Los datos de la Encuesta
sobre Emigración sobre la Frontera Norte de México (EMIF) revelan que entre 1993 y 1997
un promedio de alrededor de 450 mil trabajadores temporales desde el interior del país se
trasladaron a las localidades fronterizas del norte de México con la intención de cruzar
a Estados Unidos para trabajar o buscar trabajo, entre 1998 y 2000 ese promedio descendió
a 350 mil personas.[1]
Algunas
características socioeconómicas de la población que migra temporalmente hacia los
Estados Unidos son las siguiente:[2]
Sexo. La
migración temporal a Estados Unidos es un fenómeno mayoritariamente masculino, aun
cuando se observa un incremento en la participación de las mujeres durante los últimos
años. Así, entre 1993 y 1997 menos del 3% de las mujeres que llegaron a las localidades
fronterizas del norte de México declaró su inatención de cruzar a Estados Unidos con el
propósito explícito de trabajar o buscar trabajo, en el periodo 1998 y 2000 dicha
proporción se elevó a casi 7%.
Edad. Debido a que la
migración temporal es un fenómeno laboral, el flujo migratorio está compuesto
fundamentalmente por personas en edad productiva. Así, en ambos periodos de análisis
casi nueve de cada diez migrantes tenía menos de 45 años de edad. Asimismo, cabe
señalar que en el periodo reciente se observa un ligero aumento de la participación
relativa de los migrantes de entre 35 y 44 años de edad, lo cual elevó la edad media de
los integrantes en 1.5 años al pasar de 31.1 a 32.6 años entre 1993-1997 y 1998-2000.
Escolaridad. Los
migrantes constituyen una población cuya escolaridad se acerca al promedio nacional,
advirtiendo entre ambos periodos un aumento del grado de escolaridad (de 6.0 a 6.6 años).
Debe señalarse que entre 1993 y 1997 y de 1998 al 2000 disminuyó la proporción de
migrantes sin escolaridad y los que no terminaron la primaria; mantuvieron su
participación quienes sí la terminaron (en alrededor de 30%) y aumentó la proporción
de los migrantes con instrucción de secundaria o más (de 34 a 41%).
Ocupación. A
lo largo de la década pasada aumentó la demanda de trabajadores mexicanos en el país
vecino, de forma que entre los dos periodos de análisis la proporción de mexicanos que
encontró empleo prácticamente se mantuvo en alrededor de 85%. En ese sentido, debe
considerarse que entre 1993 y 1997 alrededor de 40% de los migrantes contaba con un empleo
asegurado en Estados Unidos antes de su partida a ese país, y si bien entre 1998 y 2000
la proporción disminuyó a un tercio de los migrantes, ésta práctica sigue siendo
sumamente relevante y ante todo denota la interdependencia de los empleadores
estadounidenses y los trabajadores mexicanos, así como la efectividad de las redes
sociales para transmitir la oferta de empleo.
Inserción laboral, tiempo
de trabajo e ingresos. Cada día es más diversificada la incorporación de trabajadores
mexicanos en la economía estadounidense, de forma que en las últimas décadas la
agricultura ha perdido su antigua preeminencia. Así, mientras que entre 1993 y 1997, 43%
de los migrantes temporales se empleaba en la agricultura, en el último bienio de la
década pasada dicho porcentaje disminuyó a 34%; en cambio, el peso de quienes trabajaron
en el sector servicios aumentó de 27 a 35%, y los que trabajaron en la industria se
mantuvo en alrededor del 30%.
Por último, cabe señalar
que el ingreso promedio de los migrantes aumentó en más de doscientos dólares mensuales
durante la década de los noventa, al pasar de 833 entre 1993 y 1997 a 1 076 dólares en
1998-2000.