Concepción González

Partido Revolucionario Institucional

Presidenta de la Comisión de Equidad y género de la Cámara de Diputados

La vida de Concepción en Teziutlán, Puebla, estuvo muy ligada al ferrocarril y a la tienda de su padre. Al calor de las sobremesas familiares, en donde los temas políticos no faltaban, la joven pronto encontró lo que se convertiría en el principal objetivo de su vida: su carrera política.

A los 16 años conformó con otros adolescentes un grupo de acción social que alfabetizaba en las comunidades y los barrios aledaños a su pueblo. Corrían los conflictivos años 1968 y 1969.

En la década de los 70 entró de lleno a su participación ciudadana en el movimiento Cristianos por el Socialismo, que forjó en ella la convicción de lucha contra la desigualdad social y la pobreza. Posteriormente entró en contacto con lo que hasta el momento cataloga como una de sus pasiones: la escritura. Participó activamente en la creación de un periódico local en donde los jóvenes informaban y analizaban temas sociales, los derechos de los trabajadores y la protección al medio ambiente. Durante tres años consecutivos, Concepción trabajó arduamente para proveer de contenidos al diario, en donde fue desde voceadora hasta redactora.

Una vez casada, a los 22 años, la publicación del diario llegó a su fin. Un año más tarde nació su primer hijo; mientras se hacía cargo de su familia, inició sus estudios en sociología en la Universidad Iberoamericana, módulo Puebla. Sin embargo, las exigencias familiares como madre y esposa pronto la alejaron de las aulas universitarias.

Su vida da un vuelco cuando viaja a España, en donde su esposo había sido becado. Durante los cinco años que vive en Madrid, Concepción entra en contacto con una sociedad polémica y cambiante que terminaba por desempolvarse de la dictadura franquista. Los movimientos que se avecinaban, inician a la joven madre en el interés por conocer más sobre la transición y sus frutos, entre ellos la presencia del feminismo.

En la capital ibérica retoma sus estudios universitarios, pero ahora en Ciencias Políticas, en la Universidad Complutense, combinando sus actividades académicas con la atención a su hogar. Un nuevo miembro de la familia se anuncia en aquellas tierras, y regresa a México para recibirlo. Más tarde, ya con dos hijos, retorna sólo a titularse. El arraigo a su tierra y la búsqueda de un futuro con mayor estabilidad, la hacen incorporarse al trabajo académico en su estado natal.

La Benemérita Universidad de Puebla recibe a Concepción como maestra en la entonces Escuela de Administración Pública. Sus sueños de impartir clases en un recinto con inclinación izquierdista, representan todo un reto para ella, al combinar tareas académicas y de investigación. Es ahí donde su ideología sufre un vuelco. De tener la convicción idealista sobre la pureza de las teorías de izquierda, entra en contacto con una realidad desencantada: los vicios políticos eran los mismos, sólo cambiaba la bandera política. "Quizá el hecho de estar en la UAP y de conocer el ambiente, provocó en mí un rechazo hacia lo que yo pensaba que era la opción", reflexiona.

Luego de cinco años de estancia en esa capital, regresa a su pueblo natal, en donde el movimiento electoral de 1988 y la creación de un grupo de protesta en contra de la apertura de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde, Veracruz, la llevan de la mano al trabajo dentro del Partido Revolucionario Institucional. Años más tarde, ya como militante, se dedica de lleno a la cuestión político-electoral, involucrándose en la promoción del candidato a la presidencia municipal, con una histórica derrota ante el partido Acción Nacional.

En el PRI local, Concepción encuentra amigos y personas afines ideológicamente. Como buena emprendedora y sin dejarse arrastrar por el desánimo, aprovecha la derrota de su partido e impulsa con sus correligionarios un Frente Cívico para contribuir a las mejoras y a los proyectos de desarrollo municipal, así como preservar el medio ambiente con campañas de reforestación.

Una de las banderas que más le apasionan es el trabajo ciudadano que organizan los habitantes para cuidar y proteger la infraestructura de lo que, en aquel entonces, era el último tren de vía angosta en el país: el Oriental-Zaragoza-Teziutlán, servicio que había cancelado Ferrocarriles Nacionales, y cuyos vagones fueron secuestrados por el Frente Cívico. Sabían que una vez salido el tren del pueblo, las autoridades no dudarían en dinamitar los puentes; el proyecto de comunicación dejaría a Teziutlán fuera de las ventajas comerciales y de progreso que un medio así provee a cualquier localidad.

La lucha por el ferrocarril duró cerca de cinco años, tiempo durante el cual los habitantes preservaron la maquinaria y el mobiliario que hoy forman parte de un museo local. La defensa del tren y de su histórica estación, la pone en contacto con los orígenes de la llegada del ferrocarril, promovida en 1900 por don Porfirio Díaz.

A Concepción le apasiona tanto lo que conoce, que se decide a hacer una concienzuda investigación para escribir Historia de un tren. El contenido: las cartas donde el presidente Díaz autoriza su instalación, el impacto que tuvo en la zona, y que convirtió a Teziutlán en una ciudad de rica vida de importación y exportación, así como la constancia de la cultura minera que existió con la extracción de cobre, zinc y plata, que descubrió el abuelo de Vicente Lombardo Toledano.

Años más tarde, Concepción se ve envuelta nuevamente en una contienda política, apoyando al candidato de su partido a la presidencia municipal. En esta ocasión el triunfo les favorece y hay una transformación en su vida familiar, pues pasa a ser secretaria de gobierno, en donde maneja eficientemente los hilos de la conducción política del lugar.

Su nuevo puesto, la entrega con que lo asume y un intenso trabajo de negociación con sus oponentes políticos, le cuesta la terminación de su matrimonio; se divorcia en un proceso en el que le tocó vivir el alejamiento de sus hijos.

En un intento por recuperarse de este descalabro en su vida personal, Concepción se centra más intensamente en su carrera política, con una destacada y reconocida labor como segunda de a bordo en la presidencia municipal. Este trabajo de entrega la hace candidata natural para la siguiente contienda electoral, pero un pacto entre el entonces presidente municipal y otros compañeros, la deja fuera de la jugada.

Los golpes bajos y la traición la orillan a renunciar a su puesto antes de terminar su gestión en el municipio. Después de haberse entregado de tiempo completo y de haberla hecho a un lado a través de muchas descalificaciones por su condición de mujer, finalmente su partido abrió la contienda interna donde ella no dudó en inscribirse.

Luego de amenazas directas sobre el futuro de su carrera política, Concepción decide proseguir con una postulación que consideraba un derecho legítimo; sin embargo, el apoyo popular no fue suficiente y perdió la oportunidad en aquel momento para dirigir el ayuntamiento.

Al pasar de los años y ya como presidenta de la Comisión de Equidad y género, Concepción analiza aquellos acontecimientos y reconoce que pesó mucho la cultura machista de sus compañeros de partido.

No obstante, las injusticias vividas en su propia tierra pronto le abren nuevos escenarios; pasa de la diputación local a la diputación federal. En esa transición ella consolida su trabajo a favor de las mujeres, impulsando desde la Comisión de Equidad y género del Congreso local, importantes iniciativas, entre ellas la creación de uno de los mejores institutos de la mujer en el país.

En ambas ocasiones, la joven política alcanzó un contundente triunfo, con una gran mayoría de votos arriba de su contrincante más cercano. El secreto no radica en ninguna poción mágica; Concepción reconoce que son la tenacidad, el sentido de responsabilidad y la entrega, las cualidades que la han ubicado donde ahora se encuentra.

Pero no deja de lado una realidad que no puede ser ocultada; "en la política hay mucha adversidad, te encuentras de todo. Me he dado cuenta de que lo poco o mucho que una hace para resolver problemas chiquitos o grandes, se va viendo. Como directora de gobernación, como dirigente municipal de las priístas y también como presidenta estatal en turno del colegiado del organismo de mujeres, como diputada local y federal creo que he avanzado, haciendo real el trabajo legislativo. A nivel local me tocó ser la presidenta de la Comisión de Equidad y género en el estado de Puebla". Como presidenta de la mesa directiva, ella aprobó el Instituto Nacional de la Mujer en dicha entidad.

La diputada González considera que no hay mujer que se salve de vivir algún tipo de discriminación. En su caso, siendo una niña sus padres no le permitían estudiar; para qué, le decía su padre, si "tú te vas a casar". Las mujeres tuvieron que ayudar en el negocio familiar, mientras los varones se preparaban académicamente. Le tocó administrar un rancho; "sé sembrar vainilla, naranja, limón, manejo de ganado. Los costos son muy caros. Yo creo que una paga más porque hay rechazo en tu pueblo, en un lugar donde los hombres están acostumbrados a que las mujeres no salen de su casa; por eso te califican de todo. Y de todo es de todo. No te perdonan nada".

Experiencias así, la tenacidad que debió emplear para remontar los obstáculos, la llevaron a una plena identificación con los asuntos de las mujeres. Y de ahí a su participación en la Comisión de Equidad y género no hubo más que un paso.

En la Comisión dice haber aprendido cosas positivas, muchas de ellas derivadas de experiencias negativas, como darse cuenta que la discriminación es repetida y multiplicada, vivir un matrimonio en donde prevalece la decisión del hombre, así como las innumerables historias de violencia enfiladas a minar la personalidad y la independencia.

En el camino que falta por recorrer, reflexiona, es preciso desmontar la guerra infructuosa entre mujeres, "que nos hace quedar mal como género". Propone una mayor capacitación para enfrentar los retos y para construir un mejor futuro para todas. Pone sobre la mesa el trabajo intenso de la Comisión, donde ha funcionado la tolerancia en un clima de pluralidad. "Bajar la bandera política y sentarnos a dialogar como mujeres fue lo que logró que aprobáramos, específicamente, el Instituto Nacional de las Mujeres", asegura.

Para Concepción, cuando una logra captar el propósito primordial de la otra persona -más allá de la pertenencia a un partido político específico-, es posible trabajar por el bienestar general, consiguiendo la realización de obras y el cumplimiento de legítimas expectativas que tiene la población; "ahí está mi razón para apoyar; ya el color que identifique la propuesta es otro ámbito".

Planea ahondar su carrera política, y también seguir escribiendo. En especial, espera ser recordada como una mujer trabajadora, responsable, tranquila, tolerante, con muchos deseos de colaborar en el desarrollo de México.

La Comisión de Equidad y género tiene importantes tareas pendientes. La Ley del Cofipe es una de ellas. Otra es el Parlamento de Mujeres, que está planeado para junio. En el año 2001 "a las diputadas nos tocó llevar la batuta; para el 2002 la estafeta la tienen las senadoras. El plan que proponemos es muy amplio; queremos que se descentralice el Parlamento de Mujeres, queremos ir a los estados, involucrar a las diputadas locales y escucharlas".

También "queremos hacer un diagnóstico para saber en dónde hace falta la Comisión de Equidad y género, en dónde hace falta la ley de violencia, en dónde faltan institutos. Queremos hacer una reunión plenaria para el 7 de junio en donde les demos respuesta a las mujeres, porque hasta ahora sólo se han captado problemáticas, ya es momento de regresar y esa es la propuesta que hacemos a las senadoras".

Con el presupuesto "que tuvimos, creo que respondimos a las mujeres, pues se apoyó a la Secretaría de Salud en atención al cáncer cérvico uterino, a la salud reproductiva, en contra de la violencia, y con proyectos productivos también". Concepción asegura que están "muy conscientes de que ya nos quedan escasos tres periodos, y lo que no hagamos de septiembre a diciembre, pues difícilmente lo podremos conseguir dentro de un año. Hay en pie iniciativas para presentarlas lo más pronto posible, como que en los presupuestos, las diferentes secretarías nos den resultados con desagregación por sexo y por edad, así como información de cómo se empleó el dinero".

Entre las tareas urgentes destaca la revisión de las guarderías del ISSSTE y del IMSS; "sabemos que salió un presupuesto grande destinado a la creación de estancias infantiles y de guarderías, pero hace falta darle el seguimiento y ver de qué manera se apoya. Tenemos nuestra agenda, pero el tiempo va en contra de una".