7. Desarrollo social


7.1. Salud

Con base en la información del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, se puede establecer que las causas principales de enfermedad entre los indígenas fueron de origen infeccioso. El 60% de ellas fueron infecciones respiratorias agudas, y el segundo lugar, fue ocupado por enfermedades gastrointestinales. En los pueblos y comunidades prevalecen las llamadas patologías de la pobreza, entre las que destacan enfermedades como cólera, tuberculosis, paludismo, dengue, etcétera. Además de la aparición reciente de otras enfermedades como la diabetes, el cáncer y la hipertensión arterial, a lo que se añade un grave problema de salud social que afecta a miles de familias indígenas: el alcoholismo.

Los padecimientos infecciosos afectan particularmente a los menores de 5 años y a los ancianos. Especial relevancia adquiere en este sentido, el programa de enfermedades prevenibles por vacunación, ya que su puesta en operación ha disminuido la tasa de morbilidad para padecimientos como el sarampión y la poliomielitis.

En relación a los índices de mortalidad, las estadísticas nos indican que la tasa bruta de mortalidad es de 7.4 defunciones por cada mil habitantes, cifra superior al valor medio nacional que es de 5.2 por cada mil. Así, el perfil de la mortalidad de la población indígena es propia de las sociedades menos desarrolladas ya que predominan las llamadas enfermedades de la pobreza. Para ilustrar lo anterior, baste señalar, que las cinco causas de mortalidad para todo el país se asocian a enfermedades no transmisibles, en tanto que para los pueblos indígenas, dentro de las 5 principales causas, 3 son de tipo infeccioso: enfermedades infecciosas intestinales, neumonía y sarampión.

En algunos de los municipios de muy alta marginalidad (70% o más de población indígena), la primera causa de defunción son las infecciones intestinales, mientras que la media nacional las ubica en el 7º lugar. La tasa correspondiente para esta causa de mortalidad triplica el valor de la media nacional, ya que es del orden de 83.6 muertes por cada 100,000 habitantes, frente a 27.3 defunciones por cada 100,000 habitantes que es el promedio nacional.

En lo tocante a la tasa de fecundidad, la mujer mexicana promedio registra 2.6 hijos en su periodo reproductivo, mientras que para las mujeres indígenas la tasa es de 5.6 hijos, respectivamente.

Un dato ilustrativo y a la vez alarmante es el relacionado con los recursos que se destinan para la atención a la salud en las zonas indígenas: mientras que a nivel nacional se dispone de 79.3 camas y 96.3 médicos por cada 100,000 habitantes, los valores registrados para los municipios con una población indígena de 40% y más, son de 8.3 camas y 13.8 médicos, respectivamente. Ante este panorama tan adverso los médicos tradicionales juegan un papel sumamente importante en la atención de partos y enfermedades menores. Este sistema de salud incluye a yerberos, parteras, hueseros y curanderos (chamanes), y es ejercida por terapeutas socialmente reconocidos cuya acción se extiende a la atención de procesos no patológicos como el embarazo, el parto y el puerperio.

La preeminencia de la medicina tradicional se infiere de una investigación realizada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Secretaría de Salud en la Montaña de Guerrero (municipios que cuentan con significativa presencia de nahuas y mixtecos), ya que los datos que arroja permiten establecer que el 70% de los partos eran atendidos por parteras tradicionales; 17% por familiares de la parturienta y sólo el 3% por personal profesional. Asimismo, se estima que en el estado de Oaxaca, el 60% de los partos son atendidos por parteras tradicionales con o sin capacitación institucional.

Actualmente existen una serie de proyectos orientados a la creación de Programas Regionales de Salud y Hospitales Rurales Mixtos y entre estos últimos se encuentran en funcionamiento los siguientes: Cuetzalan (Puebla), Jesús María (Nayarit), Capulalpan (Oaxaca) y Yaxcabá (Yucatán). Otro de los problemas que agobian a los pueblos y comunidades es el de la desnutrición. De los datos de la Encuesta Nacional de Alimentación se observa que aproximadamente el 75% de la población del campo padecía algún grado de desnutrición. Dicha situación adquiere su dimensión más profunda en la zona de las huastecas veracruzana, potosina e hidalguense, así como en la región de la Montaña y la Costa Chica en Guerrero y en casi todo el territorio de entidades federativas como Oaxaca, Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, que cuentan con un alto porcentaje de indígenas en relación a su población absoluta.

Hacia 1991 se realizó un diagnóstico nutricional que contemplaba a 12,860 niños atendidos en 457 albergues escolares indígenas distribuidos en 18 estados de la República, que puso de manifiesto que el 45.6% de los niños contaba con un estado nutricional considerado dentro de los parámetros normales, lo que implicaba que el 54.4% padecía diversos grados de desnutrición que se traducían en crecimiento en talla y peso, por debajo de los correspondientes a su sexo y edad, situación que se agudizaba con la edad, ya que mientras se presentaba en el 43.5% de los niños de 6 años, se incrementaba al 69% de los niños que contaban con 12 años.

A manera de reflexión, es importante señalar que la salud no depende de la existencia de clínicas y hospitales, sino preponderantemente del acceso al empleo, la educación, a una adecuada alimentación, vivienda, agua potable y servicios básicos, satisfactores esenciales que en su conjunto modificarían favorablemente el esquema de salud que prevalece en las comunidades indígenas.

7.2. Educación

Del total de la población de los municipios (30% o más de habitantes indígenas), 56% es menor de 20 años y 31% es menor de 10 años, esto nos indica con claridad que son municipios con población predominantemente joven, de ahí la importancia de evaluar la magnitud y la calidad de los servicios educativos que demandan las comunidades indígenas. De los datos del Programa para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas se colige que en las localidades que poseen 30% y más de población indígena, de los niños de entre 6 y 14 años, el 26% no asistía a la escuela; en tanto que para el rango de edad de 15 años y más, el 37% nunca había ido a la escuela, lo que contrasta notoriamente con el promedio nacional que es del orden del 11%. Más aún, de la población mayor de 15 años sólo el 59% sabían leer y escribir. No obstante lo anterior, la población indígena mayormente afectada son las mujeres, ya que el 46% de ellas carecía de toda instrucción y del total de analfabetas, el 70.5% eran mujeres. En este contexto, los estados de Guerrero, Chiapas y Oaxaca registran en términos generales los índices de analfabetismo más altos del país, con una tasa del 62%. Por otro lado, más de las cuatro quintas partes de la población de 15 años y más carece de instrucción media básica en los municipios indígenas, y una tercera parte de la población de entre 6 y 14 años, como ya se señaló, no tuvo acceso a la educación primaria.

En lo que respecta al sistema de educación bicultural-bilingüe, se tiene una cobertura de 930,000 niños de los niveles de iniciación escolar, preescolar y educación primaria, con la participación de aproximadamente 40,000 maestros y para el año escolar 1995-1996 se distribuyeron libros de texto escritos en 47 lenguas con sus variantes dialectales que abarcan el 1o. y 2o. años de la primaria y, que en algunos casos, se extiende hasta el 4o. grado.

No obstante los avances alcanzados en la materia, existen notables problemas de deserción, repetición y eficiencia terminal, que se traducen en que sólo el 35% de los niños que ingresan a la educación primaria la concluyen, ello como resultado de la incorporación de los educandos al trabajo productivo a temprana edad, habida cuenta de las condiciones de pobreza extrema y marginación en que viven los pueblos indios del país.

Las condiciones en que se imparte la educación bilingüe reflejan insuficiencias materiales, a la par que se presenta un grave problema de ausentismo de los profesores de dicho sistema educativo y de que prevalece un enfoque pedagógico y cultural inadecuado, que pretende reproducir el esquema de la escuela urbana en el entorno rural de los albergues escolares indígenas. Más aún, se debe reconocer la inexistencia de un programa integral para atender a la educación indígena en ciclos superiores a la instrucción primaria, tampoco se cuenta con un sistema de apoyos y becas para los niveles medio superior y superior, lo que se manifiesta en la exclusión de los indígenas de la educación a la que tienen acceso otros sectores de la población mexicana.

7.3. Infraestructura social básica

Vivienda, electricidad y drenaje

En relación a las condiciones de las viviendas de estos municipios la situación es particularmente grave, ya que casi el 28 % son de un sólo cuarto y el 30% constan de dos cuartos incluyendo la cocina.

Esto ilustra en buena medida el alto grado de hacinamiento en que viven los indígenas; en contrapartida, el promedio nacional de viviendas de un sólo cuarto es de 10.53%, mientras que para las de dos cuartos es del orden de 23.5%.

Cabe señalar que casi el 80% de las viviendas cuentan con piso de tierra y techo de lámina de cartón o deshecho.

Otras de las estadísticas que permiten observar la precariedad de las condiciones de las viviendas señalan que más del 90% no cuentan con drenaje, casi el 70% no disponen de agua entubada y más del 50% carecen de energía eléctrica.

Por su parte, el promedio nacional de viviendas que carece de estos servicios es el siguiente: 37.7% no cuentan con drenaje; 20% no dispone de agua entubada y 12.5% carece de energía eléctrica.

De lo anterior se desprende, sin lugar a dudas, que los pueblos indígenas de nuestro país, subsisten en condiciones sanitarias sumamente precarias, en las que se conforma un escenario que conlleva situaciones muy adversas para la salud, el bienestar social y el desarrollo óptimo del individuo.

La información precedente se ilustra de manera más amplia en el siguiente cuadro.

Vivienda, Electricidad, Drenaje

Características principales de las viviendas en municipios de alta densidad indígena (70%- 100 %)

No.

(%)

No. de localidades

13,179

100

Viviendas habitadas

765,391

100

Viviendas con paredes de lámina de cartón

23,000

3.1

Viviendas con techos de lámina de cartón

167,176

21.8

Viviendas con piso diferente a tierra

180,667

23.7

Viviendas con un solo cuarto

212,962

27.8

Viviendas con dos cuartos incluyendo cocina

231,062

30.2

Viviendas con agua entubada

242,297

31.7

Viviendas con drenaje

73,124

9.6

Viviendas con energía eléctrica

370,501

48.4


Fuente: XI Censo General de Población y Vivienda, 1990, INEGI; IBAI-Subdirección de Investigaciones, INI, 1993.

 



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