Factores, patrones y flujo migratorio de México hacia Estados Unidos.


Los factores que explican el complejo sistema migratorio de México hacia Estados Unidos se pueden agrupar en tres grandes categorías: a) los vinculados con la oferta-expulsión de fuerza de trabajo (por ejemplo, la insuficiente dinámica de la economía nacional para absorber el excedente de la fuerza de trabajo), así como la necesidad de buscar salarios más atractivos; b) los asociados con la demanda–atracción (por ejemplo, la evolución de los sectores agrícola, industrial y de servicios de la Unión Americana y la demanda de fuerza de trabajo migrantes que ejercen, incluidas las leyes que regulan el ingreso y permanencia de los extranjeros en territorio norteamericano); y c) los numerosos factores sociales que ligan a los migrantes con la familia, los amigos, las comunidades de origen y de destino, y que son determinantes para reducir los costos y riesgos asociados con el movimiento migratorio a Estados Unidos.[1]

Diversos autores sostienen que los factores vinculados con la oferta-expulsión cada vez son mas cruciales, sobre todo a partir de la década pasada, debido a la incidencia de factores tales como el acelerado crecimiento de la fuerza de trabajo mexicana, la profunda reestructuración de la economía mexicana, las crisis recurrentes que ésta ha experimentado en los últimos tres lustros y las devaluaciones constantes del peso, los cuales han influido negativamente sobre el empleo y los salarios de los trabajadores mexicanos, aumentando las ganancias esperadas de la migración e intensificado las presiones migratorias hacia Estados Unidos.[2]

Respecto a los patrones de migración, durante los años sesenta, poco después de la finalización del  Programa Bracero, la migración mexicana a Estados Unidos podía caracterizarse como un flujo predominante circular, compuesto por adultos y jóvenes de origen rural que se internaban en la Unión Americana para trabajar temporalmente en la agricultura, más tarde, entre seis y ocho meses, regresaban a sus lugares de origen. Muchos de ellos procedían de un conjunto relativamente reducido de comunidades rurales localizadas  en siete u ocho entidades federativas del país, en las que, desde el siglo pasado, se ha producido la migración hacia los Estados Unidos.[3]  

Esta imagen tradicional de los migrantes mexicanos, vigente hasta los años sesenta, no corresponde ya con el perfil de muchos de los que participan hoy en día en esta corriente migratoria. Algunos  de los cambios más importantes de la migración a Estados Unidos son los siguientes:

·        Una creciente diversificación regional del flujo. El origen geográfico de los migrantes se ha extendido más allá de las entidades y municipios tradicionales de migración. Eso no significa que en dichas  áreas tendió a disminuir el flujo, sino que se incrementó en otras. Actualmente, de entidades como Puebla, Hidalgo, Estado de México, Distrito Federal y Morelos, que en el pasado no se contaban entre las entidades con tradición migratoria, se originan cuantiosas corrientes al vecino país.

·        Una mayor presencia de migrantes procedentes de las zonas urbanas. Existe evidencia de que los grandes centros urbanos y algunas de las llamadas ciudades intermedias, además de absorber a los migrantes  procedentes de las áreas rurales y de pequeñas localidades del país, están sirviendo de plataforma para la migración a Estados Unidos. Por ejemplo, la Zona Metropolitana de la Ciudad de México ha pasado a ser, en los años recientes, una área relativamente importante de migración al vecino país del norte.

·        Una mayor diversificación ocupacional y sectorial de los migrantes tanto en México como en Estados Unidos. Los migrantes que desempeñan una ocupación agrícola ya no son  mayoritarias ni en su lugar de origen ni en el de destino.

·        Una tendencia creciente de los migrantes mexicanos a prolongar su estancia en Estados Unidos o a establecer su residencia en ese país.[4]

La población mexicana y de origen mexicano en Estados Unidos representa alrededor del 60% de la población hispana. Este subconjunto es con mucho el grupo mas numeroso, seguido por  los hispanos de origen puertorriqueño (9.6%), Cubano (3.5%), Dominicano (2.2%), Salvadoreño (1.9%), Colombiano (1.3%), y Guatemalteco (1.1%).[5]

La población mexicana y de origen mexicano se distribuye a lo largo y ancho del territorio estadounidense, aunque con una desigual participación en las entidades federativas de la Unión Americana. En solo una docena de estados reside casi 90% de ellos: California (41%), Texas (25%), Illinois (6%), Arizona (5%), Colorado (2%), Florida (2%), Nuevo México (2%), Washington (2%), Nevada (1%), Georgia (1%), Nueva York  (1%) y Carolina del Norte (1%). Esta nueva fotografía muestra una mayor dispersión geográfica, aunque siguen prevaleciendo los estados de California, Texas e Illinois como las principales entidades de concentración de población mexicana y de origen mexicano.[6]

De acuerdo al INEGI, entre 1990 y 1995, migraron de México hacia Estados Unidos 1 millón 723 mil personas, de las cuales 1.2 millones eran hombres y 523 mil eran mujeres. Esto significa que de cada  diez emigrantes con destino a Estados Unidos, siete fueron varones y tres fueron mujeres. Para el período 1995-2000, el número de estos migrantes disminuyó a poco menos de 1.6  millones, siendo 1.2 millones hombres (75.3%) y 387 mil mujeres (24.7%), lo que evidencia la disminución del peso relativo de la población femenina en el flujo migratorio durante el último periodo.[7]

La composición por edad y sexo de los mexicanos que emigraron hacia los Estados Unidos entre 1995 y 2000, muestra el carácter selectivo masculino joven, ya que más de la mitad de estos migrantes (51.9%) son varones de 15 a 29 años de edad, en tanto que las mujeres jóvenes representan el 16.7%. Los niños y las niñas migrantes menores de 15 años representan 5.4% y los migrantes de más de 50 años participan con el 3.8%. Por su parte, los adultos de 30 a 49 años, representan el 22.2%, donde los varones participan con 18.1% y las mujeres con 4.1%.[8]

La baja participación de los niños y las niñas de 0 a 14 años y de las personas de más de 50 años de edad, confirma la preponderancia del componente laboral que caracteriza esta corriente migratoria.

Las personas que migraron de territorio mexicano con destino a los Estados Unidos durante el periodo 1995-2000, provienen principalmente de entidades localizadas en el centro-sur de la República Mexicana.

Las principales entidades federativas de origen son:  Jalisco (10.9%), Michoacán (10.6%), Guanajuato (10.4%), México (8.1%) y Veracruz (5%), de las cuales salió 45%  del total de emigrantes. Cerca de la tercera parte  (29.6%) provienen de: Guerrero (4.7%), Puebla (4.4%), Zacatecas (4.2%), San Luis Potosí (4%), Hidalgo (3.9%), Distrito Federal (4.8%) y Oaxaca (3.6%).[9]

De acuerdo al índice de intensidad migratoria construido mediante la técnica de componentes principales y el método de estratificación optima de Dalenius,[10] durante el año 2000, únicamente era posible encontrar pequeños archipiélagos formados por 92 municipios que registran nula intensidad migratoria hacia Estados Unidos (es decir, donde ningún miembro de los hogares de esas unidades territoriales cuenta con antecedentes migratorios en el vecino país), los cuales se localizan principalmente en las regiones sur y sureste del país.

Por el contrario, en 2 mil 350 municipios (96.2% del total nacional) se advierte, en mayor o menor medida, algún tipo de contacto con la Unión Americana, expresado a través de la migración hacia el vecino del norte y/o del retorno a México, así como mediante las transferencias monetarias realizadas desde aquel país. De ese total, 492 municipios son de alta y muy alta intensidad migratoria; 392 municipios (16.0%) registran una intensidad media; y 1 mil 466 municipios exhiben una o muy baja intensidad migratoria.

Además del cambio que representa la creciente diversificación del origen regional de los migrantes, conviene señalar que también persiste un patrón de continuidad expresando mediante el grado relativamente generalizado que ha alcanzado este fenómeno en los estados con tradición migratoria. Sobresale el hecho de que más de la mitad de los municipios de Aguascalientes (72.7%), Zacatecas (71.9%), Jalisco (65.3%), Michoacán (62.8%), Durango (59.0%) y Guanajuato (58.7%) registran, en relación con este fenómeno, una intensidad alta o muy alta.

También conviene hacer notar que los municipios del sur del estado de México y Morelos, el norte de Guerrero, el sureste de Puebla y la zona de la Mixteca (Oaxaca, Guerrero y Puebla), presentan una intensidad migratoria tan alta como la que se observa en el corazón de la región tradicional. Asimismo, dos regiones del sur merecen especial atención: el centro de Oaxaca, que empieza a mostrar una cada vez mayor propensión migratoria, y el centro y sur de Veracruz, que se está transformando en una zona de expulsión hacia Estados Unidos.

En la corriente migratoria con destino a Estados Unidos, la participación de los varones es mayor que la de las mujeres en prácticamente todas las entidades, destacando por su acentuada selectividad masculina Guanajuato, donde por cada mujer que migra hay cinco varones. En Veracruz y Zacatecas la relación es de una mujer por cada cuatro varones y en el resto de las principales entidades de origen la relación es de una a tres.[11]


[1]Rodolfo Tuirán et al. (2000), Las causas de la migración hacia Estados Unidos. En: CONAPO, “Migración México-Estados Unidos: presente y futuro”. México, DF. Página 31.  
[2]Idem
[3]José Gómez de León y Rodolfo Tuirán (2000), Patrones de continuidad y cambio de la migración hacia Estados Unidos. En: CONAPO. “Migración México-Estados Unidos: presente y futuro”. Op. Cit. Página 19.
[4]Idem.
[5]CONAPO (2001), “Migrantes mexicanos en Estados Unidos”.  En: “Boletín del CONAPO sobre migración internacional”. Año5, No. 15, ISSN 1405-5589. México, DF. Página 2.       
[6]Ibidem. Páginas 2-4.
[7]INEGI (2003), “Mujeres y hombres en México, 2003”. Séptima Edición. México, DF. Página 54.
[8]Ibidem. Página 55.
[9]Ibidem.Página 56.
[10]Migrantes mexicanos en Estados Unidos. Op. Cit. Páginas 9-11
[11]Idem.

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