La creación de un Ejecutivo fuerte, obedece, como hemos analizado, a la necesidad de revertir aquellos preceptos de la Constitución de 1857, la cual había dotado al Legislativo de un poder inhibidor de la acción del Ejecutivo, obligando a éste a actuar al margen de esa Constitución.
Por tal motivo, los Constituyentes de Querétaro crearon un Sistema Presidencialista con un poder casi absoluto, con una amplia capacidad de maniobra frente a los otros dos Poderes de la Unión, ligado únicamente a la sociedad en los periodos electorales. Antes de continuar, quisiéramos subrayar la diferencia entre régimen presidencial y el presidencialismo. El régimen presidencial se constituye con base en la preeminencia del poder Ejecutivo, al convertir al Presidente en la figura central de nuestro gobierno, tal y como lo encontramos en el primer sistema presidencial emanado de la Constitución Norteamericana de 1787, donde se consideró un nuevo tipo de relaciones entre los poderes ejecutivo y legislativo en el marco del Sistema Presidencial clásico y puro. Sin embargo, cada uno de los países latinoamericanos ha adquirido una fisonomía particular, resultando así un mosaico de sistemas políticos que podemos unificar bajo el rubro de presidencialismo, el cual en México ha socavado el equilibrio de poderes, por su acentuado autoritarismo.
Hay autores como José María Calderón, que afirman en relación del Gran Poder Presidencial, que éste se debe a la "Trama Constitucional" organizada por la clase media intelectual, también denominada los "Civilistas" allegados a Carranza, que sólo pretendían hacerlo Presidente, no sin antes dotarlo de un sinnúmero de atribuciones "Así las reformas que se hicieron al Código de Querétaro hicieron del Presidente de la República un verdadero dictador constitucional".