diferentes poderes de la Unión, para el caso, en lo que concierne al Congreso de la Unión que consiste en una opción de representación bicamaral, Cámara de Diputados y Cámara de Senadores.

A la fecha, pareciera ser que contra todo objetivo de gobierno democrático que establece la elección de gobierno a través de las mayorías; es ilógico e irracional que la Cámara de Diputados compuesta por 500 representantes elegidos democráticamente, deba supeditarse a las decisiones de 128 senadores lo cual es puramente antidemocrático.

En muchas ocasiones, la justificación que se hace de la necesidad de la existencia de las dos Cámaras es la de la representatividad, se supone que los senadores tienen mayor representatividad que los diputados ya que representan un mayor número de ciudadanos por distrito.

Sin embargo, dicha consideración no tiene mayor sustento si se considera que los diputados en conjunto tienen la misma o mayor representatividad que los mismos senadores, en el sentido de que representan al total de la población.

Sin embargo tal parece que estamos demasiado apegados a la clásica concepción de la división del parlamento en Cámara baja y Cámara Alta, a la clásica definición Europea. Aunque en realidad, no tenga mayor operatividad en nuestro contexto donde debe imperar una rápida y eficaz toma de decisiones, alejada de los clásicos tradicionalismos. En ese sentido, dicha división puede funcionar adecuadamente en el contexto europeo y norteamericano de países desarrollados, pero no en países con economías emergentes.

Incluso siendo más regionalistas cada país debiera procurar establecer su división de poderes, sin salirse de la norma de representación democrática, acorde con su cultura y tradiciones.

Al parecer, el modelo clásico tiene poca aplicabilidad en nuestro contexto de países subdesarrollados carentes de recursos para pagar los elevados salarios de la gran burocracia política compuesta de Diputados y Senadores, los cuales en muchos de los casos duplican distintas funciones de análisis. De tal meneara que tanto en la Cámara, como en el Senado se cuentan con igual número de comisiones.

Es verdad que en existen algunas funciones propias de la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, pero tal cuestión es más de forma que de fondo. Funciones que bien podrían ser asumidas y concentradas en alguna de las dos cámaras.