¿Qué conmemoramos el 25 de noviembre?

Muchas luces de alerta en relación con los efectos que causa en las mujeres una cultura de sutil o abierta agresión en su contra, han creado las condiciones para que las víctimas tengan un espacio de apoyo cuando deciden poner un alto a la violencia.

Como hemos aprendido, hay muchas formas de ejercerla. A través de los años se han estudiado los efectos que causan las constantes humillaciones, los menosprecios, la falta de oportunidades y la obligatoriedad de "minoría de edad" en las mujeres. A menor educación, mayor probabilidad de convertirse en víctima. Y cuando hablamos de educación no sólo nos referimos a la instrucción escolar, sino a disfrutar y construir espacios de convivencia y respeto entre géneros.

Si somos capaces de participar en eventos como bazares de caridad, etc ¿por qué no considerar seriamente unirnos al reclamo mundial que repudia la violencia contra mujeres y niñas, obligando a los gobiernos morosos a hacer a un lado el discurso y poner acción a sus palabras?

Del sufrimiento poco nos queremos enterar; como es un tema que nos conecta con nuestro interior, con nuestro propio sufrimiento, procuramos voltear para otro lado.

Igual sucede con la violencia hacia las mujeres y las niñas. Sabemos que existe; algunas la viven en carne propia, otras la solapan, la alientan, la ejercen... y desafortunadamente también muchas voltean la cara ante su lacerante magnitud. Reservar un día en especial para reflexionar sobre un hecho tan cotidiano para millones de mujeres podría parecer frívolo, pero no lo es. Ese día es el 25 de noviembre.

Podemos comenzar por conocer el origen de este Día y las acciones que se impulsan en el mundo:

El 25 de noviembre fue declarado Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres durante la celebración del primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe, celebrado en Bogotá (Colombia) en julio de 1981.

Las mujeres ahí reunidas -militantes feministas e investigadoras sobre el tema de la violencia- dieron un gran paso en la historia mundial, al lograr que la mayoría de los países adoptaran un día del año para poner énfasis en las alarmantes cifras de violencia registradas en el mundo. Se dice fácil, pero no lo es. Imagínense ustedes llamar la atención de los gobiernos del mundo tan ocupados "en sus grandes temas", y forzarlos a, por lo menos, repudiar declarativamente la violencia contra todo ser del sexo femenino.

Se eligió el 25 de noviembre como una forma de no olvidar que en un día idéntico pero de 1960, la policía secreta del dictador dominicano Rafael Trujillo asesinó a tres activistas políticas de excepción. Reconocidas por sus acciones a favor de la verdad, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron encontradas muertas en el fondo de un precipicio, en una época en que la traición, la mentira y la cobardía se entronizaron en el poder político de su país. Para el movimiento popular y feminista de República Dominicana, estas mujeres han simbolizado la lucha permanente a favor de la justicia.

Fue hasta 1989 cuando la ONU dio carácter oficial a la fecha. Desde entonces apoya a las mujeres de organizaciones civiles en su denuncia de la violencia sufrida por el género femenino en todo el mundo.

Algunas iniciativas se han traducido en la elaboración de Convenciones y Tratados internacionales. Éstos no son otra cosa que una especie de compendio de leyes que pretenden regular, llamar la atención y definir conceptos jurídicos, sociales y políticos en relación con las mujeres. Tales documentos, conocidos por una mínima cantidad de mujeres y de servidores públicos y abogados, pretenden brindar protección a una mujer en cuyo lugar de residencia no exista una ley específica que la apoye.