Pasamos ahora a escuchar la ponencia del doctor Carbonell. Yo quisiera destacar la trayectoria académica del Doctor Miguel Ángel Carbonell Sánchez, quien es especialista en Derecho Constitucional y Ciencia Política. Autor, entre otras obras, de Constitución, Reforma Constitucional y Fuentes del Derecho en México. Y él es actualmente investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, de nuestra máxima casa de estudios. . él, la ponencia la ha titulado: Reforma del Estado y cambio constitucional en México. Escuchamos.
- EL C. MIGUEL ÁNGEL CARBONELL SÁNCHEZ:
Bien, muchas gracias a la maestra Galeana. Al Archivo General de la nación y a la Cámara de Diputados por esta convocatoria. Merecen ellos una especial felicitación, porque tiene mucho mérito el hecho de que podamos de pronto saltar de la Política del día a día, de la política del "vote pronto", que hemos estado teniendo en los últimos meses y que de pronto nos sentemos a reflexionar sobre temas de mayor envergadura y que trasciendan a la coyuntura de los que dijo ayer el candidato o el precandidato, lo que sí yo, el domingo o esto.
Todo esto me parece que es un mérito que hay que subrayar, que todavía hay espacios para la reflexión serena. Yo no voy a hacer, espero, digresiones no voy a darle a la ponencia un enfoque político. Me parece que para ser Derecho Constitucional en México, lo primero que hay que hacer es dejar atrás las posiciones que hacen Derecho Constitucional sin Constitución.
Es decir, que hacen Derecho Constitucional donde la Constitución es algo etéreo, que existe y que es muy bueno y que fue creado por una gran Revolución y que, jamás se detienen a leer ninguno de esos artículos.
A mí me parece que hoy en día, el gran reto es hacer del Derecho Constitucional un instrumento con contenido, y ese contenido necesariamente normas jurídicas, en tanto sigamos pensando que la Constitución garantice a la división de poderes y la democracia y todo esto. Y no hagamos nada para ver concreto como se garantizan esos términos, vamos a estar siguiendo haciendo Derecho Constitucional en el aire, sin contenido.
Bien, parto de dos premisas en esta ponencia: La primera es que en México hemos avanzado, y esto es lago que también hay que valorar, en la limpieza y confianza en los procesos electorales, es decir, el tema del fraude electoral parece ser que se ha dejado atrás. Y ahora, la agenda política nacional más bien parece referirse a temas mucho más concretos que reflejan la problemática tan dura con la que el país va a entrar en el siglo XXI.
La segunda premisa, es el creciente y pujante pluralismo político y social que se ha producido en los últimos tiempos.
De ese pluralismo, de ese creciente pluralismo, da buena cuenta el hecho de que en las elecciones de julio del 2000, van a participar once partidos políticos, es decir, hay seis nuevos partidos políticos, que han obtenido recientemente el registro ante el Instituto Federal Electoral y que van a concurrir a las elecciones y no lo hicieron en las pasadas elecciones de 1997, y por cierto, uno de ellos presidido por nuestro compañero de la mesa, Don Gilberto Rincón Gallardo.
Bien, a partir de estas dos premisas, habría que ir pensando, me parece, en los cambios constitucionales que se podrían introducir en el texto de la Constitución, a fin de estar en posibilidades de reforzar las funciones y el desempeño de los poderes públicos.
Obviamente, ya para nadie es extraño a estas alturas, que no basta con modificar el texto de la Constitución para generar cambios en la realidad. Por el contrario, junto con los cambios constitucionales, se deben de dar también una serie de pautas de acción política que acompañen a esas modificaciones y que las hagan realmente "actuantes".
Sin embargo, también es cierto que a partir del mejoramiento del marco constitucional, se pueden crear las condiciones necesarias para hacer frente a los nuevos retos del estado mexicano.
Yo voy a aportar a la larga causa de ideas que ya se han aportado en los foros y, de los cuales daba cuenta precisa, el diputado Enrique Ibarra, hace unos minutos. Voy a aportar (sic) simplemente seis sugerencias o seis reflexiones a la Mesa, con la intensión simplemente de suscitar alguna reflexión en torno a este tema.
Primer cambio que propongo: Reelección Legislativa. Si para el futuro se confirman las tendencias respecto de la intensión de voto, todo parece indicar que ningún partido político, tendrá en el corto plazo una mayoría absoluta en las cámaras del Congreso de la Unión, lo cual hace altamente probable, como ustedes comprenderán, que los gobiernos siguientes, es decir, los poderes ejecutivos que tomen posesión en los siguientes periodos sexenales, tengan que convivir con legislaturas dominadas mayoritariamente por partidos de oposición.
Esto puede suponer tensiones más o menos fuertes y algunas de ellas ya las hemos visto, entre los poderes Ejecutivo y legislativo, pero a la larga representa un activo democrático que bien aprovechado en mucho puede ayudar al proceso político nacional.
Es imposible denegar que a partir de la Quincuagésima Séptima Legislatura, el Congreso de la Unión ha tomado una relevancia y una importancia que antes no tenía. Bajo este nuevo esquema, y teniendo presente esa confiabilidad en la elecciones a la que yo hacía referencia hace un momento, parece que se hace urgente tratar de reformar los artículos 59 constitucional y 116, para permitir la reelección inmediata de los diputados y los senadores, y también de los diputados locales.
Esta medida, desde mi punto de vista, tendría, por lo menos, las tres siguientes ventajas: En primer lugar, crearía una relación más directa entre los representantes y los electores, es decir, los señores diputados no tendrían que preocuparse tanto por quedar bien con el partido, sino que intentarían llevar mucho más beneficios a sus votantes.
Segundo lugar, fortalecería la responsabilidad de los legisladores, Los legisladores no podrían nada más dejar transcurrir el periodo de la legislatura sin intervenir, sino que tendrían que hacer públicas sus posiciones, aportar trabajos a las comisiones, etcétera.
Y, finalmente, profesionalizaría a los legisladores. Ahora, según dicen en algún trabajo académico, tenemos legisladores amateurs, ¿por qué? Porque son legisladores que duran cortos periodos de tiempos en sus puestos y que después tienen que ir buscando su futuro político en otros medios.
La continuidad misma de los trabajos legislativos, también se vería mejorada con la reelección inmediata, lo cual a su vez, permitiría la creación y mantenimiento de políticas de estado en la rama legislativa. También necesitamos políticas de estado que emprendan los legisladores, y esto se podría dar, si se permite la reelección.
Ahora, para entender cabalmente estas ventajas, se debe tener en cuenta que, como señala Jesús Silva Herzog Márquez, que seguramente era uno de los que hacía referencia Cesáreo Morales, al hablar de los transitólogos. La reelección Legislativa en un sistema autoritario, evidentemente, significa la "modificación" de la clase política, pero en un sistema que ya tiene posibilidades reales de alternancia y que tiene un nivel aceptable de confiabilidad electoral, puede servir para contribuir significativamente a la autonomía del Poder Legislativo y al mejoramiento de la representación política.
Segundo cambio sugerido: Extensión en el periodo de sesiones del Congreso de la Unión. Fíjense, como ustedes saben, los periodos de sesiones del Congreso de la Unión empiezan el primero, de acuerdo con los artículos 65 y 66 de la Constitución. El primero empieza el primero (sic) de septiembre y termina el 15 de diciembre. Y el segundo, empieza el 15 de marzo y termina el 30 de abril.
Es decir, sumados los dos periodos nos dan que ordinariamente el Congreso de la Unión trabaja cinco meses al año, es decir, durante siete meses el Congreso no está en sesiones ordinarias.
Cuando explicamos estos temas y al Doctor Rabasa seguramente le habrá pasado, a los alumnos de Licenciatura en la materia de Derecho Constitucional, los alumnos, pues de pronto se ríen, dicen, bueno, "Yo quiero ser diputado". Todos quieren ser diputados. Oye y por qué queremos ser diputados, pues porque en ninguno otro trabajo se tienen tantas vacaciones. Imagínense ustedes trabajar cinco meses al año y descansar siete.
Evidentemente, los alumnos no saben, pero nosotros sí lo sabemos que los diputados no descansan esos siete meses. Los diputados siguen trabajando en una cantidad importante de asuntos, pero los alumnos no lo saben y quieren ser diputados para tener tantas vacaciones.
Lo que sucede con esto es que se rompe la continuidad de los trabajos legislativos, no permite el estudio detenido y juicioso de la iniciativas y tampoco facilita la tareas de control político, que se deben de ejercer por parte del legislativo sobre el Ejecutivo.
Mientras los órganos del Poder Ejecutivo trabajan de forma continua todos los meses del año, las cámaras apenas cuentan con la mitad de ese tiempo para, de forma ordinaria repito, llevar a cabo sus tareas.
Tercera sugerencia: Instrumentos de poder parlamentario. Miren, si tenemos una legislatura, si comentamos ya con un Congreso de la Unión que ha ganado en presencia y que ha ganado en peso político, debemos de ser consecuentes y darles los instrumentos a los legisladores, para que asuman de forma cabal este nuevo pero político.
Se me ocurre esto, ustedes conocen que, de acuerdo con le artículo 93 Constitucional, los señores diputados o los senadores pueden citar a los Secretarios de Estado, a los Jefes de los Departamentos Administrativos, al Procurador General de la República para que asistan a la Cámara cuando se esté discutiendo algún asunto que tenga relación con los respectivos ramos o actividades. Me parece y, esto es una sugerencia, que quizás, no estaría de más prever también constitucionalmente que en la Legislatura pudiera citar, alguna de las Cámaras, evidentemente, al Presidente de la República, que también pudiera ser llamado a dar cuentas ante el congreso de la Unión.
No se trata, evidentemente, de tener al presidente cada semana en la cámaras, como sucede y ustedes lo conocen perfectamente en la mayoría de las democracias consolidadas. Por ejemplo, ante el congreso de los diputados de España, José María Aznar, va todos los miércoles o, por ejemplo Helmut Khol cuando era presidente y ahora Seedert en Alemania, pues también una vez a la semana asisten, igual que tomy Blerck en Inglaterra. Esto sucede fundamentalmente en regímenes parlamentarios, pero se podría ir pensando en que para los asuntos realmente importantes, se pudiera tener la presencia del presidente en las cámaras, que diera cuenta de las medidas que se van a tomar o que ya se han tomado para ciertos asuntos que son de interés nacional. Por ejemplo, no estaría de más, se me ocurre pensar que para los acontecimientos trágicos que se derivaron de las lluvias de hace algunas semanas, fuera el presidente ante las cámaras y dijera: "Señores, tuvimos problemas con 250 mil viviendas, mandamos a tantos miembros del Ejército, se hicieron estas acciones, se van a dar tantos créditos, se van a reconstruir tantas carreteras". Qué mejor lugar para hacer eso que el lugar de la representación nacional, que la Cámara de Diputados, por ejemplo:
Obviamente, esto tendría que darse también en un contexto de mucha mayor tolerancia, para no presenciar espectáculos como los que vimos el pasado primero de septiembre, que no se prestan nada a este tipo de sugerencias y que van muy en contra de los principios democráticos elementales como la tolerancia y el respeto hacia las posiciones del otro.
Es decir, se deberían de dar sesiones mucho menos formales que el acartonado informe presidencial, peor que fuera mucho más dialogantes y que podrían contribuir a generar un cambio cualitativo muy importe dentro de la vida política nacional.
Otro instrumento de control parlamentario, que me atrevo a sugerir ante ustedes, es una facultad para que el Congreso de la Unión pudiera destituir a un secretario de Estado, sin llevar a cabo el procedimiento complejo del título cuarto de la Constitución, a mí me parece, no se que opinen ustedes, que parece un poco exagerado que para remover, no solamente a un secretario de Estado, sino también a un director de una empresa de participación estatal mayoritaria, el Título Cuarto exija una mayoría semejante a la que es necesaria para reformar la Constitución, igual a un director de un fideicomiso Público. Allá hay algo como que no está funcionando.
Cuarta Propuesta; mecanismos para el caso de no aprobación del presupuesto, por parte de la Cámara de Diputados.
Con una Cámara de Diputados en la que el partido del títular del Ejecutivo no tenga mayoría absoluta, el riesgo de que se termine el año fiscal sin tener aprobado el presupuesto, siempre va a estar presente. Recuerden que en los términos de la fracción cuarta del artículo 74, es competencia exclusiva de la Cámara de Diputados examinar, discutir y aprobar anualmente el presupuesto de egresos de la Federación.
El C: Esa es una pregunta que durante muchos años tuvo un interés simplemente teórico, pero que a partir de 1997 no ha dejado de tener creciente relevancia práctica, desde luego, habrán oído ustedes o leído, cualquier género de respuestas.
Por ejemplo, dicen algunos: "Si para el 31 de diciembre la Cámara no ha tomado una decisión sobre el tema, es decir, nao ha aprobado el presupuesto, se debe entender como aprobado el proyecto que hizo llegar al Ejecutivo".
Otros más sutiles entienden que se debería de..en caso de llegar a este punto sin aprobación , por parte de los diputados, se entenderá prorrogado el presupuesto anterior.
Una tercera postura, dice:" Claro, prorrogamos el presupuesto anterior, pero le añadimos una indexación para que se ajuste a los términos de la inflación".
La verdad es que ninguna de estas propuestas o posibilidades cuenta con sustento constitucional alguno, ¿por qué? Por que constitución simplemente no prevé ese supuesto. Es decir, no hay previsión constitucional alguna, para que llegado el 1º de enero sin presupuesto, exista algún mecanismo que no paralice a la administración.
El resultado, me parece, si se llegara a dar este supuesto, que esperemos que.. con la responsabilidad que caracteriza a los diputados no se llegue a dar, de todos los partidos, porque esto es muy importante, es una obligación constitucional aprobar el presupuesto, pero sin no se llegara a dar, se produciría un paro total en la administración pública, tal como ya sucedió en los Estados Unidos, hace algunos años.
Quizá, no estaría de más añadir, entonces, una previsión constitucional para este caso y puesto que las encuestas parecen indicar que no va a haber ya mayorías absolutas en las Cámaras, sobre todo en la Cámara de Diputados, para que funcionara algún tipo de presupuesto emergente, durante digamos los tres primeros meses del siguiente año, o para ir pensando en que, pasado un plazo, se tuviera por, efectivamente aprobado el proyecto que presento el Ejecutivo, en fin, hay que ir pensando en todo esto.
Quinta propuesta. Ratificación del Gabinete por el Poder Legislativo.
Actualmente, como ustedes saben, el Senado tiene facultad para ratifica el nombramiento del procurador general de la República, de algunos altos funcionarios de la administración pública y de miembros del Poder Judicial de la Federación, en concreto del Consejo de la Judicatura Federal y de la Suprema Corte. Bien, habría que ir pensando, en que ya fuera el Senado o la Cámara de Diputados tuviera, también, facultades para ratificar los nombramientos de todos los miembros del Gabinete y esto traería diversas ventajas que, desde mi punto de vista, no son nada desdeñables, por una parte, involucraría al Poder Legislativo en una de las decisiones más importantes que se toman dentro del funcionamiento del Estado mexicano.
En segundo lugar, otra ventaja, es que se evitaría que se nombrarán secretarios de Estado de forma improvisada o sin conocimiento del área de la que se van a encargar.
La idea sería que, además, de podrá ratificar a los secretarios de Estado, los propuesto comparecieran ante las Cámaras, para exponer su conocimiento del asunto del que van a estar encargados y las políticas públicas que piensan desarrollar, una vez en el cargo. Esto, además, para opinión pública serviría mucho, para tener mayores elementos de juicio, con respecto a la idoneidad de los nombramientos de sus funcionarios.
Además, ahí hay un caso concreto, importante, el del Procurado General de la República, A mí me parece que no basta con que el Senado tenga que ratificar el nombramiento, es importante también garantizar un mínimo de estabilidad para el procurador, que no lo ponga, desde luego no por encima, pero tampoco bajo la subordinación de cualquier deseo presidencial.
Miren, en cualquier país.. esto es importante, en cualquier país donde se ha combatido a fondo la corrupción, por ejemplo, en el caso italiano, de hace unos años, de principios de la década de los '90, siembre se han tenido que crear mecanismos de acusación pública independientes de otra forma los vínculos de "solidaridad" si así le quien ustedes llamar entre los miembros de la clase política, ha impedido el seguimiento a fondo de las investigaciones pro corrupción.
Sexta propuesta y con ésta término. Previsión para el caso de falta del presidente de la República.
Fíjese ustedes que en los términos actuales de los.. tal como están redactados los artículos 84 y 85 constitucionales, corresponde en caso de falta absoluta del presidente de la República nombrar, bien, a un presidente interino, si esa falta sucede durante los dos primero años del mandato presidencial, o bien, a un presidente sustituto que termine el período, en caso de que suceda en los cuatro últimos, pero los problemas pueden empezar a darse si en la Cámara o en las Cámaras, pues, no se reúnen las mayorías que exige la constitución, para dichos nombramientos.
En particular el texto del artículo 84 exige, que para el nombramiento del presidente interino concurran a la sesión dos terceras partes del total de los miembros de ambas cámaras y que para dicha elección se alcance una mayoría absoluta de votos.
Obviamente, por la trágicas y penosas circunstancias de los tiempos recientes, sabemos que nadie está exento ni siquiera el presidente de la República, de que le acontezca algún percance, que no le permita continuar en el puesto; se puede generar un escenario de gran tensión y de gran incertidumbre, si no esta previsto en la constitución un mecanismo de sustitución directa; es decir, que por mandato de la constitución alguien entre de inmediato, a la hora siguiente de falta del presidente a tomar el cargo.
Imagínese ustedes que suceda algo y Dios no lo quiera, que falte el presidente y que las Cámaras no se pongan de acuerdo, que no se alcancen las mayorías requeridas, ¿que pasaría? A mí me parece que no podemos dejar uno, dos o tres ni siquiera días, semanas o meses, sin titular del Poder Ejecutivo, al país.
Habría muchas otras sugerencias que hacer, hay muchas cosas para comentar con ustedes, termino ya, señalando simplemente que al margen de todos estos cambios que pueden hacerse y de cualquier otro que pueda señalarse, lo cierto es que avancemos por donde avancemos, es necesario tomarse la Constitución en serio; es decir, volver al texto constitucional, no a la Constitución como idea, como esperanza, como producto de la Revolución, la Constitución de carne y hueso, la Constitución que está compuesta por artículos, por fracciones, que volvamos a examinar ese contenido, que pesemos qué es lo que nos sirve y qué es lo que no nos sirve.
Y termino citando las palabras de Lugi Ferrayoli..."Tomarse en serio la Constitución, es hoy en día, la única clase de batalla democrática que puede realmente ganarse".
Muchas gracias.
La C. Muchas gracias al Dr. Carbonell por su propositiva ponencia, aquí valdría recordar también algunas palabras que mencionara justamente don Venustiano Carranza, al inaugurar el Constituyente del 16 y 17, cuando se planteaba la posibilidad de establecer un régimen parlamentario y, en aquel momento Don Venustiano Carranza señaló, que un régimen parlamentario no podría establecerse en el país en esos momentos, precisamente, porque no existían partidos, un sistema pluripartidista, con posibilidad de acceder al poder.