Mensaje de la Senadora María Elena Alvarez Bernal. Presidenta de la Comisión de Asistencia Social del Senado de la República
Cuando en estos espacios de diálogo e intercambio de experiencias, se aborda un tema tan importante, como es el de la discapacidad, se discuten fórmulas para resolver sus problemas, nos vienen a la memoria lo que con frecuencia escuchamos, como denuncias recurrentes, en torno a dos aspectos íntimamente ligados entre sí.
Por un lado, estamos frente a la dignidad de la persona y, por el otro, ante la discriminación, pública y privada, que pesa sobre quienes padecen limitaciones. Todo esto se va dando en el marco de una ignorancia muy generalizada acerca de los asuntos de la discapacidad.
Es a partir de esta preocupación, que se realizan eventos como éste, pues todos coincidimos en una concepción de la persona, como sujeto único, que no puede clasificarse en tipos, géneros o niveles de destreza o de capacidades.
Así, el tema de la discapacidad toma un sentido de convergencia con la dignidad de la persona humana, obligando a que el diseño de las leyes y políticas públicas, ya no se limite a tratar a personas con o sin discapacidad, sino a concebir una sociedad a partir de un principio general, que reconoce dignidad igual para todos sus integrantes.
Todo ser humano es persona, sujeto de derechos y obligaciones; dueño de un destino propio e intransferible, que nadie puede vivir por otro, y que nadie puede anulárselo a nadie.
La dignidad, tanto espiritual como temporal, de la persona, se materializa en la medida en que la sociedad le asegure los medios necesarios para que esa dignidad se realice.
El propio bien de una sociedad, depende de su capacidad de desarrollar una estructura social, que abarque a todos sus integrantes, y que sea capaz de crear condiciones necesarias para que todas las personas, con o sin discapacidad, alcancen en plenitud su desarrollo temporal y eterno. Esa es la responsabilidad de una sociedad, como tal.
Esta toma de conciencia motivada y obligada por la discapacidad nos permite reconocer un punto de equilibrio, necesario en la solución de este y los demás problemas sociales.
¿Qué tanto la solución de los problemas de la discapacidad, deberá recaer en la familia, o en la propia persona? ¿O, en qué medida la sociedad debe responsabilizarse de aprender a satisfacer las carencias de las personas que la conforman?
Aquí tenemos que hablar de una virtud que debe tener toda sociedad: la solidaridad, por la cual la justicia debe hacerse realidad plena.
Al tomar los unos, las cargas de los otros, cuando toda la sociedad lleva en común las cargas de todos, entonces se puede hacer vigente el pleno privilegio de la sociedad justa.
Así las familias solidarias, resolverán todo lo que esté a su alcance, porque también estarán implementando el principio de la solidaridad y resolverán todo lo que esté a su alcance. Cada persona también participará resolviendo sus propias necesidades.
Suplirán las familias lo que no puedan resolver las personas pero también, ¿qué pasa cuando las mismas familias no pueden resolver los demás problemas? Y ¿qué pasa cuando confrontamos que este principio de suplir las carencias, no lo toman quienes están dirigiendo la sociedad? ¿Qué pasa en México y en los países del mundo, cuando confrontamos que estos principios no concuerdan con la realidad que experimentamos?
Vemos, por ejemplo, en nuestro país, los enormes rezagos que existen, especialmente en materia de discapacidad. En México, existen más de 2 millones de personas con discapacidad; es decir, 1 de cada 10 familias, tiene en su seno una persona con discapacidad. Esta cifra tan elevada, se convierte en serio problema social, sobre todo al agregarle algunos indicadores como el que sean las enfermedades, los accidentes, las adicciones, en muchos casos, la vejez, las principales causas de discapacidad en México.
El nivel de instrucción e ingreso de los jefes de familia donde viven personas con discapacidad sean menores al promedio del resto de la población y que el 35% de esas personas con discapacidad no han recibido ningún tipo de tratamiento alguno, o por no existir tratamiento disponible para su discapacidad.
Y también vemos que es un gran porcentaje de estos hermanos nuestros que sufren la discapacidad, que no tienen ningún tratamiento; que durante su vida no reciben ningún tipo de apoyo para salir o valerse mejor, ante esa adversidad de la discapacidad, ya sea por falta de recursos económicos, por no contar con ningún seguro médico que la sociedad le proporcione; porque la misma persona no ha sido inducida a desear el tratamiento, o por no existir en el país tratamiento disponible para la discapacidad que algunos miembros sufren.
Vemos, así que la posibilidad de realización, inherente a toda persona humana, no es posible ni es viable realizarla para quienes sufren alguna discapacidad; se nulifica, en la realidad por los grandes vacíos legislativos, y la ausencia de políticas públicas que logren crear los espacios necesarios que permitan a la persona con discapacidad incorporarse plenamente a la sociedad, a partir del reconocimiento de sus derechos, para llegar a la realización de su propia dignidad.
Por eso, es necesario que actos, como el que se presenta en este Foro, tengan efecto, para que los legisladores tomen cada día más conciencia, y secundados por ustedes, borren este vacío que impide que los seres humanos que han sufrido una discapacidad, puedan lograr realmente ese desarrollo que su dignidad de personas les da derecho a tener.
Si paralelamente a este análisis hablamos del anhelo de diseñar y lograr una sociedad justa y moderna, el tema de discapacidad queda implícitamente involucrado, pues al hacerlo internacional, concluimos que ningún país en el mundo puede aspirar a su pleno desarrollo, si una parte sustancial de su población queda fuera y marginada del pleno desarrollo.
De ahí, la riqueza de este Foro, pues al tratar temas como la creación de unidades productivas, la rehabilitación y la capacitación laboral; los estímulos fiscales para empresas que contraten personas con discapacidad, y la adecuación de la legislación laboral en la materia, son asuntos que marcan la diferencia, de una sociedad individualista y que se preocupa sólo por el progreso material de cada una de las personas que pueden lograr salir por si solos, o de sociedades modernas, y preocupadas por incorporar al desarrollo pleno a todas las personas, sin distinción ni discriminación alguna.
Es por ello, que en nuestro país debemos seguir interesados en impulsar los cambios legislativos en la materia laboral, civil, de salud, de educación, entre otros. Y paralelamente, debemos promover una nueva cultura pública, en torno a la discapacidad, pues el avance sustancial que necesitamos se alcanzara al lograr que la conciencia colectiva de la población, asimile y entienda la discapacidad.
Hace unos momentos platicaba con algunas educadoras, y comentábamos la gran dificultad que presentan las instituciones educativas, en integrar a niños y jóvenes con discapacidad, por la forma en que la sociedad va rechazando, dicha integración. Las familias, que no tienen en su hogar personas con discapacidad, rechazan por el temor de protección hacia su propia familia, rechazan que los grupos integren a niños y jóvenes con discapacidad, porque temen que sus hijos que no la sufren, se puedan contagiar, puedan copiar los ademanes, los movimientos, la forma de hablar de algunas personas con discapacidad. Por ello tenemos que hacer más esfuerzos para concientizar a toda la sociedad para que juntos podamos aceptar a cada una de las personas como son y ayudarlas a salir de esas limitaciones que la naturaleza les ha impuesto.
Al permitirnos a través de este Foro, conocer las experiencias de otros países, nos enriqueceremos y, fomentaremos una cultura internacional sobre la discapacidad, además de convertirlo en un tema, que esté por encima, de nuestras propias fronteras.
Es con este fin, que deseamos conocer modelos que hayan comprobado su éxito en otras latitudes, no para aplicarlos automáticamente al contexto propio, sino para diseñar nuestro propio modelo a partir de esas experiencias, e ir adecuando las políticas públicas a nuestro contexto social y las diferencias que se dan surgidas a partir de la infraestructura de salud, de la educación, o por los mismos tipos particulares de la discapacidad.
Se va a tratar sobre todo, de que al momento de conocer, evaluar y cotejar semejanzas y diferencias de cómo cada país entiende la discapacidad y resuelve sus problemas, fomentemos simultáneamente la evolución de esta cultura internacional respecto a la discapacidad.
Es importante por ello, realizar este ejercicio al interior de nuestros países; impulsar en nuestros estados y nuestros municipios una verdadera cruzada de estudio y comparación de resultados tanto legislativos como de programas, con el propósito de mejorar legislaciones locales que presenten rezagos en la materia.
Este último decenio ha sido el tiempo de la toma de conciencia sobre la discapacidad, y sobre todo, 1998 especialmente, ha sido un año valioso para México; se han realizado eventos nacionales e internacionales de gran relevancia, entre los que destacan, como el primer Foro de Consulta sobre la Integración Laboral de las Personas con Discapacidad en Colima. la Quinta Asamblea Mundial de Personas con Discapacidad, la Semana conmemorativa del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, y este Foro Internacional de Consulta sobre integración laboral de las personas con Discapacidad
Quisiera terminar con un sincero reconocimiento a la Cámara de Diputados, y muy especialmente a la Comisión de Atención y Apoyo a Discapacitados, a su Presidente el Dip. Héctor Larios y a todos sus integrantes, por el esfuerzo realizado tanto en la organización de este foro, como por la intensa labor legislativa que han desplegado, para modernizar el marco legal, a fin de ofrecer mayores y mejores oportunidades de desarrollo para este importante sector de nuestra población, de cuyo talento y capacidad, necesitamos todos los mexicanos para alcanzar un desarrollo pleno. Necesitamos, nutrirnos de su ejemplo, de su espíritu de lucha, para seguir dando esta batalla, para crearles un ambiente más propicio que les ayude a alcanzar su pleno desarrollo basado en la dignidad de la persona y en el bien común de la nación.
Muchas Gracias.