Quiero dar las gracias, porque este foro se realice aquí y sin más preámbulo presentar a nuestro primero conferenciante; él realmente no necesita presentación, porque es uno de los "constitucionalistas" más reconocidos y uno de los maestros más queridos de nuestra máxima casa de estudios, el doctor Emilio Rabasa, mexicano ejemplar.
El doctor Rabasa, ha dedicado su vida a defender la vigencia del Derecho y a promover el respeto a los valores universales en las relaciones internas de nuestros ciudadanos, así como en las relaciones internacionales; como el embajador de México en Estados Unidos, como canciller de la República Mexicana, como miembro del Comité Jurídico Interamericano de la Organización de Estados Americanos, y actualmente como integrante del Grupo Nacional del Tribunal de Arbitraje de la Corte Internacional de La Haya.
Entre sus obras, quisiera destacar solo algunas: "Mexicano esta es tu Constitución", "Historia de las Constituciones Mexicanas", "El Pensamiento Político del Constituyente de 1824 y el Pensamiento Político y Social del Constituyente de 1916 y 17". En el año pasado, en ocasión del aniversario de nuestra Constitución, el Senado de la República, le otorgó la medalla al mérito constitucionalista. Escuchamos al doctor Rabasa, quien nos va hablar de las precampañas y la Constitución.
EL DOCTOR EMILIO RABASA: Muchas gracias, muy querida Patricia Galeana.
Otra vez constatamos el tesón que tiene Patricia; en guardar la memoria histórica de México, pero subrayando, muy asociado a nuestras constituciones; es el único acervo que tiene la sesenta o setenta constituciones, incluye obviamente federalistas, centralistas, en sus originales, aquí en este archivo.
Y como fue esto "un lugar de metralletas", voy yo, "como metralleta", a hacer unas suposiciones muy breves.
Ella misma señaló la Constitución actual que nos rige, dice, "Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que reforma la de 1857", desde un principio en Querétaro, hubo la idea de que se estaba estrictamente reformando la Constitución, así lo dice, don Venustiano en su informe del 1° de diciembre el 16, así lo acepta Rojas, como presidente del Congreso, pero gentes como Heriberto Jara, no menos respetables, como Mújica, siempre rechazaron la idea de que fuera una mera reforma y obviamente con los artículos tercero, quinto, 123, 130, cuando todo ese caudal que tanto nos enorgullece, de una doctrina social, pues sí, debemos llegar a la conclusión de que era una Constitución nueva.
Extrañamente, vuelve a reaparecer cíclicamente esta cuestión a través de nuestra historia; y quiero hace alguna relación, aunque sea incidental, con respeto a las precampañas, la futura elección del año 2000 y al advenimiento de un nuevo régimen en torno otra vez al tema Constitución Nueva o Constitución Reformada.
No cabe duda que de las enseñanzas inmediatas que sacamos, de las elecciones, es que fueron las más copiadas, las más publicitadas, las que más interés despertaron, llevadas a cabo de manera diferente. Fox, lo hizo en Acción Nacional por medio de legados, Cárdenas en una forma copular y el Partido Revolucionario Institucional, en un verdadero arriesgue histórico, que a mí todavía me conmueve y lo digo de la manera más objetiva, optó por lo que se conoce como "los comicios primarios"; qué deducciones o qué conclusiones sacamos de todo esto.
Pues a mí me sorprendió, por lo que hace a la del Partido, lo copioso de la votación, una vez que fueron sumados hasta el 80% de los votos, había 8 millones 400 mil, que nos hace pensar que puede llegar, inclusive a ser, hasta 10 millones; y estemos muy conscientes que estaban votando no priístas también, lo cual quiere decir mínimo o no mínimo que sí hay y existe una simpatía por el PRI o por lo que representa o por, en un aspecto el statu quo institucional, pero por otro lado la renovación o el cambio que los cuatro candidatos priístas, promovieron.
No es muy fácil saber cuál es el mejor método de selección en la primarias o en las constitucionales; como ustedes saben en las constitucionales norteamericanas el voto electoral y puede darse el caso, que gane alguien el voto popular y sin embargo pierda el voto electoral; siempre y cuando sumo los grandes estados electorales, como Texas, como California en Nueva York.
Por lo cuál, qué tanto representa esa voluntad; claro, acá fue tan apabullante la diferencia entre uno y otro candidato, qué, ¡oh, sorpresa y bendición!, hasta este momento no hay impugnaciones, de los cuales el Lic. Labastida, obtuvo un voto popular de 4 millones 379 mil, y el licenciado Madrazo, de 2 millones 300mil, que se convirtieron en 272 ó 3 distritos para Labastida y 22 distritos para Madrazo.
Todos ellos al referirse...y fuera de las cosas pequeñas que debemos olvidar y quizá que fue el noviciado en esta cosa de las primarias, sí se refirieron a los problemas graves de México, todos, dijo Labastida: combato, sobre todo, los enemigos que son la insalubridad, la ignorancia, la pobreza -y lo que a mí más me atrajó y me gustó contra la corrupción-.
Todos ellos, aunque eran representantes o como se dice abanderados de un partido que iba a mantener el stato quo, sin embargo todos y cada uno de ellos, hablaron de cambios; cambios mostradamente en el institucional, sino cambios cuando asciendan al poder.
Y acá viene ya la conexión tan prometida con el tema la Constitución, como se van a verificar estos cambios; otra vez el expediente de las modificaciones constitucionales o vamos a una nueva Constitución, ya se van, lo he repetido en estás mínimas conferencias, que la Constitución del 17, tiene casi cien, casi cuatrocientas transformaciones, de muy diferente naturaleza, lo cual ha hecho pensar a muchos que ya era momento de hacer una nueva Constitución.
Pero antes y brevísimamente, otra digresión, por qué cambiamos los mexicanos tanto la Constitución. Yo he hecho profundas reflexiones sobre el particular y he llegado a la conclusión que va desde causas realmente justificadas, de que se requiere transformaciones radicales, abandonando un sistema pretérito -por ejemplo- el centralismo, por el federalismo, -`por ejemplo- las libertades individuales y la adición de las sociales, hasta cosas psicológicas; no sé por qué pensamos los mexicanos, sobre todo los que hemos ascendido a cargos públicos, como que si no cambiamos la Constitución, no estamos en la historia.
Y en lugar de poner, hacemos las normas importantes porque las ponemos en la Constitución, con el proceso debiera ser a la inversa, cuando son importantes, es cuando deben ir a la Comisión.
Yo he abordado muy ampliamente este tema y no voy a aburrirlos siguiendo las diferentes rutas, pero tomo la propuesta del señor Cárdenas, que sí habla de nuevo constituyente, tal vez llevado por lo que esta viendo o mal viendo en Venezuela del nuevo constituyente; esto ha meditado muchos comentarios, entre otros el Instituto de Investigaciones Jurídicas, Diego Valadés, en un artículo muy serio, pues le llama la atención, puesto que le dice que el 135 constitucional, no admite limitaciones, dos tercios de los individuos -atención, ¡he!, individuos presentes, no de todos los que conforman la Cámara y la mayoría de los estados.
Ya sabemos y en cierto sentido, -y que me perdone el líder de la fracción priísta- en cierto...-porque conozco sus afanes democráticas- y en cierto sentido, qué bueno que ya no este en manos de un solo partido, el que se pueda cambiar la Constitución, pero no hay límite, entonces nos hemos encendiendo de grandes cambios; los que creen que fortiori, hay que convocar un nuevo constituyente, nada más nos falta que también nos digan que también una nueva revolución, puesto que todos los grandes constituyentes mexicanos 24, 57 y 17, fueron presididos por una revolución, para hacer toda una nueva estructura.
Algunos apuntan, hasta no mencionaré el hombre, de que nos transformemos en un régimen parlamentario. Bueno, por qué no, pues al artículo 39, el que yo llamo el príncipe de los artículos dice, que el pueblo tiene todo el tiempo en cambiar la forma de su gobierno.
El problema es muy serio y es muy complicado, pero si vamos a ver un solo -y prometo que ya va a ser la última digresión- si vemos un antecedente histórico que a mí siempre me ha influido o influenciado, creo que nos da mucha luz; me refiero al artículo 171 de la Constitución de 1824.
Como ustedes saben la primera Constitución mexicana, son dos: el acta constitutiva de la federación y la Constitución propiamente dicha. El artículo 171 se decía primero que no se podía cambiar, sino hasta 1830; si a uno que tenía que ir de una asamblea a otra y; parte interesantísima, que cinco o seis temas, que ahora llamarían algunos pétreos o inconmovibles, no podían ser tocados, a saber división de poderes, supremacía constitucional, libertad de imprenta, atención, señores priístas, medios de comunicación; desde entonces había la preocupación por la libertad de expresión, la forma de gobierno y la religión.
Pues he aquí, ha y un cojo, bueno, su alteza serenísima, cambia en 1832 la forma de gobierno, que es forma-Estado, pero llamémosle forma de gobierno, de la federalista a la centralista; y manda a paseo a todas las ideas de los federales que tanto habían luchado por ello.
Y viene la Constitución de 1857 y el gran problema, probablemente irritante, el problema que sindió a la nación, no obstante la aprobación de la Constitución del 57, a mi juicio, la más brillante de todas las que hemos tenido, el problema religioso por el descaro, entre comillas, de Zarco y de Arriaga, de querer implantar la república laica.
¿Qué nos enseña eso? Que en verdad no hay principios inconmovibles, decisiones históricas inmutables o al menos no las hay en México, por que esas dos trascendentes sistemas de gobierno y nada menos que religión fueron cambiadas o que realmente no importa establecer en las constituciones, las limitaciones que sería la teoría ecléctica, las limitaciones al sí puedes cambiar toda la Constitución, de acuerdo con el artículo 135, pero no puedes tocar los siguiente temas, nada más que quién es el bendito, quiénes son los sapientes y quiénes son los conocedores, o quiénes somos los atrevidos para decirle al pueblo de México, a mi juicio a,b,c,d,e, y f, son los principios fundamentales que no se pueden cambiar.
Así pues, con estos antecedentes, yo sí me inclinó, comparto la idea del doctor Valadés, que los términos del 135, puede prácticamente hacerse toda una nueva Constitución; pero por favor, no atendemos a los principios -ahora sí, yo los lamo estructurales, como son: Soberanía popular, como es supremacía constitucional, como es amparo, pero podemos modificarla de un lado al otro, finalmente pues regresar.
Y otras precampañas que a mí y creo que a muchos o a muchos millones de mexicanos nos ha llamado la atención por lo copioso de la votación, porque en muchos está en favor de que se mantenga el statu quo, por eso se votó por el PRI, pero dentro del propio PRI, los precandidatos, todos manifestaron y flamearon sus banderas, diciendo el cambio, inclusive el licenciado Labastida, en sus últimas palabras, a las doce un minuto en que ya podían hablarse dijo "cambio, cambio" la gran interrogante y con esto concluyo, es, ¿qué podemos los mexicanos hacer los grandes cambios, sin la necesidad de transformar, atentar, prostituir la Constitución o podemos ya por nuestro lado -me choca la palabra- civilidad o desarrollo, llegar a un nuevo concepto de cosas.
Para mí la solución es, que no requerimos de una nueva Constitución, pero sí requerimos y estamos viviendo una nueva constitucionalidad, donde los valores eternos, obviamente, son la justicia, la democracia, la importancia del Poder Judicial, en fin, que podemos llegar a un México mejor, donde se limiten pobreza, corrupción ¡ojalá, corrupción!, y la inseguridad por los medios pacíficos del constitucionalismo estamos preparados para ello, estamos preparados, sobre todo nos preocupamos por considerar que la democracia no solamente es el gobierno, las mayorías y de las minorías, sino que implica, espántense ustedes, el no equilibrio de los poderes.
Yo no creo que el equilibrio de poderes; yo creo que hay un poder que debe de sobresalir sobre todos los demás, que es el Poder Judicial, porque la Constitución no es lo que digan las letras escritas en ella; la Constitución es lo que los jueces federales dicen que es. Y para mí, la democracia se presenta, no solamente los votos mayoritarios, sino también en un Poder Judicial autónomo, respetado y respetable, mientras que tengamos un gobierno de jueces, tenemos un gobierno de leyes; y mientras que tengamos un gobierno de jueces y de leyes, tenemos un México mejor, más democrático al que tanto aspiramos. Gracias.
LA C. :Muchas gracias, Maestro.